Axel Kicillof le ganó la pulseada a Cristina Kirchner, afirma su liderazgo y consolida su candidatura presidencial

admin

Axel Kicillof

Ganó el peronismo. Ganó la unidad pragmática que escondió las grietas internas. Ganó la sencillez de un mensaje unificado sin coordinación previa. Ganó la capacidad de esquivar la conflictividad interna para que la negatividad de las turbulencias diarias queden pegadas al cuerpo de La Libertad Avanza (LLA). Ganó Axel Kicillof, que puso en juego su liderazgo, que desdobló la elección pese a las presiones de Cristina y Máximo Kirchner, y que se puso al frente de la campaña electoral como cara visible de una jugada estratégica que terminó dando resultado.

Kicillof jugó gran parte de su capital político en esta elección bonaerense. Se enfrentó a CFK, a su liderazgo y a su lapicera. Y le ganó. Se enfrentó a Máximo Kirchner, La Cámpora y el cristinismo de paladar negro. Y le ganó. Se enfrentó a sus propios temores y necesidades. A las presiones implícitas y explícitas de los propios, de los intendentes del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), que cerraron filas detrás de él y que le pedían patear el tablero. Y ganó.

El gobernador bonaerense se enfrentó a un cierre de listas traumático, feroz, revoltoso y enredado. Se enfrentó a una discusión sobre las cabezas seccionales y el armado de listas, que estuvo peleada en los detalles hasta el límite de la ruptura. El agradecimiento que Kicillof le hizo a Sergio Massa en Tigre y que le llenó los ojos de lágrimas al ex ministro tuvo que ver con ese momento determinante. A esas horas de enojos, listas paralelas, llamados frenéticos y corazones alterados que podrían haber terminado en la explosión de la coalición.

En el kicillofismo le reprochan a Máximo Kirchner y sus representantes haberse levantado de la mesa de negociación, ofuscados por la disputa de los lugares y la resistencia a aceptar condicionamientos. Y, en paralelo, le reconocen a Massa que se haya quedado sentado en esa mesa en un momento determinante y que haya intentado cerrar el acuerdo de unidad cuando la fractura parecía inevitable. Por eso Kicillof le reconoció un lugar clave en esos contrapuntos extensos y cargados de rencor.

Luego del triunfo peronista, Cristina Kirchner se asomó al balcón del departamento en el que cumple la prisión domiciliaria (RS Fotos)

Lejos está de ser una casualidad la foto de Kicillof y Massa en el búnker de La Plata. El abrazo fotografiado cierra ese círculo. Las sonrisas de las múltiples victorias en sus caras y una ausencia bien marcada: la de Máximo Kirchner. El líder camporista esperó los resultados con su madre en San José 1111, donde cumple con la prisión domiciliaria. Lo que resta saber a partir de ahora es cómo se moverán los principales líderes del espacio en el nuevo tablero político. Cómo serán las modificaciones inevitables en el circuito de poder de Fuerza Patria.

El resultado electoral va a influir directamente en la interna del peronismo y en el reacomodamiento del espacio político. CFK salió a festejar en su balcón en el mismo momento que el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, anunció los resultados. Un contraste que nadie puede aceptar que sea parte del azar. Una imagen quebrada de un peronismo que tendrá que convivir, de ahora en más, con fricciones permanentes por el inicio marcado de un cambio de era.

Ni la ex presidenta ni Máximo Kirchner felicitaron a Kicillof en sus publicaciones en redes sociales. Como si hubiese sido un actor más de reparto en la historia de estas elecciones. Lo ignoraron. Y esa decisión impulsiva denota debilidad. Es una extraña forma de mostrarse ante la adversidad de una discusión interna que tuvo un claro ganador. Más tarde, antes de que el Gobernador hablara en público, se escuchó un audio de la ex mandataria en el que lo saludó. Lo nombró al pasar. Uno más.

Antes y después de ese audio de CFK hubo una canción de la militancia presente que marca un nuevo capítulo de la interna y de la discusión renovadora. “Es para Axel, la conducción”, se entonó en varias oportunidades, mientras que el Gobernador esbozaba una sonrisa y sus lugartenientes más cercanos la cantaban con ánimo. Si la conducción es de Kicillof, ya no es de Cristina. De eso se trata.

Es una expresión de deseo. La realidad, aunque se imponga, es más dura. No habrá pase de mando. Los movimientos de los nombres propios y el poder de decisión con mayor concentración en La Plata comenzarán a jugar en esa reconfiguración que advirtieron las urnas.

Axel Kicillof junto a la vicegobernadora, Verónica Magario. Los grandes ganadores de la noche (Jaime Olivos)

Ese cantito en la fresca noche platense fue una respuesta diseñada y programada a una canción que terminó de romper la relación entre Máximo Kirchner y Kicillof. Aquella que todos los dirigentes del cristinismo entonaron en el club Atenas, en La Plata, y que para el kicillofismo fue pasar un límite en el vínculo político. “Cristina es la conducción, vamos a ver si se entiende. Y si queres otra canción, vení te presto la mía”, rezaba esa letra dedicada a Kicillof y a su idea de que había que tocar nuevas canciones.

El cantito victorioso fue el vuelto de aquella oportunidad. El audio de CFK pasó rápido, sin grandes aplausos y sin estridencias. Sin gestos elocuentes en las caras de los presentes en primer plano. Como si en ese instante pequeño algo se hubiese roto. Más formal, más político y más concreto, Kicillof confirmó que se inicia un nuevo camino a partir de este triunfo. Una construcción nueva en el peronismo y con dirigentes por fuera del espacio. Habló de los gobernadores que no son del PJ. Un guiño evidente para caminar más cerca rumbo al 2027. Empezó a tocar una nueva canción.

En el medio de la euforia triunfal hubo una clara intención de sostener la unidad desde las expresiones públicas. Desde Gabriel Katopodis, del espacio de Kicillof, hasta Cecilia Moreau, del esquema de Massa, evitaron cualquier declaración polémica y resaltaron la unidad como eje del triunfo. Esa misma unidad que tienen el desafío de sostener hasta la elección nacional de octubre, la próxima parada electoral.

Tras el triunfo, el cristinismo salió a marcar la cancha discursiva dando vuelta el discurso de Milei. Del “kirchnerismo nunca más” libertario al “kirchnerismo más que nunca” que pusieron en la cancha digital los principales dirigentes de La Cámpora. El Gobernador ganó con contundencia en la discusión interna y eso tendrá consecuencias inevitables en la convivencia. Si no se dan en el corto plazo, se darán después de octubre. Pero ya nada será como hasta este domingo.

Sergio Massa y Axel Kicllof se estrecharon en un abrazo cuando se conocieron los resultados en la provincia

Kicillof le ganó la pulseada a Cristina Kirchner. La desafió, le discutió poder, fue a fondo con su posición de desdoblar y cerró la unidad con sus rivales internos, con los mismos que lo habían acusado de haber tomado una “decisión unilateral”, de “partir el peronismo” y de inclinarse por “romper con Cristina” en vez de “enfrentar a Milei”. Fue pragmático como tantas veces lo ha sido la propia ex presidenta.

“Axel en vez de ampliar, dividió. Un suicida. Es responsable del desmembramiento de un proyecto nacional”, fue una de las definiciones filosas que salieron de la primera línea del cristinismo después de que Kicillof anunciara el desdoblamiento en forma pública. No pasó tanto tiempo de aquel instante. Fue en abril.

La convivencia en la Legislatura será determinante para el bienestar del peronismo. Se achicaron los márgenes para que el Gobernador y La Cámpora, dentro del mismo espacio, transiten por senderos diferentes. Si no hay unidad, habrá ruptura. Tarde o temprano. Porque es imposible que la disfuncionalidad de la relación entre el Ejecutivo y los bloques propios de la Legislatura se estiren en el tiempo como si nada hubiese pasado.

El triunfo contundente que logró el peronismo de la mano de Kicillof se convirtió en nuevo puñal al liderazgo de la ex presidenta que, a partir de ahora, tendrá que convivir con un liderazgo creciente y una dirigencia con sangre peronista que siempre empieza a moverse cerca de donde se concentra el poder en ascenso. Todo parece indicar que empieza un nuevo tiempo en la reorganización del partido más importante de la oposición. Como siempre pasa en la política, los votos mandan. Axel Kicillof empezó a caminar rumbo al 2027.

Deja un comentario

Next Post

Andalucía mantiene seguimiento a 25 personas por contacto con gripe aviar y dice que es "improbable" el contagio

La consejera de Salud y Consumo, Rocío Hernández, ha explicado este lunes que desde la Junta de Andalucía se está llevando a cabo el seguimiento de 25 personas que han estado en contacto con aves muertas o con muestras de aves muertas por gripe aviar, recordando que el contagio en […]
Andalucía mantiene seguimiento a 25 personas por contacto con gripe aviar y dice que es «improbable» el contagio

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!