
La muerte de María Camila Mora Mahecha, subteniente de 27 años y reconocida como la primera mujer en pilotar una aeronave no tripulada del Ejército Nacional de Colombia, expuso preocupaciones sobre el manejo de armas y la gestión de riesgos en el Cantón Norte de Bogotá.
El abogado de la familia reveló en entrevista con la FM que en la escena del crimen y en la habitación del presunto agresor fueron halladas armas que no pertenecían al inventario oficial, lo que ha planteado serios cuestionamientos sobre los controles internos en uno de los principales recintos militares del país.
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Hallazgo de armas no oficiales dentro de la base militar
El 26 de noviembre, las autoridades hallaron los cuerpos de María Camila Mora y del capitán Pablo Andrés Másmela Zapata dentro de un vehículo estacionado en el Cantón Norte. De acuerdo con los informes difundidos, Másmela habría disparado contra Mora antes de quitarse la vida.
Luis Eduardo Leyva, abogado de la familia, aseguró en declaraciones al medio que “el arma encontrada en el vehículo no es de dotación, no es suministrada por el Estado”.

Además, precisó que en la habitación de Másmela fueron localizadas otras armas no oficiales. “Las posteriores armas que se encontraron en el apartamento, en la habitación del homicida, tampoco son de dotación”, explicó.
Leyva afirmó que esta situación genera interrogantes sobre la supervisión del armamento interno: “Esto, por supuesto, genera y abre un interrogante muy fuerte en torno a los protocolos de seguridad que se tienen para ingresar este tipo de armas a destacamientos militares”.
Circunstancias del crimen y testimonio clave
Según narró Leyva, la oficial Mora accedió a dialogar con el capitán en la creencia de que el entorno militar ofrecía seguridad personal. “Esa fue la razón por la que ella accedió a hablar con él. No pensó que eso pudiese ocurrir allí”, manifestó el abogado de la familia. La reunión tuvo lugar en un contexto social al que Mora asistió acompañada por colegas.
Respecto a versiones iniciales que apuntaron a la presencia de una tercera persona en el vehículo, el abogado aclaró: “La tercera persona no es ni cómplice ni estaba dentro del vehículo. Escuchó y percibió lo que ocurrió y fue la que primero dio las voces de alerta. No hay ni complicidad ni nada”. Detalló que la principal testigo es una amiga de la oficial, también miembro del Ejército, quien permaneció fuera del auto y alertó inmediatamente sobre lo sucedido.
Situación sentimental previa y antecedentes del agresor
En cuanto a la relación entre los oficiales, Leyva puntualizó: “La relación sentimental entre ambos había terminado tres meses antes”. Añadió que, aunque Mora buscaba mantener distancia, el capitán insistía en retomar el vínculo.
El abogado también reveló que existían antecedentes previos por amenazas a otras mujeres, comentando que “había un antecedente con otra mujer a la que también había amenazado con las mismas palabras: ‘Si usted no es para mí, no es para nadie’”.
Leyva puso en duda la rigurosidad de los filtros institucionales, al señalar: “Es que cualquier mínimo activo de violencia en ese caso debería ser considerado, pero hacía pocas semanas había pasado su curso de ascenso para mayor. Entonces uno se pregunta y se cuestiona cuáles son los filtros. Ya había un antecedente”.

Demandas y acciones legales anunciadas por la familia
La familia de María Camila Mora confirmó la intención de llevar el caso ante instancias civiles y contencioso-administrativas, con el objetivo de determinar responsabilidades estatales, ya que los hechos ocurrieron dentro de una instalación militar en la que, según explicó Leyva, no deberían existir armas distintas a las oficiales, además anunció la solicitud de una audiencia de conciliación ante la Procuraduría.
Parte de las demandas llevarían a la justicia civil para buscar la responsabilidad patrimonial de la familia del oficial fallecido. También se anunció la creación de una condecoración anual que lleve el nombre de la oficial, pensada para reconocer a mujeres militares destacadas.
En el ámbito personal, Leyva recordó que la familia Mora Mahecha ya había sido víctima de violencia anteriormente, refiriéndose al asesinato de sus padres hace 12 años. El compromiso de la subteniente con la profesión militar y su vocación de servicio ha sido subrayado repetidas veces por quienes la conocieron y por sus representantes.
Investigaciones en curso y reclamos al Ejército Nacional
La investigación penal fue archivada tras la muerte del capitán, pero tanto allegados como representantes jurídicos han insistido en la necesidad de analizar en profundidad los protocolos internos del Ejército Nacional relacionados con seguridad interna, prevención de la violencia de género y manejo de antecedentes disciplinarios.
Las autoridades continúan revisando cómo ingresaron las armas no oficiales al Cantón Norte y si existieron omisiones administrativas. Los familiares, mientras, insisten en que se preserve la memoria de María Camila Mora y en que se tomen medidas que eviten la repetición de hechos similares dentro de la institución.
