La masacre que estremeció al país en Pataz (La Libertad), con 13 muertos, podría no haber sido la primera. Un testimonio en manos del Ministerio Público revela un caso anterior: el asesinato de tres hombres que fueron torturados, encadenados y arrojados al río Marañón.
Sobrevivientes de aquel ataque identifican a dos nombres ya conocidos: Miguel Rodríguez Díaz, alias ‘Cuchillo’, y un empresario minero que hasta hoy niega cualquier responsabilidad.
Los documentos que respaldan esta versión fueron enviados por la abogada Liliana Pizán a ‘Cuchillo’ en mayo de este año. Se trata de declaraciones judiciales que detallan actos de tortura y homicidio ocurridos en noviembre de 2024, según un informe difundido este domingo por Cuarto Poder.
La masacre comenzó a las 11:00 horas de aquel día. Noé Lezama Ríos, quien logró soltarse de las cadenas y escapar de los disparos, contó que fue interceptado junto a su amigo Jesús Vera en la localidad de Vijus.
Un grupo armado, liderado según su testimonio por Cueva, quien preside además la ronda campesina local, los obligó a subir a una camioneta. Los trasladaron a la base de la ronda, donde los golpearon, ataron y les cubrieron la cabeza con chompas para impedir que reconocieran a sus agresores.
“Nos tiran al piso y nos golpearon (…) Luego nos amarraron con sogas de pies y manos. (…) Después nos taparon la cabeza con una chompa y nos seguían golpeando y dando patadas”, relató ante la Fisclaía.
“Decían que nos iban a matar, rastrillaban pistolas. Luego nos amarraron con sogas de pies y manos con las manos hacia atrás. (…) Ahí escuché que llegaron más personas por los gritos que hacían cuando les golpeaban (…) Pude ver que éramos cinco personas”, agregó.
Cerca de las 17:00 horas, los retenidos fueron llevados a la localidad de Chagual, siempre según esos documentos fiscales. Ya de noche, los encadenaron y lanzaron vivos al río Marañón. Desde el agua, Lezama oyó disparos. Logró escapar y nadar hasta la orilla.
Días después, los cuerpos de tres hombres —entre ellos su amigo— aparecieron flotando en el río. Este relato coincide con el testimonio de otro sobreviviente.
Niega cargos
Cueva, propietario de una flota compuesta por más de 28 vehículos de último modelo —incluidos dos cuatrimotos, cuatro furgonetas, once unidades todoterreno, un camión y diez volquetes—, rechazó de manera categórica toda participación en los hechos. Atribuyó la responsabilidad exclusiva a ‘Cuchillo’, actualmente recluido en Colombia.
“No los conozco a los muchachos. Eso es todo lo que ha armado ‘Cuchillo’ y nosotros siempre lo hemos dicho, y nadie nos creía antes”, declaró al dominical. También señaló que la abogada Pizán, quien ayudó a ‘Cuchillo’ a salir del Perú, habría intervenido en el caso para incriminarlo como autor de la masacre.
La letrada asumió la defensa de las víctimas y, tras su participación, el nombre de su allegado dejó de figurar en el centro de la investigación. Cueva aseguró que puede probar su presencia en una reunión con efectivos policiales el día de los hechos y admitió que detuvo a un menor de edad por presuntamente haberle tomado fotos. Hoy enfrenta un proceso por secuestro y lesiones leves.
Según su versión, el conflicto con ‘Cuchillo’ se originó por el control de un socavón con alta concentración de oro. En enero de 2023, tres familiares suyos fueron asesinados en Trujillo, crímenes que atribuye a su rival minero.
“Pero esos muchachos nunca han estado en mi poder”, sostuvo. Indicó que posee un contrato de concesión formal con Minera Poderosa, que percibe ingresos mensuales de hasta cinco millones de soles y que, en enero pasado, creó una empresa dedicada a la comercialización, arrendamiento de maquinaria y explotación de minerales.