Corría el año 1952, cuando Julián Martínez -de 15 años- araba un campo sembrado de avena en Yunquera de Henares, un pueblo de la provincia de Guadalajara, España. Allí se topó con un objeto enterrado. Frenó el trabajo, llamó a otros dos jóvenes y les pidió que lo ayudaran a sacarlo. Así, descubrieron un antiguo tesoro: un centenar de monedas de oro y plata de la época romana. Años después, reclama que no recibió su recompensa.
Cómo fue el hallazgo del tesoro romano
El 14 de abril de 1952, un adolescente trabajaba la tierra en una finca conocida -casualmente- como El Tesoro, ubicada en el pueblo Yunquera de Henares, España. Pasaba el arado para sembrar avena, cuando la maquinaria chocó contra un objeto duro, sepultado.
Julián Martínez Martínez llamó a otros dos jóvenes que estaban a metros de él -Julio Pérez Rojas, dueño del campo, y a Fernando Riofrío Pérez- para que lo ayudaran a desenterrarlo. Entonces descubrieron que lo que había bajo tierra no era ni una piedra ni una raíz, sino una vasija antigua, que en su interior contenía 120 monedas antiguas, de plata y oro.
Según detalla El País, las monedas fueron emitidas en Roma. En total se hallaron 118 denarios de plata y dos áureos de oro.
La pieza más antigua es un denario de Vespasiano acuñado entre los años 76 y 77 d.C. En tanto que las más recientes corresponden al año 170 d.C., lo que sugiere que el tesoro fue ocultado durante una época de gran inestabilidad en el Imperio romano.
Tras el hallazgo, el alcalde de Yunquera le envió una carta al gobernador Miguel Moscardó Guzmán, en la que lo notificó del hecho. Sin embargo, recién cuatro años después, en 1956, el director del Instituto Arqueológico Municipal de Madrid se presentó en el pueblo y se llevó las monedas.
La polémica por la recompensa
Un año después de que las piezas fueran trasladadas al museo madrileño, las autoridades resolvieron otorgar una recompensa sus descubridores. Para ese entonces, según detalla el medio citado, Julián Martínez Martínez cumplía con el servicio militar en Ceuta, por lo que su padre, Doroteo Martínez, lo representó.
Martínez padre habría cobrado como recompensa a su nombre una suma equivalente al valor de 76 denarios y dos áureos, mientras que Riofrío recibió compensación por 28 denarios, y el propietario de la finca, Julio Pérez, por 14. Los tres decidieron repartir el dinero de modo equitativo.
Sin embargo, Julián Martínez asegura que él nunca recibió un centavo. “La firma del padre está en el recibo de entrega” de la recompensa, explicó al medio español el archivero de Yunquera, lo que prueba que el pago se hizo. Y agrega: “si luego le dieron el dinero o no, pues eso ya no lo sé”.
La sospecha del funcionario es que, por su avanzada edad, el hombre ya no lo recuerda. También Ángel Martínez, hijo de Julián, cree que el tiempo borró muchos de sus recuerdos. “Me ha contado mil veces que él no cobró la recompensa y que no recuerda la presencia de Fernando Riofrío. También está muy mayor, eso es verdad”, reconoció.
Un tesoro olvidado en un depósito del Museo de San Isidro y un homenaje
Las monedas fueron trasladadas al Museo Municipal de San Isidro, en Madrid, ya que en Guadalajara no existía una institución apropiada para conservarlas. Sin embargo, nunca fueron exhibidas de forma permanente. Actualmente, se conservan en los depósitos del museo. A principios de 2025, se realizó una exposición temporal para destacar la importancia del hallazgo.
Este 21 de mayo, la municipalidad de Yunquera de Henares homenajeó a Julián Martínez, el único de los tres que participó del hallazgo del tesoro que aún vive.
El hombre, de 88 años, todavía reclama el pago de aquella recompensa que -según los registros- cobró su padre.