A River lo complicó la falta de un 9 con gol y un arquero que alguna vez vapuleó

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Miguel Borja dispara y el ex arquero de Boca Juniors Esteban Andrada detiene el remate (Reuters/Kelvin Kuo)

El River de Gallardo es un equipo pensado para atacar. El mismo entrenador define así su estilo, independientemente de los módulos tácticos que haya utilizado en su ciclo súper exitoso. “No está en nuestro ADN la actitud de esperar, de jugar a defenderse”, repitió en la previa del partido con el Monterrey del extraordinario Sergio Ramos. No cambia aun cuando la calidad de los rivales crece en relación a la competencia continental. Desde la postura, River pareció el River que craneó el Muñeco. Su parte se cumplió. El problema fue la resolución de los jugadores. Por más que se haya puesto de moda el fútbol de los entrenadores, el gran poder lo tienen los futbolistas. Más aún en el área. Ahí faltó inspiración, imaginación, o hasta fortuna para el último toque. Sin ser una máquina, cronológicamente huboun derechazo de Galoppo que se fue por arriba, una definición de Martínez Quarta en el área chica que le erró al arco, un tiro de Mastantuono después de un recorte en el área y dos zurdazos mano a mano de Borja… El gol es una responsabilidad de todos, es cierto, aunque quedó en evidencia que River sufrió la ausencia de Driussi. Además de extrañar su racha, generó un cambio de roles en el ataque. En su lugar jugó Colidio, quien pasó de la banda al centro aunque le cueste recibir de espaldas. Y cuando entró el colombiano, picó bien al espacio, pero en las dos jugadas con mayor peligro quedó perfilado para definir de zurda. En definitiva, River fue superior. Lo complicó la falta de un 9 con gol y un arquero que alguna vez vapuleó: Esteban Andrada, el ex Boca que atajó en la inolvidable final de Libertadores en Madrid, fue la figura de la cancha. El le ganó el duelo a Borja y a Mastantuono.

Gallardo confía en Driussi al punto que no le pareció un exceso su fichaje por 10 millones de dólares. Hoy sin futbolistas con perfil para presionar de un modo voraz desde la salida rival, prefiere un centrodelantero como él. Uno que puede salir del área, conectar con los volantes, pivotear y hasta generar un hueco a sus espaldas. Y le gusta cómo se entiende con Colidio. “El equipo se resiente sin Driussi porque no todos tienen las mismas características. Habíamos encontrado un sistema de ataque que era complementario. Con Colidio arrancando por afuera para no estar metido adentro, que no es lo que más le conviene. Eso no quiere decir que no vaya a ese lugar. Lo mejor es aparecer en los espacios y no estar en los lugares”, había explicado unas horas antes el Muñeco en una entrevista muy futbolera con F12, en ESPN. Tanto quiere ese estilo que, con Driussi lesionado, puso a Colidio de 9 y sumó un volante como Meza para terminar por izquierda. Detrás de esa elección, el partido se puede segmentar en tres partes. En un tramo del primer tiempo, River perdió la pelota porque Galoppo llegaba tarde a las coberturas y no se podían imponer en la recuperación Enzo Pérez-Castaño. Monterrey es un equipo con buen pie, con Sergio Ramos como líder espiritual. El buscaba la salida con el lateral o el descenso de Corcho Rodríguez, Deossa o Canales. Y ahí salían fuera del radar de River. De todos modos, después de unos minutos sin posesión, el equipo de Gallardo generó las mejores situaciones. Fue cuando Mastantuono jugó más centralizado y se hizo cargo. Los segundos 45 fueron todo de River. El problema es que el partido se domina en el medio pero se gana en el área. Allí pecó River. De hecho surge un interrogante para el futuro: ¿si Borja no es una debilidad para el DT, no debería ir al mercado a buscar otro 9 para aspirar a ganar la Libertadores?

Gallardo durante el duelo entre su River y Monterrey en Los Ángeles (Photo by Patrick T. Fallon / AFP)

La nueva estrella del Real Madrid jugó en mejor nivel que en el debut. Dejó en offside a quienes caen en el facilismo de pensar que el pibe tiene la cabeza en otro lado. Podrá jugar mejor o peor -son las oscilaciones lógicas de un chico de 17 años- pero claramente quiere irse bien. La ambición que sedujo a Xabi Alonso aún puede disfrutarla River. Y si Gallardo lo puso de titular pese a que no le haya gustado que el poder del mercado haya cortado su proceso de formación con él, es porque lo ve enfocado. Ya desde el inicio se lo descubrió conectado con el juego. Se hizo dueño de la pelota parada, con un tiro libre que Andrada también le adivinó la intención. En cuanto a los niveles individuales, otra vez respondió con prestancia el Huevo Acuña (lo usaron más a él para atacar que como a Montiel por la derecha). Como siempre, hubo una excelente atajada de Armani, caminando bien el área hacia adelante para achicarle el arco a un tiro de media distancia. Y Paulo Díaz volvió a dar más seguridad que Pezzella en dupla central con Martínez Quarta. River, en todo caso, tiene nombres, tiene plantel estelar. Aunque esta vez tampoco pudo romper el cero con los ingresos de Nacho Fernández ni de Pity Martínez. Lanzini ni siquiera fue variante… Más negativo todavía fue la expulsión por doble amarilla de Castaño. Y que hayan llegado a la segunda amonestación en dos partidos un líder como Enzo Pérez y un refuerzo como Galoppo. En esos tramos de desconcierto se llegó a escuchar el reclamo de “movete, River, movete”. Unos 35 mil hinchas en Los Angeles se hicieron escuchar como si estuvieran en el Monumental. Se sabe que el hincha de River es súper exigente siempre y en cualquier parte…

Esa exigencia, el “vivir y jugar con grandeza” que Gallardo hizo imprimir en el césped de su cancha, ahora tendrá un punto cumbre en el Mundial de Clubes. River necesitaba ganarles a los mexicanos. Monterrey tiene sólo dos puntos pero juega contra el ya eliminado Urawa Red Diamonds. O sea que las chances de llegar a cinco son altísimas. River tiene 4, en cambio, pero el miércoles choca con el Inter de Italia, que suma la misma cantidad. Debe ganar, porque si empata depende de un resultado ajeno. La mirada negativa es que se trata de un rival con escudo europeo, finalista de la Champions. Y lo enfrentará sin el 9 y sin el mediocampo titular… El optimismo puede surgir de ver que el Inter necesitó de 92 minutos para por fin ganarle a un rival japonés, que tiene ciertas virtudes pero no deja de estar lejos de la elite. Lo había empatado, después de cientos de centros, con un golazo que inventó Lautaro Martínez. Y al final fue 2-1 con una pelota que Valentín Carboni encontró en el área. River, lo saben todos, deberá mejorar y ser más fino en la definición. En la forma de jugar, buscará hacerlo de igual a igual. Quedará el debate si cuando el rival es claramente superior no es inteligente tomar más recaudos. El Muñeco declaró que, por su cultura futbolística, no podría pararse como el Estudiantes de Sabella en la final Intercontinental que perdió contra el Barcelona de Guardiola. Ahora tendrá una chance, una oportunidad histórica, para seguir con vida en el torneo con su estilo. O en todo caso, morir con las botas puestas. Por suerte para River, Xavi e Iniesta ya se retiraron. Y Messi juega en otro Inter…

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