MENDOZA.- A pesar de las adversidades, el sueño se mantiene intacto: llegar al espacio. Por eso, Marcos Bruno (30), el “astronauta análogo” argentino volvió al ruedo para concretarlo. Tras pasar los primeros desafíos, sumar experiencias, atravesar alegrías y, sobre todo, tristezas en los últimos años, que lo golpearon fuerte, no se rindió y va por más. Ahora, toca el momento de ponerse en órbita nuevamente para alcanzar su objetivo.
En diálogo con LA NACION, el joven ingeniero y emprendedor mendocino, especialista en mecatrónica, ya se encuentra nuevamente en un centro espacial financiado por la NASA en Dakota del Norte, Estados Unidos, en el límite con Canadá, para participar de un entrenamiento, donde probará los trajes que están desarrollando para la Luna y Marte.
El fallecimiento de su padre, en los inicios de su carrera hacia el infinito y más allá, fue un remezón difícil de sortear. Pero, la reciente muerte de su madre, tras atravesar una dura y prolongada enfermedad, lo mantuvo alejado de su meta, aunque se siente feliz de haber puesto toda su energía en compartir con ella cada jornada.
“Después de momentos muy duros, pero que pude aprovechar al máximo, durante más de dos años y medio, volví con todo. Ahora realmente estoy muy contento, más cerca del sueño”, expresó a este diario, mientras hacía un alto en las actividades diarias en medio de los ejercicios galácticos.
“Vamos a estar haciendo varios experimentos para entender mejor los desafíos que van a tener los futuros astronautas. Esto obviamente con el objetivo de seguir sumando credenciales para el sueño personal de toda la vida de ser astronauta, que por suerte está volviendo a estar encaminado”, comentó Bruno, que a los 20 años participó de una simulación de la vida en Marte en los Estados Unidos. A los 23 años se probó el traje espacial en otras misiones “analógicas” de experimentación marciana, y a los 26 participó en el diseño de un experimento de placas y sensores para un satélite de Satellogic, que lleva inscripto el nombre de cada integrante del equipo. También avanzó con otro proyecto: Merovingian, una empresa de Data Science y Business Intelligence, que creó con un grupo de amigos.
Un sueño gigante
Y siempre vuelve al mismo lugar. El sueño no es menor: ser el primer astronauta argentino varón en viajar al espacio. Busca continuar el camino que inició Fernando Caldeiro, nacionalizado estadounidense, quien integró en la década del ’90 el staff de astronautas de la NASA, pero no logró ser parte de una misión espacial, y falleció en 2009, a los 51 años.
Asimismo, pone en valor el desafío que tiene por delante Noel de Castro, quien se convertiría en la primera mujer astronauta del país en concretar el viaje en 2027, en una misión liderada por Axiom, una empresa privada estadounidense que busca llevar aspirantes a astronautas a la Estación Espacial Internacional, tal como contó LA NACION.
Por eso, Marcos se puso manos a la obra y ahora logró ser parte de nuevas misiones simuladas al espacio, pero también abrir puertas en el sector a otras propuestas en la Argentina, para que más personas se sumen al ecosistema. “Lo que está pasando ahora es tremendo: empecé a reactivar todo el tema espacial y armamos Constelar, una asociación civil, con Noel de Castro, candidata argentina a astronauta, y Carolina Renaud. Queremos ser el puente público-privado académico que está faltando en este ámbito, para que se puedan conectar todas las iniciativas», expresó Marcos, quien puso en valor la tarea que viene realizando Noel.
“Mi sueño personal es ser astronauta, y me encanta todo lo que está pasando con Noel. Ella está marcando todo un camino para nosotros y quiero seguir sus pasos. Por eso, estar en este centro financiado por la NASA suma credenciales para poder cumplir mi objetivo”, apuntó el ingeniero mendocino.
Marcos pasa sus días en Dakota del Norte, en el Integrated Lunar/Martian Analog Habitat (Ilmah), una instalación de investigación de North Dakota University (UND) que simula hábitats lunares y marcianos para estudiar la adaptación humana a largo plazo en el espacio, la cual está dirigida por otro argentino, Pablo León, considerado el “Messi de los trajes espaciales”, con quien ya venía realizando acciones.
“Pablo es un ídolo personal, por el liderazgo que tiene en la industria, a nivel global. Estar acá, ya es un sueño hecho realidad. Ser parte de esta tripulación permite entender los desafíos que van a tener los astronautas el día de mañana en otros mundos, probar los trajes espaciales que están desarrollando para Luna y Marte, y llevar adelante muchas investigaciones de distintas instituciones pensando en los futuros viajeros”, relató entusiasmado.
Marcos contó que harán experimentos cognitivos y de plantas. Por ejemplo, uno en particular: entender mejor cómo las plantas consumen el agua, el recurso más importante que van a tener que usar en el espacio. “Tenemos que buscar todas las formas posibles de cuidar el agua, y desperdiciar lo menos posible, experimentando con el riego de las plantas, clave para la sostenibilidad de los alimentos, para que los astronautas puedan vivir en el espacio”, explicó el profesional, que siempre vuelve a su niñez, cuando flasheaba con transbordadores, galaxias, misiones espaciales y ciencia ficción, siempre acompañado por el incentivo de sus padres. Luego vinieron la secundaria y la universidad, donde se recibió de ingeniero en mecatrónica, mientras despuntaba el vicio de cada acción que aparecía vinculada con el mundo espacial.
“Todo mi camino en el mundo espacial, de más de 10 años, estuvo atravesado por lo personal, con momentos muy duros. Lo último fue la partida de mamá, a quien le dediqué el 100%, dejando todo en pausa, porque era la persona más importante de mi vida. Y todo sirvió para entender por dónde va la felicidad y los sueños. Hoy la vida me está dando una alegría después de tiempos de tormentas. Pude confirmar que tengo muy en claro lo que quiero: el espacio es mi sueño y mi pasión”, expresó Marcos, orgulloso y convencido que la actual tarea que tiene en Estados Unidos representa “otro granito de arena” para que las futuras misiones espaciales tengan información y recursos para que el día de mañana la humanidad llegue a otros mundos. “Es un sueño poder contribuir y, sin dudas, un paso más para mi sueño personal”, completó emocionado.