Ana María Aldón está pasando uno de los momentos más duros de su vida personal. En sus últimas declaraciones, la diseñadora ha compartido que este año «no está siendo fácil» y que ni siquiera el verano le está trayendo alivio, «más bien todo lo contrario». Su atención está plenamente volcada en su familia, con quienes atraviesa varias situaciones difíciles que la tienen completamente preocupada y apartada de los focos.
Su entorno familiar se enfrenta a numerosos problemas de salud. Su cuñada, la mujer de su hermano, está luchando contra un cáncer de estómago en Jerez, mientras que en Sanlúcar el marido de su hermana sigue ingresado tras sufrir un ictus el pasado viernes, apenas unos meses después de que perdiera a su hija de solo 34 años. A ello se suma que la propia madre de Ana María se encuentra ingresada en una residencia, incrementando la carga emocional y el desvelo para la diseñadora. «Creo que la prioridad ahora mismo es mi familia, estar con mi familia y es lo que estoy haciendo. Ahora mismo no hay otra cosa más importante de trabajo ni de televisión ni nada», ha contado visiblemente afectada.
Hoy, la diseñadora fue vista saliendo del hospital de Jerez, muy tocada por la situación, tras pasar varias horas junto a sus familiares. Su hijo, fruto de su relación con José Ortega Cano, ha quedado estos días con su padre para cumplir un plan previsto juntos, lo que ha permitido a Ana María centrarse aún más en estar cerca de los suyos.
El estado anímico de la diseñadora también ha sufrido un golpe tras conocer el reciente fallecimiento de Michu, persona con la que mantenía una buena relación y cuya pérdida ha recibido con enorme tristeza: «Imagínate», respondía cuando le preguntaban al respecto. Preguntada por la posibilidad de pasar tiempo con la pequeña Rocío ante las dificultades familiares, ha preferido no dar detalles: «Eso son cosas que yo me quedo para mí, ¿vale?», afirma, dejando claro que, ahora mismo, su energía está completamente dedicada al apoyo y cuidado de su familia.
