La euforia no terminó con el cierre de La Casa de los Famosos México 3. A dos semanas de que se bajó el telón, Aldo de Nigris —campeón indiscutible de la temporada— reunió a su “manada” del Team Noche para celebrar algo que va más allá del triunfo: la complicidad que se gestó entre encierros, estrategias y desvelos.
La cita no fue un evento oficial ni un compromiso televisivo. Fue una fiesta nacida de la camaradería, con risas que parecían eco de aquellas noches en el reality. Aldo, con su característico humor norteño, lo describió así: “Hubo reunión disque sorpresa de aquí del team noche porque le avisamos a Mar… ¿o no, carnal?”. Un gesto espontáneo, una broma entre amigos que recordaba que, pese a las cámaras apagadas, el vínculo sigue vivo.
Entre risas y botellas sabor piña-coco —cortesía de Alexis Ayala—, la conversación fluyó con la misma naturalidad que dentro de la casa. Abel, con honestidad, admitió: “Es que se fue, la neta, andaba bien mal yo”, mientras Aarón resumió el espíritu de la noche en una frase que se volvió insignia del grupo: “Le hacemos mucho a la manada porque somos muy amigos”.
El festejo, más que un reencuentro, fue un pequeño ritual. Un cierre simbólico para un equipo que, en el reality, se distinguió por su lealtad y sentido de juego limpio. Alexis, fiel a su estilo, selló la velada con un brindis peculiar: “Le traje a la manada… nos despedimos con un aullido”. Y así lo hicieron, como lobos que recuerdan su identidad incluso fuera del bosque.
Así fue el cierre del reality
Detrás de esta convivencia ligera se asoma la magnitud del fenómeno que acaban de protagonizar. La Casa de los Famosos México 3 no solo mantuvo su poder de convocatoria, sino que rompió sus propios récords.
La productora Rosa María Noguerón lo resumió con cifras que hablan por sí solas: más de 85.7 millones de personas siguieron la temporada; la gala final alcanzó un impacto de 21.96 millones de espectadores y se registraron 194 millones de votos a lo largo del programa.
“Hoy nuevamente rompemos un récord y para nosotros es muy importante poder compartir este reconocimiento con ustedes”, expresó Noguerón al cierre de temporada. Su declaración no solo celebró el éxito numérico, sino la consolidación de un formato que ha logrado lo impensable: convertir la convivencia en fenómeno nacional y las emociones cotidianas en tema de sobremesa.
El Team Noche, encabezado por Aldo, fue parte clave de ese magnetismo. Su dinámica combinó humor, estrategia y empatía, ingredientes que los llevaron a conectar con una audiencia que se sintió parte de su historia. Por eso, su reunión postreality no fue solo una fiesta: fue el recordatorio de que, más allá de las cámaras, los vínculos forjados en el encierro pueden trascender el espectáculo.
Esa noche, sin reflectores ni nominaciones, los integrantes del Team Noche se despidieron con un aullido. Un gesto mínimo, casi tribal, pero que resume el espíritu que los acompañó durante las diez semanas del show: la lealtad como bandera y la amistad como premio.
Entre bromas, botellas y recuerdos, la manada de Aldo celebró algo que ningún voto podría medir: la libertad después del encierro y la certeza de haber hecho historia juntos.