La participación española en Eurovisión 2025 ha dado un giro de 180 grados tras la primera semifinal celebrada en Basilea. Melody, ganadora del Benidorm Fest y representante de España este año, subió al escenario generando un entusiasmo que ha sorprendido incluso a sus críticos más acérrimos. Lo que hasta hace poco era un ambiente de incertidumbre y baja expectativa, se ha transformado en un auténtico estallido de optimismo. Aunque no todo el mundo comparte esa euforia.
La actuación de Melody, calificada por algunos como impactante y cargada de energía, ha generado un fuerte contraste de opiniones. En el programa Versió RAC1, conducido por Toni Clapés, abordaron este miércoles la polémica con la intervención del cantante, compositor y productor Alejandro Abad, quien ha participado en Eurovisión tanto como intérprete como creador de temas. Su diagnóstico sobre la propuesta española ha sido tajante: “Tienen la costumbre de copiar actuaciones que han triunfado en otras ediciones, pero olvidan que nunca, nunca, nunca vuelve a funcionar nada que ya haya tenido éxito antes».
Para Abad, Esa diva presenta varios errores de base. “La canción tiene demasiada letra y eso es un error, porque nadie nos entiende. Deben ser palabras muy concretas y mensajes directos y fácilmente reconocibles”, afirma. El productor pone como ejemplo el triunfo de Massiel en 1968, cuya canción se hizo famosa por la simplicidad de su estribillo: “La, la, la”.
Además, critica la apuesta visual de la candidatura. A su juicio, se intenta suplir la falta de solidez musical con efectos llamativos. “Hay que armarse de helicópteros, fuegos artificiales y terremotos. Pero Eurovisión puede ganarse con solo un piano, una voz y una luz”, asegura.
En su análisis, Abad también lamenta la falta de sensibilidad temática. Recuerda que este año, España vivió tragedias como la provocada por la dana, y considera que la candidatura nacional podría haber abordado algo más profundo o emotivo. “No queremos hablar de la dana, queremos hablar de divas y zorras”, critica.
Y, tirando de humor y de metáforas, no ha faltado una comparación deportiva comprensible para todos los públicos y así rematar su postura: «Es como si a un Grand Slam, en lugar de enviar a Rafa Nadal o Carlos Alcaraz, enviáramos a un amigo que sabe jugar a pádel. Pues perderá“.
La propuesta de Melody en Basilea
A pesar de los detractores, el pasado martes Melody conseguía meterse en el bolsillo al público europeo con una actuación vibrante en la primera semifinal de Eurovisión. La puesta en escena se estructura en tres actos. En el primero, Melody aparece en penumbra, luciendo su icónico sombrero cordobés y una bata de cola negra, transmitiendo intensidad y una imponente presencia escénica. En el segundo acto, tras el primer estribillo, la artista atraviesa un gran telón rojo y reaparece con un llamativo body plateado decorado con más de 15.000 cristales. Aunque el cambio de vestuario no se completó a tiempo, lo que obligó a cantar unos segundos tras el telón, el público la ovacionó con entusiasmo al reaparecer.
El clímax llega con el tercer acto: un dancebreak explosivo, una nota sostenida desde una plataforma elevada y un cierre acrobático lanzando el micrófono tras una pirueta. Esta parte, aunque espectacular en directo, pierde fuerza en televisión debido a la predominancia de planos lejanos y una escenografía algo aparatosa.
Pese a estos detalles técnicos, la conexión con el público ha sido evidente, y Melody se consolida como una de las artistas más carismáticas de esta edición. A la espera de lo que ocurra en la final del sábado, su presencia ya ha dejado huella en Europa. Pase lo que pase, Esa Diva se ha convertido, al menos para los fans del formato, en la diva del continente.