“El comercio exterior funciona como un sistema interdependiente: si uno falla, se afecta el resto de la cadena”, afirma Oriana. En esta entrevista, explica el trasfondo de las cadenas de abastecimiento. Desde las demoras en el tránsito hasta la integración de agentes, llegar a tiempo con la mercadería tiene sus complejidades.
¿Cómo se organiza el trabajo de comercio exterior en el sector de la salud vinculado al consumo masivo?
Las operaciones de comercio exterior en este rubro requieren planificación anticipada, especialmente porque los productos tienen vencimientos, condiciones de conservación y una demanda constante que no se detiene. Las órdenes de compra se colocan con mucho tiempo de anticipación, considerando tránsitos estimados que pueden ir de 30 a 45 días, aunque no siempre se cumplen.
El cumplimiento de los plazos depende de múltiples factores externos: roleos, omisiones de puerto, conflictos internacionales o paros locales. Por eso, además de la planificación, resulta clave contar con márgenes de seguridad y planes alternativos para garantizar la continuidad del abastecimiento.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentás hoy en relación a las operaciones de comercio exterior?
Uno de los principales desafíos está en la volatilidad del contexto local e internacional. A nivel nacional, los paros en aduana han provocado demoras en la recepción y liberación de mercadería, afectando directamente los plazos de entrega. En paralelo, los tránsitos internacionales también enfrentan obstáculos imprevistos, como cambios de ruta, trasbordos no previstos o roleos de buques, que alteran las fechas previstas de arribo.
Si bien ciertos procesos se han agilizado –por ejemplo, la eliminación de permisos que antes requerían más tiempo de gestión–, el entorno sigue siendo altamente dinámico. Tanto en importaciones como en exportaciones, los imprevistos son frecuentes y obligan a tener una logística afinada, monitoreo constante y capacidad de reacción rápida para minimizar su impacto.
En el caso de las exportaciones, aunque el proceso aduanero suele ser más fluido, el principal foco está en garantizar la entrega a tiempo al consumidor final. El cumplimiento de los plazos no solo es una exigencia operativa, sino también un elemento clave de la competitividad en los mercados internacionales.
¿Qué rol tienen los despachantes, agentes y forwarders en ese engranaje?
Tienen un papel fundamental. En la formación académica muchas veces no se pone en valor la importancia de estos actores, pero en la práctica son aliados clave. Los despachantes intervienen directamente en la presentación de documentación y gestión de permisos; los forwarders, en la cotización y coordinación de los fletes internacionales.
El comercio exterior funciona como un sistema interdependiente: si uno falla, se afecta el resto de la cadena. Por eso es vital una comunicación clara, permanente y precisa, que permita anticipar obstáculos y reducir errores. El vínculo profesional, además, se construye en el día a día y tiene un peso decisivo para lograr eficiencia.
¿Cómo se adapta el sector salud de consumo masivo a un entorno económico cambiante?
La competitividad es una exigencia constante. Esto implica no solo eficiencia logística y cumplimiento de plazos, sino también una estrategia comercial que contemple la capacidad de consumo local y las condiciones del mercado internacional.
La incertidumbre generada por los cambios políticos y económicos lleva muchas veces a reconfigurar portafolios de productos, buscar nuevas alternativas de abastecimiento o adaptarse a nuevas exigencias regulatorias. No obstante, si las condiciones tienden a estabilizarse, el sector tiene potencial para recuperar competitividad y ampliar su participación tanto local como globalmente.
¿Cómo impacta la innovación tecnológica en el comercio internacional?
La innovación tecnológica está transformando tanto los procesos operativos como la manera de presentar productos en el exterior. Por un lado, permite gestionar de forma más ágil trámites que antes requerían presencialidad y documentación física. Por otro, habilita la difusión de productos a través de plataformas digitales, lo que amplía las posibilidades de inserción comercial.
También influye en la personalización de la oferta: en algunos mercados, por ejemplo, se adaptan versiones de productos a preferencias locales, como sabores o presentaciones específicas. La tecnología, en este sentido, es aliada de la competitividad.
¿Qué factores hacés destacar para quienes están pensando en formarse en este sector?
El comercio exterior es un campo desafiante pero sumamente enriquecedor. Tiene la particularidad de combinar conocimiento técnico, adaptación cultural, análisis económico y capacidad de resolución en contextos cambiantes.
No está exento de dificultades: muchas veces hay obstáculos que escapan al control de quien planifica. Pero también es un ámbito de crecimiento permanente, con oportunidades de interacción internacional, conocimiento transversal y aprendizaje continuo. Para quienes buscan una carrera con proyección y dinamismo, es sin dudas una excelente opción.
¿Qué perspectivas ves a futuro para el comercio exterior en este tipo de industrias?
En industrias como la de salud de consumo masivo, el comercio exterior va a seguir siendo un área clave para sostener la competitividad. La demanda global está en crecimiento y eso genera oportunidades, pero también mayores exigencias en términos de eficiencia, cumplimiento normativo y adaptación a nuevos mercados.
A futuro, los actores del sector van a tener que seguir desarrollando capacidades para anticiparse a cambios regulatorios, optimizar procesos logísticos y fortalecer los vínculos internacionales. La flexibilidad, el análisis constante del entorno y la apuesta por la innovación van a ser herramientas centrales para acompañar la evolución del mercado y responder a escenarios cada vez más dinámicos.
