El gotelé, ese acabado rugoso que reinó en los hogares españoles durante décadas, ha pasado a ser uno de los peores enemigos de las reformas modernas. A pesar de su capacidad para disimular imperfecciones, la tendencia actual apuesta por paredes lisas, limpias y aptas para cualquier tipo de revestimiento. Por suerte, existen métodos caseros y técnicas profesionales al alcance de cualquiera que permiten eliminarlo con eficacia y sin grandes complicaciones.
Qué tipo de gotelé tienes: clave para elegir el método Antes de lanzarse a reformar, es fundamental identificar si el gotelé fue aplicado con pintura al temple o plástica, ya que el procedimiento varía notablemente. Tal como explican desde Azulejos La Unión, una manera sencilla de comprobarlo es pasar la mano por la pared: si la mano se mancha, se trata de pintura al temple; si no, probablemente sea plástica.
En el caso del gotelé al temple, es posible retirarlo mediante humectación y raspado mecánico. Bastará con pulverizar agua sobre la pared y retirar el relieve con una espátula, sin productos químicos. Eso sí, hay que hacerlo con cuidado para no dañar el soporte, ya que suele ser necesario aplicar luego una capa de masilla para alisar.
Por el contrario, si se trata de gotelé plástico -más habitual en reformas posteriores-, no se puede reblandecer con agua y la eliminación requiere aplicar pastas niveladoras, morteros finos o lijado mecánico, según explican los profesionales.
¿CUBRIR O QUITAR EL GOTELÉ?
Muchos usuarios dudan entre cubrir el gotelé o eliminarlo completamente. Ambas opciones son válidas, pero conviene tener en cuenta el estado de la pared, el presupuesto y el resultado que se desea.
Cubrir el gotelé con pasta niveladora o pladur es más rápido y menos agresivo, especialmente si la pared está en buen estado. Sin embargo, retirarlo desde la base permite detectar grietas u otros defectos, mejora la adherencia de futuras capas y ofrece un resultado más fino.
TÉCNICAS PROFESIONALES PARA ALISAR PAREDES
Existen tres métodos principales para deshacerse del gotelé, cada uno con sus ventajas y limitaciones:
Raspado con espátula: útil solo si el gotelé es al temple. Es económico pero delicado, y no se recomienda para grandes superficies.
Alisado con masilla de renovación: es la técnica más extendida en reformas profesionales. Se aplican varias manos de pasta con llana, se deja secar y se lija. Es limpio, eficaz y da un resultado liso y homogéneo.
Revestimiento con pladur: ideal en viviendas muy deterioradas o cuando se busca un acabado inmediato sin polvo. Las placas de cartón yeso se instalan sobre perfilería o adhesivo, aunque reducen ligeramente el espacio útil.
CÓMO ALISAR EL GOTELÉ CON MASILLA: PASO A PASO
Si decides hacer la reforma por tu cuenta, el método más recomendado es el alisado con pasta de renovación. Aunque requiere algo de práctica y paciencia, permite conseguir un acabado liso y moderno sin necesidad de retirar el gotelé previamente. Estos son los pasos básicos:
Prepara la habitación: protege el suelo, enchufes y marcos con plásticos, cartón y cinta de carrocero. Lija suavemente si el relieve es muy pronunciado.
Aplica imprimación selladora (opcional): mejora la adherencia de la masilla, especialmente si el gotelé es plástico o la pared es muy porosa.
Extiende la primera capa de masilla: usa una llana o espátula ancha para cubrir bien toda la superficie. No hace falta que quede perfecta, solo cubrir el relieve.
Deja secar completamente: espera entre 12 y 24 horas, según el producto y las condiciones de humedad.
Lija suavemente si es necesario: si hay imperfecciones visibles, usa lija de grano medio antes de continuar.
Aplica una segunda mano de masilla: con ella conseguirás una superficie más uniforme y lisa.
Haz el lijado final: utiliza una lija fina (180-220) para eliminar cualquier resto de relieve o marca. La pared debe quedar suave al tacto y sin sombras.
Revisa y corrige: si detectas pequeñas hendiduras, puedes aplicar un poco más de masilla y repetir el lijado.
Aplica imprimación final y pinta: una capa selladora antes de pintar ayuda a fijar el acabado y garantizar una buena cobertura de color.
