Las recientes noticias relacionadas con el cantante Yahir Saldívar han puesto en la mira del público un nuevo género musical que pareciera encaminado a quizás hacerle frente a los corridos tumbados: las cumbias bélicas o narcocumbias.
Especialmente es gracias a las plataformas digitales que se le ha dado visibilidad a este fenómeno emergente dentro de la música popular mexicana. Este subgénero, vinculado directamente a la narcocultura, fusiona elementos tradicionales de la cumbia del noreste de México con temáticas y estéticas relacionadas con el narcotráfico, ganando terreno rápido en las preferencias de la juventud y ocupando espacios importantes en redes sociales.
En la base sonora de las cumbias bélicas conviven los instrumentos clásicos de la cumbia norteña, con influencia colombiana, que incorporan acordeón y metales, envueltos en un ritmo bailable. Lo que distingue a este subgénero, sin embargo, son las letras: relatos de violencia, estilo de vida ostentoso y referencias explícitas a grupos del crimen organizado en México. Plataformas como TikTok, YouTube e Instagram, junto con servicios de streaming como Spotify, han jugado un papel clave en la difusión veloz de estos temas y artistas.
“Porque vengo acá en la troca, fume y fume mota / No ocupo decir nada, mi gente se rebota, / Y cómo no, decir que no / Que yo soy un bandido, aquí prendo mi leño. / Se juntó toda la flota, las morras belicotas / Andamos bien a gusto disfrutando en la playota. / Y cómo no, decir que no / Destapen las botellas pa’ pasarla mamalón”. Estos versos de la canción “Belicotas”, interpretada por Yahír Saldivar y Lenin Ramírez, evidencian la narrativa festiva y, al mismo tiempo, bélica que define al género.
Uno de los casos más representativos es justamente el de Yahir Saldívar, joven músico originario de Matamoros, Tamaulipas, que inició su carrera grabando canciones con su teléfono móvil y compartiéndolas en redes sociales. Su tema ”SC-9″ o “La Chimichanga”, dedicado a un miembro del Cártel del Golfo conocido como ‘Escorpión 9’, alcanza ya más de 129 millones de reproducciones en Spotify, lo que impulsó a Saldívar a firmar con la disquera DEL Records.
El origen del movimiento se encuentra en la evolución de la cumbia regional, donde exponentes como Rigo Tovar marcaron una pauta décadas atrás. Saldívar reconoce esta influencia y en una entrevista afirmó: “Rigo Tovar, el pionero de la música”, y al ser comparado con él, respondió: “No me pueden comparar, él es el Rey, el Rey”.
El investigador José Manuel Valenzuela Arce, de El Colegio de la Frontera Norte, explica: “La cumbia bélica es una narrativa que adopta la misma estructura temática de los narcocorridos, pero se inserta en un formato musical distinto, el de la cumbia”. Para el especialista, este fenómeno refleja las particularidades sociales de zonas impactadas por la violencia, donde la música representa el entorno de muchos jóvenes.
Allen Sámano, otro joven exponente, popularizó la canción “Doña Petra”, un relato sobre una mujer ligada al crimen organizado, que ha sido replicada en miles de videos en TikTok. Junto a Bryan Martínez y su éxito “MINIMI”, conforman la avanzada de nuevos artistas que encuentran en las redes sociales y las plataformas de video un espacio fértil para crecer y viralizarse.
El atractivo de las cumbias bélicas se sostiene tanto en el ritmo pegadizo y bailable de la cumbia, como en la construcción de una narrativa donde el narco se inscribe como parte del imaginario social. Al igual que los narcocorridos en décadas anteriores, el género despierta atención y polémica, ahora potenciado por la inmediatez de la viralidad digital.