Al costado de las vías: la zona residencial entre dos barrios porteños que crece con proyectos gourmet

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“Había algo romántico en estar frente a las vías del tren, con ese look urbano de película”, cuenta Eliseo Martínez, que montó su restaurante, DiezTreinta, en el garage de una casa vieja de Crámer, entre Zabala y Aguilar. El local que mira al nuevo Parque Ferroviario surgió como una oportunidad: tumbaron paredes y abrieron la cocina. Y mientras Martínez, el chef oriundo de Caracas, iba reformando el ambiente, una plaza nacía junto a DiezTreinta. En los terrenos donde funcionó la playa de maniobras del tren Mitre, en junio del año pasado, se habilitó un espacio verde aledaño a la traza del ferrocarril. “Fuimos testigos de la transformación de la zona, fue muy buena la decisión de crear este pulmón verde y ver que el playón mutara a lo que es hoy en día, un recreo dentro de la ciudad”, sostiene Eliseo.

El área no solo sumó dos manzanas públicas de aire libre: también hay opciones de comida, bebida y entretenimiento que complementan el paseo, que hacia el lado de Belgrano R se une con la plaza Juan José Paso.

Así, de un lado y del otro del tren, en torno a Crámer y calles cercanas, emergen restaurantes con noches de vinilo y clases de cocina, ventanas de café, pastelería vegana, microcervecerías, un omakase y lindísimas terrazas para disfrutar la primavera con tragos y comida de autor.

Bajamar: Pje. Dr. Marcelo J. Fitte 1785

Una pequeña ventana de café, la tendencia que se impone esta temporada

Esta diminuta ventana de café que parece sacada de un pasaje del barrio más cool de Londres se esconde en uno de Belgrano R. El trazo del muralista Lucio Savant decoró la fachada que desde 2023 despacha café (el recomendado es el cold brew espaciado macerado en frío con cardamomo, canela y pimienta). También hay té helado -muy rico el thai con ananá, coco y almíbar-, vermú con tónica y buen café a temperatura barista. Amigable para ir con mascota y continuar el paseo por la peatonal que bordea la vía, cruzando la barrera. A veces hay puesto de libros, feria o música callejera.

Barro: Zapiola 1793

Una moderna pastelería plant based

Otra opción para llevar el cortado en mano (que se puede pedir con extra shot de café o de vainilla) y proseguir la caminata es esta pastelería plant based que ofrece laminados veganos y cuatro opciones de leche vegetal. Nació en 2023, a escasos metros de la estación de Belgrano R, como una extensión de la sede original de Núñez, donde se hacen los pop ups de pastelería alternativa. Hubo jazz en la vereda; ahora suena música clásica mientras preparan café frío con limón, iced black y espresso tonic. El tostado es en pan de chipá, relleno con queso de almendras, tomate y rúcula. Las tostadas integrales vienen con mermelada y queso untable de tofu. Hay alfajores de harina de nuez y de dulce de leche de almendras, cookies de mantequilla de maní y frutos rojos.

Bordó: Conesa 1483

Bordó es un verdadero templo del vino

El exterior color uva tinta tira la primera pista: es un templo del vino. Además de que aquí el maridaje importa y hay una gran selección de etiquetas, es en él en quien Facundo Kelemen se inspiró para crear este lugar. Un vegetal, una proteína, una fruta… cada plato que piensa el chef es una oda a su materia prima, que presenta en diferentes cocciones, técnicas y texturas. Por ejemplo, el topinambur fresco está por debajo de la vichyssoise que aprovecha la pulpa del tubérculo para darle cremosidad a la sopa tibia y la piel crocante como topping. La tarte tatin de setas trae puré de gírgolas y duxelle. El confit de puerro, beurre vert. El ojo de bife se sirve en dos tiempos: el centro en un tartare y la ceja a la parrilla, que aconsejan comer juntos. El último proyecto del chef de Mengano desembarcó en Conesa y Virrey Avilés hace menos de seis meses: “Cada vez están abriendo más restaurantes por la zona pero sigue siendo un área mayormente residencial, es muy tranquila sobre todo por las noches. Como no estamos en una ubicación de alto tránsito, decidimos crear algo que tenga un diferencial y que atraiga a la gente. Todo lo que es Amenábar y Moldes sigue en construcción, la zona está quedando linda, pero todavía no hay asentados muchos locales”, detalla Facundo. La barra semicircular es preciosa, al igual que la ambientación. Lo que se viene: el próximo mes inauguran la súper terraza para disfrutar del atardecer con una copita de naranjo, vermú, quesos y charcuterie.

Funga: Zapiola 1375

Un patio ideal para la época de primavera

Un patio que promete primavera y que fue la razón por la cual Justine Devroe decidió alquilar la propiedad: “En realidad queríamos abrir un take out de shawarma de gírgolas, que fue el producto que nos dio origen. Estuvimos buscando locales pero no encontrábamos y un día nos apareció este, que era mucho más grande de lo que necesitábamos, pero cuando entramos nos enamoramos porque era verano y tenía toda la Santa Rita florecida en el patio”. Entonces, decidieron abrir un restaurante, hace dos años, donde otro de los hits es la milanesa de melena de león con spaghetti cacio e pepe o ensalada de papa y huevo agroecológico. “El circuito está creciendo un montón, y por cierto, nosotros para diciembre vamos a abrir algo más también”, anuncia Justine.

Ostende: Virrey Loreto 3303

Terraza, estética vintage y

Aproveche la terraza”, invita el cartel que señala un espacio ideal para disfrutar los días lindos. La estética vintage del lugar combina con su nombre playero y clásicos del verano en la costa argentina, como reposeras, el juego de las damas y palabras cruzadas, que se pueden desplegar sobre la mesa mientras te pedís unas rabas, con un julep obrero (amargo, menta, almíbar y cítricos) o el blend de vermús con salmuera, soda y aceituna. En las noches calurosas, salen las raciones de tortilla, gambas a la provenzal con papas pay y chipirones, mientras los vinilos se agitan como abanicos. En el primer piso, fundaron el Club Ostende con jornadas especiales de escritura y lectura en vivo, que terminan con una fiesta.

DiezTreinta: Crámer 1030

Sabores caribeños y buena música

Los platos son una explosión de color y sabores, una cocina ecléctica que se sirve en un entorno rebelde, con tanto rock como los discos que ponen. Otras noches son más funky, siempre independientes, y resumen la inquietud sensible de su chef, también productor musical y artista visual que prioriza una gastronomía fuera de las normas, con identidad personal. Queda clarísimo en el coliflor braseado con crema de tofu ahumado, romesco y almendras encurtidas, en el crudo de pesca con leche de coco, jengibre y frutas de estación, en los langostinos crocantes con ají amarillo, carbón de mandioca y pickles de ananá. Todo lleva la firma de Eliseo Martínez. Nacido y formado en Venezuela y las Antillas: tras unas vacaciones en el Caribe se quedó trabajando en Antigua y Barbuda mientras recorría varias islas. De ellas se trajo “el amor por los productos que abundan en esos mares. Cítricos, leche de coco, cilantro, chiles y cómo combinar todo esto para que resalten con respeto por cada uno”. Abrió hace un año con la intención de armar un espacio de expresión, donde también se plasman vinos atípicos. Todos los sábados llega la Vinyl Experience, una celebración del formato analógico desde las 21hs y hasta después del servicio: afrobeat, disco y rarezas en este listening bar de paladar audaz.

Helka: Cap. Gral. Ramón 1117

Un bar de vinos boutique y juegos, ideal para ir con amigos

En una hermosa casona de 1917 con vitraux, arañas y fotos de los abuelos de los habitués. Sin nombre a la vista, solo la H que viene de Honrar la Historia. La de amor -situada en la Segunda Guerra Mundial- de Eugenio y la mujer que le salvó la vida: Helka. Hay bodegas boutique y encuentros de vino & tarot. También noches de bingo musical y de juegos de mesa. Las tapas que acompañan ponen otra cuota de nostalgia, como los buñuelos de espinaca, zanahoria y remolacha. La focaccia es casera y viene con bondiola ahumada, tomate, olivas y perlas de muzzarella. Además, hay noches de arte en este bar de vinos y experiencias.

Cruz: Amenábar 1146

Este omakase ofrece un menú 12 pasos y 15 opciones de vino por copa

En lo que fue un antiguo videoclub -que sobrevivió con DVDs- abrió en marzo este omakase que refleja cómo fueron cambiando nuestros hábitos. También confirma que la dupla vinos y sushi es un éxito, con un menú 12 pasos y 15 opciones de vino por copa que cambian cada mes. El menú del omakase se sirve en dos horarios, 20 y 22 horas. También hay carta de sashimis y nigiris más selección de whiskys japoneses.

Treinta El Back (dirección secreta)

Pionero de todo: de los primeros en llegar al barrio y de los primeros en ser un restaurante a puertas cerradas en “la casa del chef”, en una coordenada oculta. “Cuando abrimos esto era un páramo, gastronómicamente no había nada, todo era muy tranquilo en 2007. Claramente, hoy hay más propuestas. Nosotros hace un año que inauguramos Treinta El Back”, narra Ezequiel Gallardo. Se agrandaron hacia la parte de atrás del local, con una reforma donde construyeron una cocina y una barra para 14 alumnos-comensales. Aquí el plan es clase de cocina+cena que se degusta in situ: “En El Back hacemos menús más sencillos que la gastronomía de autor con base mediterránea que hacemos en el restaurante 30 Sillas de adelante, para que puedas aplicarlo a tu día a día”, dicen. La idea es que te lleves disparadores para mejor tu cocina habitual en una entrada, un principal y un postre que obviamente se disfrutan esa misma noche. Atención: la dirección se revela cuando reservás.

Ruda: Crámer 824

Música, tapas y cerveza

Frente a la estación de Colegiales, el frente de una construcción clásica grafiteada, el nombre escrito en la persiana, y un interior animado protagonizado por la cabina y una terraza en la calle. Acá la noche explota con música y cerveza. Cuando hay feria abren a las 16 con ropa vintage intervenida, joyería, cerámica y otras creaciones de emprendedores. Para el picoteo: empanadas, pinchos, tacos y sándwiches, como el de tapa de asado en pan de masa madre con mayo de hierbas.

Charlone Brew Pub: Cap. Gral. Ramón Freire 745

Una microcervecería que ofrece catas y charlas de especialistas

Sebastián Vago encontró la casa chorizo de sus sueños y montó una microcervecería urbana que también ofrece catas de estilos y charlas guiadas para dar a conocer el proceso de elaboración. “La arquitectura es preciosa y típica. Somos del barrio y buscábamos algo así para revalorizar techos, pisos, madera, patio interno, con la meta de aprovechar todos los ambientes, producir cerveza y venderla acá mismo. Empezamos con jornadas de fábrica abierta que hoy evolucionaron en Catemos Charlone, una experiencia de cinco pasos maridados”, cierra Sebastián.

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