Al utilizar el aire acondicionado del automóvil en días calurosos, una de las principales preocupaciones suele ser el aumento en el consumo de combustible.
Según el concesionario Dimovil, este sistema de climatización funciona retirando el calor del aire mediante procesos mecánicos, ya sea aspirando aire del exterior o recirculando el del habitáculo.
Todo este procedimiento requiere energía que proviene del motor, el cual debe realizar un esfuerzo adicional: además de mover el vehículo, también debe accionar el compresor del aire acondicionado.
Este esfuerzo extra puede aumentar el consumo de combustible entre un 5% y un 20%, dependiendo del tipo de coche.
No obstante, existe un truco muy sencillo y poco conocido que ayuda a reducir este gasto, y debe aplicarse incluso antes de encender el sistema: bajar las ventanas por unos minutos.
Dimovil recomienda que, al comenzar la marcha, se abra ligeramente una ventanilla mientras se activa el climatizador. Dado que el aire caliente es más liviano que el frío, tiende a acumularse en la parte superior del habitáculo.
Al permitir su salida, se facilita el ingreso de aire más fresco, lo que ayuda a que el sistema enfríe con mayor rapidez y eficiencia. Después de unos minutos, ya se pueden cerrar las ventanas con normalidad.
Asimismo, para evitar averías en el sistema de aire acondicionado, es fundamental no hacerlo funcionar siempre a máxima potencia.
En este sentido, conviene aplicar las recomendaciones anteriores: ventilar el habitáculo antes de encender el climatizador y, una vez en marcha, utilizarlo de forma moderada.
No se trata de enfriar en exceso; la temperatura ideal dentro del vehículo debe rondar los 22 grados. Reducirla por debajo de ese nivel representa un gasto de combustible innecesario y una exigencia mayor para el sistema.
Por qué el aire acondicionado del carro produce mal olor
El mal olor en el aire acondicionado del automóvil suele deberse a la acumulación de humedad, suciedad y microorganismos dentro del sistema.
Una de las causas más frecuentes es la proliferación de hongos y bacterias en el evaporador, especialmente cuando el sistema no se ventila adecuadamente después de su uso.
También influye el estado del filtro del habitáculo, que si no se cambia con regularidad puede saturarse con polvo, polen y otras partículas, generando olores desagradables.
A esto se suma la posible acumulación de residuos como hojas o insectos en los conductos de ventilación, así como obstrucciones en el sistema de drenaje, que impiden la correcta expulsión del agua condensada.
Además, un uso excesivo del modo de recirculación sin entrada de aire exterior contribuye a concentrar olores y humedad en el interior del vehículo.
Para prevenir estos problemas, se recomienda realizar un mantenimiento periódico del sistema, ventilar el habitáculo tras utilizar el aire acondicionado y reemplazar el filtro según las indicaciones del fabricante.
Cómo limpiar el aire acondicionado de mi carro
El primer paso consiste en cambiar el filtro del habitáculo, que suele ubicarse detrás de la guantera o cerca de los pedales.
Este componente debe reemplazarse una vez al año o cada 10.000 a 15.000 kilómetros, ya que acumula polvo, polen y otras partículas del aire.
También es clave limpiar las rejillas de ventilación con un paño húmedo o un cepillo, y aplicar aerosoles desinfectantes específicos que eliminen bacterias y hongos.
Para una limpieza más profunda, pueden utilizarse sprays antibacterianos en modo automático: se colocan dentro del vehículo con el sistema en marcha, el aire acondicionado encendido en modo recirculación y las puertas cerradas durante unos 15 minutos.
Otra medida clave es revisar que el conducto de drenaje del evaporador no esté obstruido, ya que una acumulación de agua puede generar humedad y moho.