El hecho protagonizado por una menor de 14 años que ingresó armada a la escuela Marcelino Blanco del Departamento de La Paz, Mendoza, donde se atrincheró durante cinco horas, con amenazas y tiros al piso, despertó preocupación en la comunidad educativa ante las escasas o nulas políticas de prevención.
En ese contexto, la psicóloga infantojuvenil Gisela Alonso compartió su opinión en LN+ sobre el caso que tomó relevancia nacional este miércoles.
“Nadie llega a hacer esta acción sin un antecedente o algún síntoma. Normalmente es mucho sufrimiento acumulado y no sé qué tanto los adultos en general están dispuestos a escuchar y alojar a los adolescentes”, opinó Alonso.
En ese sentido, añadió: “Esto refiere un padecimiento crónico, suponemos un bullying. Hay que trabajar mucho en prevención, en políticas de salud. Tengamos en cuenta las estadísticas. En Mendoza entiendo que hay cuatro profesionales psiquiatras infantojuveniles por cada 100.000 niños. La acción terapéutica es compleja”.
Consultada por el modo en que deberían actuar los padres de los alumnos que sufren acoso escolar, aconsejó: “Escuchar y mirar”. “Ver los cambios de conducta. Los adolescentes tienden a ser muy retraídos. Hay que prestarles palabras. El padre que no se entera lo que pasa en el colegio, es porque no se quiere enterar. Un chico que maltrata, maltrata fuera del colegio”, precisó Alonso.
Sobre este punto, la profesional amplió: “Habrá que ver si es un brote psicótico. Habrá que ver si no es una salida posible. Hay muchos casos en los que las armas son familiares en estos contextos”.
“La niña no es el problema”
Alonso remarcó que la comunidad educativa debe evitar la exclusión de la niña tras el violento episodio.
“No hay que hacer foco en que esta niña es el problema. La niña es el resultado de una acción de que algo ha fallado. Hay que acompañar a la familia, a esta nena y sobre todo integrar y no señalar. Se puede intentar con trabajo social y terapéutico. Más allá de lo psicopedagógico, el colegio debería tener un equipo terapéutico”, subrayó la especialista.
Por último, interrogada sobre el posible móvil que llevó a la adolescente a disparar ante sus compañeras y maestros, la psicóloga dijo: “Esto es más social y adquirido que una predisposición genética. Son seres complementarios. Tiene mucho peso en cómo uno es criado. Es un psiquismo en constitución. Los niños a esta edad se van constituyendo, y los padres deben acompañar y sostener”.
“Si hay un modo de afrontar los problemas en la familia y en la sociedad, los chicos van a replicar esto”, concluyó Alonso.