Así opera una red de más de mil voluntarios ucranianos que unen fuerzas para apoyar a los militares en el frente

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Los soldados continúan luchando para frenar el avance ruso (AP Foto/Evgeniy Maloletka)

Mientras a nivel geopolítico se negocia la posibilidad de llegar a un acuerdo por el alto al fuego entre Rusia y Ucrania, los soldados ucranianos siguen combatiendo día a día en el frente y los ciudadanos continúan organizándose para luchar por la libertad de su territorio. Desde camuflaje militar casero, hasta módulos móviles de ducha y lavado, más de 1200 voluntarios de todo el país —niños y ancianos de hasta 92 años— combinan sus esfuerzos para acompañar a sus militares. Lo que sucede en las esferas de poder internacional es algo totalmente distinto a la realidad en el campo de batalla.

Este domingo se cumplen tres años y medio de la guerra que comenzó el 24 de febrero de 2022. Desde el primer momento, la comunidad ucraniana fortaleció sus lazos para hacer frente a la brutal acometida rusa. Un ejemplo de ello es Diana Ilnytska, directora de la ONG RIY, que surgió tan solo un mes después de la invasión a gran escala.

Con pendientes de balas usadas por los soldados militares y la bandera de su país detrás, Ilnytska habló con Infobae sobre el trabajo que realizan en su ONG. Según explicó, ella es la encargada de gestionar y coordinar con las Fuerzas Armadas el trabajo de los voluntarios de RIY para colaborar con lo necesario a los soldados.

Diana Ilnytska, directora de la ONG RIY

Uno de los proyectos más importantes que tienen es con el que producen equipo de camuflaje individual para aquellos que defienden su país en el frente. “En el suministro militar ucraniano no existe este tipo de equipo”, aseguró.

“Nosotros tenemos una habilidad especial para combinar distintas tecnologías con el fin de reducir costes y aumentar la resistencia de los productos. Así, parte de las piezas se cosen y el resto las elaboran manualmente nuestros voluntarios”, relató la mujer.

Cuando todo comenzó, algunas organizaciones producían solo 50 unidades al mes, pero al organizarse y sumar el trabajo de los voluntarios. Hoy, hacen mil unidades al mes y llevan más de 10.256 trajes entregados. Todo esto es financiado con las donaciones que recibe RIY.

El trabajo de los voluntarios en el trenzado

Sobre el proceso de elaboración, contó: “Desarrollamos una red única de recolección y envío de materiales en paquetes que llegan a hogares de personas en todo el país, a personas quienes quisieron convertirse en nuestros artesanos y artesanas voluntarios. Estas personas reciben esos paquetes y, en casa, confeccionan a mano el trenzado del camuflaje”.

En resumen, la organización es la que se encarga de reunir y comprar los materiales necesarios para la producción, pero luego los mismos ciudadanos son los que trabajan en la confección de cada uno de los trajes. «El trabajo de trenzado lo realizan 1200 voluntarios repartidos por toda Ucrania, desde niños de todas las edades hasta personas de 92 años», sumó.

Los trajes de camuflaje creados por los ciudadanos (Foto: RIY Ucrania)

En relación con la gran participación ciudadana, Diana expresó que “a los ucranianos no hay que crearles nada nuevo, basta con darles la base de lo que pueden hacer para ayudar”. “Le damos paquetes con materiales, instrucciones, coordinadores que los acompañan, y publicamos convocatorias en internet. En cuestión de días, se suman cientos de personas», señaló en un diálogo con este medio.

Sin embargo, el trabajo de RIY no termina allí. Por el contrario, también colaboran con las Fuerzas Armadas en la provisión de módulos móviles de ducha y lavadero, para garantizar las medidas de higiene básicas de los soldados,.

Estos elementos también tienen un gran trabajo de organización previa. Para armar cada uno de estos búnkers, necesitan en un primer momento conseguir contenedores marítimos.

El proceso de producción de los módulos

Luego, buscan la unidad militar que más necesitan de estas instalaciones y se ponen a trabajar. Para obtener el contendor, hacen un pedido al alto mando militar y les ceden los que llegan a Ucrania con armamento. Una vez vacíos, comienzan a reacondicionarlos.

En simultáneo, van pidiendo donaciones, lavadoras, duchas móviles y demás elementos necesarios para su acondicionamiento.

El valor total de la producción de estos contendores es de 16 mil euros. “Cuando el contenedor llega a nuestro taller, y según vayan entrando las donaciones, compramos materiales y nuestros contratistas construyen el módulo en su interior. Al principio, en los primeros proyectos, nosotros mismos nos encargamos del diseño de ingeniería, definiendo su diseño y equipamiento. El reacondicionamiento tarda unas seis semanas. Luego hacemos la entrega formal y la unidad militar se encarga de llevar el módulo al frente”, precisó.

Diana se tomó unos momentos para recordar cómo comenzó la iniciativa. “Ahora todo suena muy profesional, pero cuando empezamos este proyecto (como cualquier otro), éramos personas comunes que nunca habíamos hecho algo así. Sobre la marcha aprendimos investigando y probando mucho. Y todo ese diseño de ingeniería, acuerdos, papeleo y grandes sumas de dinero lo gestionan ucranianos comunes sin experiencia previa. Aprendimos a hacerlo porque la defensa de nuestro país lo exige, lo hace imprescindible”, recordó emocionada.

La red de contención de mujeres creada por RIY

Además de todo el trabajo que realizan para colaborar con el combate en el frente, la red de contención emocional entre ciudadanos es muy importante. Por eso, crearon un sistema de acompañamiento y apoyo a las esposas de los militares, para acompañarlas mientras sus seres amados luchan por la libertad del país. Lo que sucedió es que, en muy poco tiempo, Ucrania movilizó a más de 1 millón de hombres.

“Nuestro trabajo principal está en fomentar la socialización: es decir, en la comunicación entre ellas dentro de esta comunidad, y en programas como los ‘círculos de apoyo’, donde puedan hablar y escucharse unas a otras”, explicó y agregó: “También hay esposas de militares embarazadas o que están dando a luz. Esta etapa ya es difícil para cualquier mujer; si tu esposo está en el frente, el estrés se multiplica. Este periodo requiere acompañamiento, y nuestro equipo las acompaña y prepara para el parto, durante el parto y en el posparto”.

En total, dentro de la comunidad hay unas mil esposas de militares que buscan contención, ayuda y acompañamiento entre sus pares. Este proyecto es tan importante que Diana aseguró que será uno de los programas que mantendrán una vez que la guerra termine, ya que consideró a las mujeres como un factor “clave en la reintegración de los veteranos”.

Por otro lado, al ser consultada sobre el ánimo de los soldados a tres años y medio del inicio de la guerra, Diana indicó que “siguen haciendo su trabajo cada minuto, sin detenerse y sin esperar nada. Su trabajo es contener al enemigo, defender y recuperar territorios que nos han sido quitados”. “Pero es la política la que define el destino del país”, cerró.

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