Agustín Bernasconi: el reality que lo lanzó a la fama, su debut con Cris Morena y los rumores sobre Wanda Nara

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A sus 15 años, Agustín Bernasconi (28), un adolescente oriundo de Villa Rumipal, un pueblo cordobés de tres mil habitantes, conmovió con su talento y su carisma al jurado de Soñando por cantar (eltrece), el reality musical conducido por Mariano Iúdica que recorría los distintos rincones de la Argentina en busca de los mejores intérpretes. Corría el año 2012 y el impacto que generó su performance arriba del escenario fue tal que, al día siguiente, Cris Morena lo convocó para incorporarse a sus talleres de canto, baile y actuación en Buenos Aires, y luego lo eligió para integrar el elenco de Aliados (2013-2014), el éxito juvenil que sucedió a Casi Ángeles (2007-2010) por la pantalla de Telefe. “Miren que yo nunca actué en mi vida”, había advertido Bernasconi, que más tarde se sumó a otro tanque infantojuvenil como fue Soy Luna (2016-2018), de Disney Channel Latinoamérica.

Y aunque su carrera inicialmente se disparó hacia la pantalla chica, la música siempre estuvo latente. Junto con su gran amigo y entonces compañero de Aliados, el tucumano Maxi Espíndola -que también había participado en Soñando por cantar-, comenzaron a publicar covers de distintos artistas en YouTube, hasta que en 2017 se convirtieron en MYA tras firmar un contrato con Sony Music Argentina. Después de tres discos y múltiples colaboraciones con artistas como Tini Stoessel, Duki, Emilia Mernes, Soledad Pastorutti y Mau y Ricky Montaner, en noviembre de 2024 decidieron separarse para emprender sus caminos como solistas. Y, además, Bernasconi regresó a la actuación después de ocho años de la mano de dos series nuevas: Las reglas del boxeador (Disney+, sin fecha de estreno confirmada) y NOA, una coproducción israelí-argentina cuyo rodaje finalizará esta semana en la Ciudad de Buenos Aires, después de tres meses de trabajo.

Agustín Bernasconi y la artista israelí Noa Kirel al inicio del rodaje de NOA, la serie romántica y musical de 25 episodios producida por FAM Contenidos, el Studio Global Sipur y Yair Dori

-¿Cómo fue reencontrarte con tu faceta de actor después de tanto tiempo?

-Después de Soy Luna no hice nada más. Y el año pasado, cuando grabé Las reglas del boxeador, me volvió a picar un poco el bichito de la actuación. Así que cuando apareció la propuesta de hacer NOA me gustó mucho, porque era muy diferente a lo otro. Para mí fue un desafío grande y sigue siéndolo después de tanto tiempo sin actuar. Es un gran aprendizaje y también como una barrera que puede cruzar, porque cuando me presentaron este personaje pensé: “No sé si estoy preparado para hacerlo”. Y la verdad es que, gracias a Dios, me encuentro en un momento de mi vida en el que me puedo dar cuenta de si estoy capacitado o no para hacer algunas cosas, para no pasar vergüenza tampoco. Y de repente dije: “Lo voy a hacer y lo quiero hacer con todo”. Entonces, arranqué a full con las reuniones, los ensayos y a escribir las canciones para la serie.

-¿Cómo fue tu primer encuentro con Noa Kirel, que vino desde Israel para este proyecto?

-Empezamos a tener ensayos previos por Zoom y fue muy gracioso. Cuando tuvimos el primero de todos, ella estaba aprendiendo español y recién sabía las primeras palabras. En ese momento pensé “qué difícil va a ser esto”, porque encima yo no hablo inglés. A mí al principio me habían preguntado: “Che, ¿sabés hablar inglés?, porque el personaje por ahí tiene algo”, y yo les dije “no sé hablar y no creo que aprenda en un mes como para largarme a grabar una serie, no hay chance”. Pero bueno, después le dieron una vuelta al personaje y ahora de pedo habla español [se ríe]. Y con Noa fluyó todo re bien, tiene una chispa y una velocidad increíble para aprender, y al segundo ensayo ya sabía decir “boludo” y se reía.

La serie cuenta la historia de Noa (Kirel), quien, tras meses de una relación a distancia, viaja a la Argentina para reencontrarse con su novio; sin embargo, nada sale según lo planeado y conoce a Tomy (Bernasconi), un joven que intenta reconciliarse con su pasado y forjar una nueva vida lejos de la música

-Así como volviste a actuar, en tu carrera musical te lanzaste como solista después de siete años con MYA. ¿Cómo estás viviendo ese proceso?

-Si me preguntabas hace cuatro años, hubiese dicho “No sé si volveré a actuar.” Y de repente grabé dos series y me separé del dúo, pero creo que estoy atravesando el momento de la mejor forma. Estoy tranquilo y, gracias a Dios, tengo trabajo. La música también es un desafío para mí, volver a encontrarme solo, porque la última vez que canté solo fue cuando tenía 15 años. Y ahora es un volver a empezar, aunque no desde cero.

-Ya lanzaste tu primera canción solista, “Qué hice mal”. ¿Cómo sigue el camino?

-La idea es lanzar varios singles y tratar cerrar el año con un EP. Lo importante era dar el primer paso porque es un proceso que trae sus miedos, inseguridades e incertidumbre. Es como volver a encontrarme y ver para dónde quiero ir. Tengo algo muy presente que es tratar de ser lo más genuino posible conmigo mismo, con lo que yo quiero, porque por ahí durante mucho tiempo hice cosas medio a ciegas. Y ahora digo: “No, quiero hacer cosas que me gusten”. Pero eso viene también a través de la calma y de no estar volviéndose loco de querer sacar canciones todo el tiempo. Hay tiempo para todo y yo sueño con hacer esto toda mi vida.

-¿Y cómo serías lo más genuino posible con vos mismo?

-De repente, si aparece una canción solo con una guitarra, porque yo soy eso, la quiero hacer, más allá del ojo comercial. Siento que estoy encontrando ese equilibrio entre lo que la gente quiere escuchar, que está bueno estar atento a eso, y también lo que yo quiero hacer, porque al fin y al cabo eso es lo que me va a llevar al mejor puerto posible.

Más allá de lo profesional, Bernasconi tuvo algunos momentos mediáticos por su romance con la modelo Agustina Agazzani, cuya relación tuvo varias idas y vueltas entre 2017 y 2021. También, a fines de 2023 se lo relacionó con Valentina Zenere, antes de que se oficializara el romance de la actriz con Sebastián Ortega

-En medio de esta época de cambios también te viste envuelto en rumores de romance con Wanda Nara. ¿Cómo te tomás esas cosas más mediáticas?

-Creo que es parte del show en el que estamos viviendo, porque no deja de ser un show constante, y así como cuando uno festeja cuando le pasan cosas buenas, también a veces corren rumores que por ahí no son ciertos. Pero yo, particularmente, estoy trabajando sobre esa calma y sobre esa ansiedad. Por suerte, también tengo un equipo que me rodea, con el que tratamos de hacer el mejor análisis de la situación. Siento que hay que hay que aprender a convivir con estas cosas que van a estar siempre.

De Villa Rumipal al mundo

-¿Cómo fue tu camino de Soñando por cantar al universo de Cris Morena?

-Fue una locura. Salí finalista del programa y al otro día, la mano derecha de Cris, Martín Penachino, llamó a la municipalidad de mi pueblo preguntando si yo vivía ahí y si le podían pasar mi número. Y ahí enseguida empecé a tener unas reuniones por videollamada con ella, con el equipo, y después viajé a Buenos Aires a hacer un casting. Yo les avisé que no había actuado en mi vida y ellos me dijeron que me iban a preparar en cuatro meses de talleres, con clases todos los días.

-¿Ahí mismo dejaste Córdoba y te instalaste en Buenos Aires?

-Era un quilombo. Venía de lunes a viernes con mi mamá y nos volvíamos el finde, y después venía con mi viejo, a la otra semana con mi abuela, hasta que mi vieja me pidió que nos organizáramos de otra forma. Yo tenía que estar con un mayor sí o sí, y ahí me pusieron de tutor a Maxi [Espíndola] y a Julián Serrano, que eran mis dos compañeros de serie y tenían 18 años. Así, me quedé a vivir acá y mi mamá venía cada 15 días.

-¿Conocías Buenos Aires?

-Había venido una sola vez. Cuando cumplí 10 años, mi viejo me trajo a ver a River, porque soy fanático. Fue muy loco porque para nosotros venir a Buenos Aires era como ir a otro planeta. Ahora, por ahí paso con el auto frente a la cancha de River y me olvido de esas cosas. Y hace 15 años atrás entré a la cancha llorando…

-¿Cómo recordás esa época?

-¿Viste cuando uno está viviendo como en un sueño? No era consciente de lo que estaba pasando, pero eran todas cosas buenas. Lo recuerdo siempre con una sonrisa y lo primero que se me viene a la cabeza es el grupo. Siento que me aferré a eso porque fue como mi nueva familia. Yo dejé en Córdoba a mis amigos, el colegio, el fútbol, mi familia, y de repente tuve una nueva vida en Buenos Aires.

El actor y cantante recuerda la paz que sintió la última vez que visitó su pueblo, cuando hizo algo muy simple que nunca había experimentado: sentarse por la mañana a tomar mates, tranquilo, con una espectacular vista al lago

-¿Te costó la fama?

-Por suerte, siempre lo pude llevar bien. Obviamente que tuve millones de errores y de cosas, pero nunca me volví loco, nunca caí en nada raro. Creo que también tiene que ver con los principios de uno, la crianza. Tengo la suerte y el privilegio de tener a mi familia siempre cerca y apoyándome, y son personas muy terrenales.

-¿Qué sentís cada vez que vas a tu pueblo?

-Siento que a medida que van pasando los años empiezo a entender un poco más y a tener más ganas de ir. Porque cuando era más chico estaba muy metido en la vida de Buenos Aires, las notas, los shows. Estaba tres días sentado tomando mates en el pueblo y pensaba: “Bueno, activemos”. bhora necesito esa paz. Cada vez que voy vuelvo a encontrarme con mis amigos, caigo un poco a tierra.

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