Tras el sobreseimiento de Norberto Cristian Graf, quien estaba imputado de encubrimiento agravado y supresión de evidencia en el marco de la causa donde se investiga el hallazgo de los restos de Diego Fernández Lima en el fondo de su casa de Coghlan, el Ministerio Público Fiscal apeló la resolución del juez nacional en lo criminal y correccional Alejandro Litvack.
“Existe una afirmación insoslayable y es que Diego Fernández fue asesinado tras ser atacado con un elemento cortopunzante, luego se lo intentó desmembrar para ocultar el cadáver y finalmente fue ocultado a partir de su enterramiento en los fondos de la vivienda habitada desde aquel entonces y hasta el presente por Graf”, sostuvo el fiscal Martín López Perrando, funcionario a cargo de la investigación, al fundamentar a la apelación el sobreseimiento dictado por el magistrado, según informó el sitio de noticias de la Procuración General de la Nación, www.fiscales.gob.ar.
Fernández Lima había sido visto por última vez el 26 de julio de 1984. Hoy, 41 años después, se sabe que fue asesinado. Sus restos fueron encontrados de forma fortuita en mayo pasado. La víctima había sido compañero de Graf en segundo año de la escuela secundaria.

Graf, de 58 años, fue indagado hace dos semanas. Ante el juez y el fiscal sostuvo: “Lo de los huesos no lo puedo explicar, no puedo decir algo que no sé. Mi familia no conocía a este chico, nadie entiende nadie cómo llegaron [los restos óseos] ahí”.
Y afirmó: «A Diego Fernández no lo recuerdo. No era de mi entorno. No me acuerdo ni de él ni de mis otros compañeros. No me acuerdo de ninguno de los nombres de mis compañeros.Yo no era tan sociable. Con Diego Fernández, por lo que vi en los boletines, fui compañero en segundo año, él repite y yo pasé a tercero. Cuando pasó la desaparición, por lo que dicen, yo estaba en tercer año».
El viernes pasado, el magistrado firmó el sobreseimiento. Y lo fundamentó de la siguiente manera: “Cuando Graf arribó a su domicilio [el día del hallazgo de los huesos], la investigación ya estaba iniciada [los restos óseos habían sido encontrados por unos albañiles que trabajaban en una obra lindera], se había realizado el correspondiente vallado y la evacuación del personal de la obra del terreno en cuestión, y hasta incluso estaba interviniendo la policía científica en la recopilación [sic] de los huesos. Por lo tanto, a esa altura, difícilmente podría desviar una investigación ya comenzada, ya que no tuvo ningún acto positivo para con las autoridades policiales ni judiciales que se encontraban allí. No mintió o confundió a quienes comenzaron con la investigación del hecho, dando pistas falsas para desviar la pesquisa, sino que fueron simplemente expresiones realizadas a otras personas que, más allá de poder dar su testimonio en autos -lo que finalmente hicieron- ,no podían de ningún modo poner en peligro aquello que ya se había comenzado investigar”.
Cuando el juez Litvack hizo referencia a las “expresiones realizadas” lo decía por las palabras que Graf les comentó a los albañiles que trabajan en la obra de la avenida Congreso 3748: “donde es mi casa pudo haber sido una iglesia” y que los curas pudieron haber enterrado a los que se iban muriendo [sic], después habló de un establo y al final mencionó que su familia tuvo que nivelar el terreno del fondo donde está la pileta y que pidió tierra para nivelarla y los huesos pudieron haber estado en el camión».
Al fundamentar su apelación, el representante del Ministerio Público recordó que el hallazgo de los restos óseos sucedió el 20 de mayo pasado, cuando albañiles de obreros levantaban una pared medianera en el lote situado en la avenida Congreso 3748, lindero a la casa del acusado.
López Perrando explicó que un informe clave del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) determinó que “el enterramiento original se encuentra completamente ubicado dentro del predio contiguo”, es decir, en el jardín de la casa de Graf, en avenida Congreso 3742.
“En primer lugar, nadie de esa casa llamó a la policía. El hallazgo no solo parecía no sorprenderlos, sino que era, más bien, el efecto de la mala fortuna”, indicó el fiscal.
El representante del Ministerio Público definió como “inverosímil” la afirmación del acusado en su indagatoria, donde sostuvo no recordar a Fernández Lima ni a otros compañeros de clase.
López Perrando repasó una serie de testimonios de los albañiles que declararon como testigos y bajo juramento de decir la verdad, afirmaron que antes del hallazgo de los restos óseos, Graf les pidió especial cuidado con un árbol que estaba próximo al sitio donde luego aparecieron los huesos.
“El nerviosismo indicado por los testigos y las manifestaciones vinculadas con la preservación de una planta del jardín, explican el conocimiento previo de la fosa por parte de Graf y su intención de que permaneciera oculta”, afirmó el fiscal.
López Perrando dijo que, una vez encontrados los huesos, “su preocupación se transformó en ocupación al exteriorizar su conducta encubridora”.
Para el fiscal, el sospechoso intentó convencer a las personas que estaban presentes el día del hallazgo que los huesos podían resultar antiguos y dio tres posibles explicaciones: que en el lugar había funcionado antiguamente una iglesia y podría ser una tumba, que también se había situado un establo y, por último, que cuando se construyó la pileta en el jardín, se había pedido un camión de tierra que pudo eventualmente haber traído y depositado los huesos, según www.fiscales.gob.ar.
“Las manifestaciones de Graf resultan no solo absolutamente inverosímiles, sino que denotan un claro conocimiento previo de la existencia de esos restos óseos en el lugar, así como una intención deliberada de desviar la atención y generar hipótesis falsas”, aseguró López Perrando. Y remarcó: “El delito de encubrimiento es un delito autónomo” y “debe analizarse de forma separada”.

Ahora, la próxima palabra la tiene la Cámara del Crimen, que deberá resolver sobre la apelación presentada por el fiscal López Perrando.