A un año de la regulación del uso de celulares en las aulas de la ciudad, los efectos comienzan a notarse. Para continuar y profundizar ese cambio, el gobierno porteño lanzó una campaña que refuerza la medida con acciones lúdicas y pedagógicas.
En las últimas semanas, se distribuyeron kits de juegos de mesa en las 156 escuelas secundarias de gestión estatal. A partir de ahora, en lugar de usar el celular durante los recreos, los alumnos pueden aprovechar ese momento para jugar una partida de Carrera de mente, construir una torre de Jenga o competir en improvisados juegos de cartas.
La iniciativa forma parte de la campaña “Aprendé a desconectar”, impulsada por el Ministerio de Educación porteño para reforzar el vínculo entre los estudiantes y reducir el uso del celular durante la jornada escolar. “Cuando los chicos se desconectan de las pantallas se conectan entre ellos, y ahí es donde realmente se produce el aprendizaje”, destacó la ministra de Educación, Mercedes Miguel.

Las cajas lúdicas incluyen juegos como Carrera de mente, Pictionary, UNO, Jenga y Cuatro en línea. “La elección de los juegos de mesa la realizaron las áreas técnicas del Ministerio, que consideraron que eran las mejores opciones para promover la interacción entre los chicos, la imaginación, la capacidad de razonar y de poner a prueba sus conocimientos”, explicaron desde el Ministerio de Educación.
Los juegos pueden usarse durante los recreos o en los momentos libres, siempre bajo la supervisión de los preceptores o docentes, que administran su préstamo y cuidado.
Aunque todavía es pronto para evaluar su impacto, “la recepción de los juegos fue muy buena entre los alumnos y los directivos, una novedad que los ayuda a fortalecer la medida que se tomó desde el Ministerio”, indicaron desde Educación.
“Los chicos se entusiasmaron mucho. Los juegos generan nuevas formas de encuentro y ayudan a fortalecer el espíritu de comunidad en las escuelas”, agregaron.

La medida se enmarca en una estrategia integral que comenzó con la regulación del uso de celulares en las aulas en agosto de 2024, y que hoy busca consolidar un cambio cultural dentro de las escuelas.
Según un relevamiento del Ministerio de Educación porteño, la mayoría de los estudiantes percibe mejoras en la atención, el rendimiento y la convivencia desde que los teléfonos dejaron de ocupar un lugar central en la vida escolar.
El estudio, que abarcó a casi 2000 alumnos y más de 700 docentes, revela que el 70% de los estudiantes de primaria y el 60% de los de secundaria aseguran prestar más atención en clase. Además, más del 65% afirma que conversa más con sus compañeros, y seis de cada diez reconocen mejoras en su rendimiento escolar.
“Hace un año tomamos la decisión de regular el uso de celulares porque entendíamos que era clave recuperar la atención, la convivencia y los aprendizajes. Hoy los datos nos confirman que fuimos por el camino correcto”, afirmó el jefe de Gobierno, Jorge Macri, al presentar los resultados.

En la Escuela Nº6 DE 19 de Pompeya, la decisión de guardar los teléfonos durante las clases cambió la dinámica escolar: se redujeron los conflictos, aumentó la atención y, sobre todo, volvió el diálogo entre los alumnos. “Tenemos que lograr que los estudiantes, la comunidad y los docentes puedan recuperar espacios de reflexión y el deseo por aprender”, sostuvo Martín Ortiz Herrero, director del colegio, que fue uno de los primeros en aplicar la medida incluso antes de la resolución oficial.
El proyecto, bautizado “Recuperar la atención y la concentración”, nació tras detectar que la mayoría de las sanciones se originaban por el uso del celular durante las clases. El director recordó que al principio hubo resistencia, pero con el tiempo los alumnos entendieron el sentido del cambio: “No tenía un objetivo punitivo, apostamos a la reflexión y a desacelerar”. Hoy los dispositivos se usan solo con fines pedagógicos o durante los recreos, y la convivencia escolar mejoró de forma visible.
Ortiz Herrero ya percibe un clima más colaborativo y menos conflictivo entre los alumnos. “Vamos a contrapelo de lo que pide la sociedad, que es inmediatez y velocidad. Lo que proponemos es pensar, reflexionar y trabajar con proyectos a largo plazo”, explicó. Y agregó: “Hay un crecimiento de la violencia y la deshumanización, pero la escuela puede y debe ser el espacio para volver a encontrarnos”.
Sin embargo, el director no se mostró en contra de la tecnología. “Son herramientas importantes y tenemos que formar a los estudiantes en su uso”, reconoció. El objetivo, explicó, es enseñar a apagar el teléfono para encender otros vínculos: los del pensamiento, la creatividad y la conversación. “El aburrimiento es el primer paso para crear”, resumió.
El relevamiento del Ministerio de Educación también reveló que disminuyeron las interrupciones y los llamados de atención. Para los docentes, el aula se volvió un espacio más tranquilo y participativo. Ortiz Herrero lo atribuyó a una tendencia más profunda: “Estamos perdiendo nuestra capacidad cognitiva. Muchas cosas antes las pensábamos o las hablábamos; hoy las googleamos. Eso genera un deterioro”.

Además de los kits, se distribuyeron cajas para guardar celulares dentro de las aulas, una medida complementaria para facilitar el cumplimiento del protocolo y garantizar espacios de mayor concentración.
También se lanzó el concurso audiovisual “Hacelo Corto”, donde los estudiantes reflexionan sobre el uso de la tecnología a través de cortometrajes. “La premiación será durante la semana del 10 de noviembre, aún con fecha a confirmar. Serán premiados al menos tres cortos, aunque podrían sumarse más”, concluyeron desde el Ministerio.
