Bahiano: la “base” que quiere dejarle a sus hijos, su nuevo disco y cómo encararía una reunión con Los Pericos

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“Me van a hacer una entrevista de música o de personaje? Tengo casi 40 años de carrera ya me hicieron todo tipo de notas», consulta el Bahiano al llegar a la redacción de LA NACION.

–¿No te gustan las entrevistas?

–Hice tantas en mi vida… Siempre traté de comportarme, de ser políticamente correcto. Pero bueno, uno va creciendo y se pone agripicante.

Una vez que su jefa de prensa, con quien llegó a la nota, le alcanza un café, el cantante se relaja y poco a poco va dejando aflorar a la persona detrás del personaje: la ternura que le despiertan sus hijos, el entusiasmo por el nuevo disco y lo que piensa sobre un posible regreso a Los Pericos.

Bahiano:

—¿Por qué decís que sos políticamente correcto?

—Tengo mis opiniones y todo, pero muchas veces las guardo para mí. Tengo muchos públicos diferentes y cada uno hace su interpretación. Mucha gente tiene visiones diferentes sobre los títulos de las canciones, por ejemplo. Yo nunca quise aclarar qué significaba cada cosa, ese juego nunca lo quise jugar al 100%. Siempre fui más de dejar libre albedrío del otro lado.

—¿No te pesó alguna vez morderte la lengua?

—Hubo momentos en los que dije: “me muerdo la lengua”. Aunque no quiera, pero me la muerdo, ¿viste? Soy un tipo que sabe discernir. No soy un tipo de confrontar, o sea, tal vez te silencio in eternum. Hago un pase de página y me olvido. O no me olvido, pero te hago un pase de página.

—¿Armás un personaje cuando te subís al escenario?

—Lo que pasa que hay gente que a lo mejor se imagina cosas y está bueno jugar con esa imaginación. No está bueno pincharle el globo a nadie. Tengo mi realidad más allá del escenario, tengo mi vida que es más encuadrada en mis hijos y otras cosas.

Bahiano:

—Sos un padre muy presente, ¿verdad?

—Sí, al cien por ciento. Ya me invadieron el departamento porque vienen y se quedan a dormir y yo me voy.

—¿Te echan de tu casa?

—No, no me rajan, se los dejo porque uno tiene novia y el otro más chico está conociendo más la vida de Buenos Aires. Viven por el lado de Escobar, entonces, cuando vienen a la capital es todo un mundo nuevo. El más chico tiene 18 años y está descubriendo el ritmo que hay en la ciudad.

—¿Son músicos también?

—No, nada que ver. Uno estudia kinesiología y el otro animación en 3D. Y la más grande, Candela, vive en Israel hace diez años ya.

—Te cambia la mirada cuando hablás de tus hijos…

—Sí, mucho de lo que hago es porque trato de dejarles una base: desde lo económico hasta lo educativo, quiero que tengan alguna solvencia. No es necesario que teniendo un papá como el que tienen arranquen desde cero. No porque sea un millonario, sino porque quiero darle las bases, para que puedan a partir de ahí construirse su vida.

—¿Sos muy organizado con la plata?

—Sí, soy muy organizado con las cuentas. Y ahorré mucho en mi vida también. Tuve ese sistema.

—A muchos artistas no les pasa eso…

—Lo que pasa que esta profesión tiene mucha imagen de la bohemia, que de hecho la hay y de hecho la tuve y la experimenté y demás. Pero todo cambió. La forma de mostrar tu música cambió y las formas de los músicos también cambiaron. Ya el músico abandonado en una mesa con una botella de cerveza es muy raro. Que los hay, los hay, pero de esos músicos que se dejan estar y que el manager tiene que andar peleándoles para que hagan una canción ya hay muy pocos. Ahora hay más músicos que le exigen ellos a los managers.

—¿Qué música escuchan tus hijos?

—El más chico, Santino, escucha metal. Le gusta el heavy metal. A Tadeo le gusta la música electrónica y a Candela, que ya tiene 28 años, le gusta todo tipo de música; Miley Cyrus, por ejemplo.

—¿Y qué opinan de vos y de tu música?

—Les gusta. La disfrutaron. Las veces que vinieron a mis conciertos la han disfrutado. Ahora Santino está viniendo a mis conciertos, que era el más arisco porque le daba cosa. Va a venir al 4 de octubre que voy a tocar en Niceto. Además, Santino está en la tapa de mi próximo disco: hicimos una foto general del público y en ese público se ve él. El disco se llama Pura adrenalina. Costó mucho elegir la foto. ¡Cambió todo! Yo soy vieja escuela, de cuando los discos tenían un arte, una contratapa, uno pensaba cómo comenzaba un disco y cómo terminaba. Ahora te dicen: “Necesitamos que la tapa sea moderna, que sea minimalista, que solamente se vea el nombre del artista y el nombre del disco”. Bueno, todo el arte por la borda. Me dijeron: “Saquemos una foto al público, démosle un color”. Y en una foto lo veo a Santino y ahí quise que fuera esa imagen, así sale Santino en el disco. El disco en realidad se tendría que llamar Acá está Santino, con una flecha (risas).

—¿Y qué dijo él? ¿Le gusta estar en la foto de portada?

—No lo sabe todavía. Estoy muy contento con el disco. Es algo que quería hacer desde hace un tiempo largo. En algún momento hubo idea de hacerlo y ahora por fin sale, son 19 canciones. La gente está muy presente porque es un disco en vivo. Se grabó el 8 de noviembre en el Teatro Coliseo, fue espectacular. A mí siempre me gustaron los discos en vivo porque es realmente el cien por ciento de la habilidad de los músicos, del timing, del manejo de la voz, más la energía del momento. Ese fervor no está en el estudio. Ahí en el vivo se ven realmente los pingos. En el disco de estudio te volvés más quisquilloso porque podés repetir tomas. Acá en el disco en vivo buscamos lo genuino. Hay canciones que escribí y que están en el disco que son bandas de sonido de la vida de la gente. Mi público no es un público homogéneo, es un público amplio. No soy un personaje de nicho.

—No sos un producto…

—No, no soy un producto, a mí no me armó nadie. Hay artistas que son de “gracias” y se van, pero yo soy muy frontman con el público. Hace 21 años soy solista y ahora me siento mucho más genuino, a pesar de tanto éxito con la banda y demás. Me siento cien por ciento genuino porque ya hace muchos años que dejé de estar dentro de la ingeniería de la banda. La banda [Los Pericos] se formó en el año 85 y yo entré en el año 87, porque se les había ido el vocalista. Empezamos la amistad, un compañerismo y empezó el éxito. Sobre todo con El ritual de la banana. Y después fue conocernos en el viaje durante 17 años. Entonces, ¿por qué te digo la genuidad? Porque bueno, cuando yo me fui de la banda, en 2004, por más que había un conocimiento de mí por ser cantante de Los Pericos, tuve que hacer una construcción de mi nombre. Tuve un montón de situaciones de ser infravalorado.

—¿Sentiste eso?

—Sí, en un momento sí. Sí, porque era como que no era parte de la industria. Ellos [Los Pericos] hicieron un muy buen trabajo de marketing, pero a mí me costó.

—Apostaste a lo difícil…

—En realidad, aposté a lo que siempre hice. Fui mejorando mi voz, fui actualizándola y demás. Fue mucho trabajo, si bien el repertorio que escribí y demás no lo abandoné nunca -el repertorio que obviamente también es de Los Pericos nunca lo abandoné porque bueno, es mi pluma-. Pero me costó, no fue fácil. Por eso hoy en día, después de 20 años siento que lo que hago es muy genuino. Hoy todo es distinto, a mí me hubiera encantado subirme al tren bala de internet hace dos décadas. Por ejemplo, veo que Paco Amoroso y Catriel tocaron en Dinamarca. ¿En la vieja escuela eso cómo lo lograbas? Sonabas en la radio, no en Europa, si bien hemos ido a España de gira. Hoy es un tren bala. Por suerte tengo un público que viene de hace mucho, un público que me descubrió en la tele -porque me di esos berretines- y también tengo el público que me descubrió ahora.

El regreso a Los Pericos

Bahiano sobre el regreso de Los Pericos:

—¿Hay alguna posibilidad de un regreso a Los Pericos?

No es una cosa que decida yo. Sí es una cosa que si se llega a dar en algún momento, la evaluaré. Pero yo no soy parte de Los Pericos S.A o S.R.L. Tienen que pasar muchas cosas. La primera cosa que tiene que pasar es que haya buena comunicación y energía para hacer algo ¿no? Pasaron años y demás, esas cosas se darán cuando se tengan que dar y si no se dan, bueno, no se darán. Hoy mi foco está en otro lado. No hay una reunión en agenda. Para mí la pregunta es ¿y para qué?

—¿Sentís que sería cómo volver a visitar el patio de la escuela?

—Sí. Entiendo que alguna gente tiene la curiosidad de ver una banda que tiene un nombre ya de tantos años todos juntos. Yo, por ejemplo, fui a ver a Ciro y tocaba temas de Los Piojos y cuando vi a Los Piojos eran los temas que ya vi cantados solo por Ciro, por ejemplo. Creo que lo principal es que haya energía. Obviamente que hay mucho público y mucho fan se lo merece, pero hay muchos cabos sueltos, entonces por ahora no hay reunión. Y también está el no, no quiero. Y también existe no, no queremos. Es lo mismo que si volvés con tu exnovia.

—Bueno, Chano dijo que volvería con cualquiera de sus ex…

—Está bien, está bien. A ver, económicamente te puede ayudar y genera un lindo folclore, pero hay que estar preparados mentalmente para encarar al medio, porque el medio también va a llegar con sus suspicacias. Hay que estar preparado para muchos ítems: el público, la reunión en la sala, los roles. Son muchas cosas, que obviamente yo estoy dispuesto para cuando llegue, si llega alguna vez el momento.

—¿Estás en pareja?

—Sí, hace cinco años. Estoy contento. Es psicóloga y diseñadora de indumentaria.

—¿Pensás en el retiro?

—Espero no retirarme, pero quiero hacer lo mismo que hago acá frente al mar. Espero que sea en un par de años, a los 66. Tengo 62. Me iría a Río de Janeiro.

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