Carlos Alcaraz se marchó del court central de Wimbledon, el 13 de julio pasado, mascullando bronca. Jannik Sinner lo había vencido en la final del Grand Slam británico sin necesidad de llegar al quinto set. El español, que llegó envalentonado a ese enfrentamiento tras haber ganado una final cinematográfica de Roland Garros, no logró repetir el rendimiento sobre el césped del All England y le sonó la alarma interna. Pero, perfeccionista, lejos de lamentarse, empezó a buscar soluciones de inmediato. Sólo 56 días más tarde… el murciano encontró un desquite, abrumando al italiano en la definición del US Open.
Cerca de las nueve de la noche neoyorquina, ya bañado después de los festejos (que incluyeron una lluvia de champagne con su equipo en el vestuario), el -otra vez- número 1 del ranking (Sinner bajó al 2°) contó algunos de sus secretos para volver a batir a su clásico rival y coronarse, por segunda vez, en Flushing Meadows. Un rato antes, su entrenador, Juan Carlos Ferrero, abrió la puerta de la intimidad del grupo adelantando que, efectivamente, algo distinto habían hecho después de caer en la final de Wimbledon. Pero no dio detalles. Sí los entregó Alcaraz.
“Justo después del partido [contra Sinner en Wimbledon] pensé que necesitaba mejorar algunas cosas si quería ganarle. Obviamente, justo después de eso no me entrené, así que me tomé una semana para mí sin hacer nada”, comenzó narrando Alcaraz en la sala de prensa.
Y continuó: “Pero justo después del partido, pensé: ‘Bueno, cuando empiezo a entrenar, solo quiero practicar esto, esto, esto y esto’. Pensé en los aspectos específicos que quiero mejorar si quiero vencer a Jannik. Así que pasé dos semanas antes de Cincinnati practicando aspectos puntuales de mi juego que necesito o que siento que debo mejorar si quería vencer a Jannik”.
“He jugado muchísimos partidos contra él”, añadió Carlitos. “Como él mismo dijo, ve muchos de mis partidos solo para estudiar mi juego. Yo hago lo mismo -amplió-. Veo muchos de sus partidos. Primero, porque me encanta verlo jugar. Me parece increíble lo que hace. Segundo, porque me encanta estudiarlo, cómo juega, cómo se siente en los torneos, incluso si jugué con él en ese torneo, para tener retroalimentación sobre su desempeño. No diría que es predecible, pero conozco su estilo. Sé lo que va a hacer o sus principales armas en su juego. Así que intento concentrarme en eso. Pero, aunque parezca predecible, es muy, muy difícil mantener el nivel y jugar peloteos largos contra él”.
El abanico de recursos de Alcaraz derramados sobre el cemento neoyorquino durante dos semanas fue una exquisitez. “Creo que cada jugador tiene su estilo. Mi estilo, sí, se trata de la variedad que tengo en un partido. Siento que puedo hacer de todo en la cancha, para ser honesto: slices, drops, topspins, tiros planos. Confío mucho en mi condición física. Siento que puedo alcanzar todas las pelotas, lo que me da la confianza y la seguridad para anotar buenos puntos y jugar con variedad. Así que, desde muy joven, he tenido esa sensación de poder hacerlo todo. Simplemente subir a la red, jugar desde la línea de fondo, drops shots, subir a la red. Tuve que trabajar en eso para no cometer muchos errores en los partidos. Manteniendo la variedad, pero a la vez siendo sólido desde la línea de fondo, lo que me da la oportunidad de poner en apuros a los oponentes”.
Alcaraz (22 años) habló de previsibilidad porque fue el propio Sinner quien lo marcó tras caer este domingo en el US Open. El español observó con atención ese partido en Wimbledon; no pasó para nada inadvertido. “Lo estudié. Estudié la final de Wimbledon. Como dije, hablé con mis entrenadores, vimos la final y hablamos sobre qué habríamos hecho mejor en ese partido por si acaso me lo volvía a enfrentar. Lo observamos. Lo anotamos todo y trabajamos en ello. Simplemente jugamos ese partido. Al principio, pensamos: ‘Bueno, no importa si perdés, si él gana o si yo gano’. Solo quería hacer lo correcto. Si hago lo correcto y él juega un partido increíble y te gana, no pasa nada, pero al menos hiciste lo correcto. Creo que hoy (por ayer) salió muy bien. Hice todo lo que me dijeron que tenía que hacer y funcionó. Funcionó bastante bien”, sonrió Alcaraz, con la frescura que lo caracteriza y que, en buena medida, es una porción de su fortaleza.
Lo mejor de Alcaraz-Sinner en la final del US Open
Una vuelta al mundo en los próximos meses
Alcaraz regresará hoy a España, aunque -por fatiga- no actuará en la serie de Copa Davis entre su país y Dinamarca, el sábado y domingo próximo, en Marbella. Tras un breve descanso, viajará a San Francisco para participar de la octava edición de la Laver Cup, el torneo de exhibición organizado por la empresa de Roger Federer. Desde la ciudad californiana, según el diario Marca, Alcaraz se trasladará a Tokio, donde disputará -por primera vez- el ATP 500 de la capital japonesa. El murciano, de esta forma, no defenderá el trofeo de Pekín.
A China viajará después de Tokio para actuar en el Masters 1000 de Shanghai. En su vuelo de regreso a Europa, hará una escala de cuatro días en Riad para jugar la segunda edición del Six Kings Slam, un evento de exhibición con jugosos premios económicos para los jugadores. Allí, el español compartirá cartel con Sinner, Novak Djokovic, Alexander Zverev, Taylor Fritz y Jack Draper.
Carlos Alcaraz, Jack Draper, Novak Djokovic, Taylor Fritz, Jannik Sinner and Alexander Zverev.
Six Kings Slam, featuring six of men’s tennis’ best players in the world, will be live ONLY on Netflix next month, October 15-18. #SixKingsSlam pic.twitter.com/a18BZexYnP
— Netflix (@netflix) September 4, 2025
Después de una semana de descanso en Murcia, su siguiente destino será París para el último Masters 1000 del año. Desde allí se trasladará a Turín para el Masters. Podría añadir 295 kilómetros más, según Marca, que son los que separan la ciudad del Piamonte de Bolonia, sede del “Final 8″ de la Copa Davis. Alcaraz tendrá un breve período vacacional en el que incluyó otra exhibición, el 7 de diciembre en Nueva Jersey, junto con Frances Tiafoe, Emma Raducanu y Amanda Anisimova. En definitiva, unos 40.900 kilómetros hasta final de la temporada.