En nuestra cotidianeidad, la oferta de alimentos ultraprocesados es cada vez mayor. La nutricionista Ana Chezzi estuvo en LN+ para analizar los riesgos que estos productos representan para la salud de los más chicos.
La profesional destacó que muchos niños consumen “comida de chicos” en exceso, refiriéndose a alimentos como patitas de pollo, hamburguesas y salchichas, que no aportan nutrientes esenciales y pueden generar problemas de salud a largo plazo.
El problema de la “comida de chicos”
“A mí me llegan chicos de 9 años bastante excedidos en peso y cuando les pregunto a las madres qué comen, ellas me responden: ‘comida de chicos’. Entonces les digo a qué se refieren y me dicen patitas, patys, salchichas: eso no es comida. Eso son ultraprocesados que no alimentan“, explicó Chezzi.
La nutricionista señaló que estos alimentos suelen contener glutamato monosódico, un aditivo que potencia el sabor y hace que los niños prefieran estos productos a las opciones más saludables. Además, el alto contenido de azúcares y grasas saturadas en los ultraprocesados contribuye al aumento de peso y al desarrollo de enfermedades, como la diabetes y el colesterol alto en edades cada vez más tempranas.
Consecuencias para la salud infantil
Según Chezzi, el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados puede tener graves consecuencias para la salud de los niños, entre ellas:
- Sobrepeso y obesidad: Los ultraprocesados suelen ser altos en calorías, grasas saturadas y azúcares, lo que favorece el aumento de peso.
- Diabetes: El alto contenido de azúcares en estos alimentos puede alterar los niveles de glucosa en sangre y aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
- Colesterol alto: Las grasas saturadas presentes en los ultraprocesados pueden elevar los niveles de colesterol LDL – conocido como “colesterol malo”-, y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Problemas de concentración: Los picos de glucosa generados por el consumo de ultraprocesados pueden afectar la concentración y el rendimiento escolar de los niños.
¿Cómo revertir los malos hábitos alimenticios?
La nutricionista ofreció algunos consejos prácticos para ayudar a los padres a revertir los malos hábitos alimenticios de sus hijos:
- Eliminar los ultraprocesados de la casa: Dejar de comprar este tipo de productos puede ser el puntapié inicial para un cambio en el hogar.
- Cocinar en casa: Preparar comidas caseras permite controlar los ingredientes y evitar los aditivos y conservantes presentes en los ultraprocesados.
- Involucrar a los niños en la cocina: Hacer que los más chicos participen en la preparación de las comidas puede aumentar su interés por probar alimentos nuevos y saludables.
- Ofrecer alternativas saludables: En lugar de patitas de pollo compradas, preparar milanesas caseras de pollo o de carne. Reemplazar jugos de caja: ofrecer agua o jugos naturales.
- Leer las etiquetas: Aprender a leer las etiquetas de los alimentos permite identificar los ingredientes menos saludables y elegir opciones más nutritivas.
- No prohibir, sino moderar: Permitir el consumo ocasional de golosinas y otros ultraprocesados puede evitar la ansiedad y el deseo excesivo por estos alimentos.
El desayuno promedio y cómo mejorarlo
A partir de su experiencia, para Chezzi el desayuno promedio de muchos niños que van al colegio suele consistir en “juguitos de caja y galletitas dulces”. Para mejorar esta situación, la nutricionista recomienda ofrecer “opciones más saludables”.
Algunas de ellas son:
- Queso blanco con frutas.
- Yogur con frutas y semillas.
- Tostadas de pan integral con queso y tomate.
- Huevos revueltos con queso, tomate y espinaca.
La importancia de la proteína y el rol de los pediatras
Chezzi subrayó la importancia de incluir proteínas en las comidas de los niños, ya que ayudan a mantener la saciedad y evitan los picos de glucosa. “Las proteínas de origen animal, como la carne, el pollo y el pescado, son una excelente opción, aunque también se pueden obtener proteínas de origen vegetal a través de legumbres y otros alimentos», graficó.
Por otro lado, la nutricionista lamentó que “muchos pediatras están desbordados y no tienen tiempo de brindar a los padres la información necesaria sobre nutrición infantil”. En este sentido, destacó la importancia de que los adultos busquen información confiable y “consulten con profesionales de la nutrición para recibir una guía personalizada”.
“Cuando leés los ingredientes y los primeros van de mayor a menor, si el primer ingrediente es azúcar y harina blanca, ya estás al horno”, concluyó Chezzi, enfatizando la importancia de leer las etiquetas de los alimentos para tomar decisiones informadas y proteger la salud de los niños.