En la era de la geolocalización y la navegación instantánea, una ingeniosa táctica ha puesto en jaque a la aplicación de mapas más utilizada del mundo: Google Maps. En el pequeño pueblo costero de Zandvoort, Holanda, específicamente en el barrio de Parkbuurt, sus residentes han encontrado una solución radical y tecnológica para el problema del turismo masivo: “cerrar” sus calles digitalmente.
El turismo, si bien es una fuente de ingresos para muchas localidades, también trae consigo consecuencias indeseadas para los residentes. Al igual que en los campos de lavanda de Brihuega o los jardines de tulipanes de Keukenhof, el Parkbuurt de Zandvoort se ha visto desbordado por la afluencia de visitantes, especialmente los fines de semana. El principal inconveniente: la imposibilidad de estacionar. Las calles se llenan de autos, quitándole espacio a los vecinos, quienes, hartos de la situación, decidieron tomar cartas en el asunto.
Operación Parkbuurt: el engaño digital
La clave de su estrategia reside en una función básica de Google Maps: la posibilidad de reportar incidentes de tránsito. Un solo reporte no surtiría efecto, pero al organizarse, decenas de vecinos comenzaron a informar bloqueos y cierres de calles en el barrio al mismo tiempo. La aplicación, al recibir un volumen suficiente de estas notificaciones, las validó y comenzó a mostrar las calles de la zona residencial Parkbuurt como cortadas o cerradas al tránsito. El resultado fue inmediato: los visitantes eran desviados a otras zonas, buscando rutas alternativas fuera del barrio, según reporta NH Nieuws.
Los residentes de Parkbuurt afirman que esta es una medida pacífica para presionar a la municipalidad y lograr que tome cartas en el asunto. Solo la aplican los fines de semana o en días con muchos visitantes, dejando las calles “abiertas” digitalmente el resto de la semana. Su objetivo es que el municipio tome medidas efectivas contra la sobrecarga de turismo y la escasez de estacionamiento.
La reacción oficial y el doble filo de la tecnología
Sin embargo, esta táctica no ha estado exenta de polémica. Gert-Jan Bluijs, concejal del municipio, se mostró “muy irritado” por la situación. La principal crítica es que, si bien resuelve el problema en Parkbuurt, genera “más caos” y “problemas de tráfico” en barrios adyacentes. Como respuesta, el ayuntamiento de Zandvoort ha optado por colocar carteles en las entradas del pueblo pidiendo a los visitantes que “desactiven Google Maps” y sigan las señales en las calles para encontrar de estacionamiento. El portavoz municipal también confirmó que están en conversaciones con Google para eliminar la información sobre los cierres falsos.
El de Zandvoort no es un incidente aislado y pone de manifiesto la doble cara de las aplicaciones de navegación. Si bien pueden ser herramientas útiles para desviar el tráfico, también pueden ser las causantes del problema: en Holanda, cerca de los jardines de tulipanes de Keukenhof, ocurrió algo similar hace unos meses. Barcelona eliminó una ruta de colectivo de Google Maps para evitar su colapso por turistas, lo que si bien mejoró esa línea, provocó la saturación de otras. En mayo de este año, falsos reportes de cierres en autopistas alemanas llevaron a retenciones reales causadas por bloqueos que solo existían en Google Maps, un “espejismo” que generó caos innecesario.