Bailarina, del universo de John Wick: una excursión entretenida, pero olvidable

admin

Bailarina, del universo de John Wick (Ballerina, Estados Unidos/2025). Dirección: Len Wiseman. Guion: Shay Hatten, Derek Kolstad. Fotografía: Romain Lacourbas. Edición: Jason Ballantine, Julian Clarke. Elenco: Ana de Armas, Keanu Reeves, Gabriel Byrne, Anjelica Huston, Ian McShane, Catalina Sandino Moreno, Norman Reedus, Lance Reedick. Calificación: Apta para mayores de 16 años. Distribuidora: BF Paris. Duración: 125 minutos. Nuestra opinión: buena.

John Wick se ha convertido, en apenas diez años, en uno de los héroes más significativos del universo contemporáneo. Su emergencia tiene raigambre en las pasiones oscuras del siglo XXI, la revancha y el castigo, desprovistas de grandes marcos morales, signadas por las ataduras al origen, y portadoras de sentimientos siempre en estado de contención, cuyo derrotero está marcado por decisiones conscientes al mismo tiempo que por el peso definitivo del azar. John Wick, además, es un asesino a sueldo, que interrumpe su retiro para ajustar cuentas con los profanadores de su duelo, y desde allí ese oficio cuestionable -el ejercicio de la muerte por dinero- se irá elevando ante el panorama amoral que lo circunda. John Wick no sería un héroe en los parámetros clásicos, pero sí en un mundo donde esos horizontes han entrado en crisis.

Ahora bien, ese universo adquirió además una nueva concepción de la acción, cercana a la ubicuidad de los videojuegos, pero atractiva en la personalidad de Keanu Reeves, ajeno al cinismo posmoderno, al canchereo de otros paladines de la acción, y humano en destellos sutiles, pinceladas trágicas que a menudo asoman en su mirada. La dirección de Chad Stahelski -cuya obra se reduce al mundo John Wick– ha logrado una energía propia, capaz de reinventarse en las cuatro entregas que forman la franquicia, sin agotarse ni engolosinarse en sus propios hallazgos, gestando un equilibrio justo entre el vértigo del relato y la empatía del personaje. En John Wick 3: Parabellum (2019), asomó un personaje que ahora da lugar a un bautizado spin-off: Bailarina. Entonces interpretada por Unity Pellan, ahora asume la piel de Ana de Armas y ofrece el origen de su propia historia, un racconto de su propia condición de vengadora.

Bailarina, del universo de John Wick

La dirección a cargo de Len Wiseman, responsable de la saga Underworld con Kate Beckinsale, explora menos el ingenio en la concepción de ciertas escenas, que la mera acumulación, llevando el vértigo de los enfrentamientos a una lógica que a menudo atenta contra la verdadera dimensión de los personajes y aquello que los motiva. El mejor ejemplo es una escena en el comienzo de John Wick: Parabellum, en la que Keanu Reeves ingresa en la biblioteca de Nueva York para solicitar un cuento popular ruso de Aleksandr Afanasyev, publicado en 1864. Compilador de relatos folclóricos y análogo al estilo de los hermanos Grimm en la narrativa eslava, el autor ruso se convierte en un guiño que sirve como excusa para un ingenioso asesinato que incluye golpear con el libro a un inminente agresor, luego romperle los dientes con la cubierta, para después torcerle el cuello y matarlo. La escena brutal se corona con la parsimonia habitual de Reeves cuando regresa el libro a la estantería. Nada parecido aparece en Bailarina.

Bailarina, del universo de John Wick

En el regreso a la infancia de Eve Macarro (Ana de Armas), asistimos a la despedida de su padre, miembro de la cofradía de sicarios liderada por El Canciller (Gabriel Byrne), cuando debe pagar su anhelo de emancipación con su propia vida. Sin embargo, logra salvar la de Eve, aun empujándola a un destino similar: enrolarse en las filas de Ruska Roma para entrenarse en la defensa letal de su propia autonomía. Pero no hay emancipación posible en ninguna de las órdenes que se disputan los crímenes por encargo, sino el respeto a rajatabla de una jerarquía y un estricto decálogo de obediencias. Eso descubrirá Eve en su vida adulta, cuando decida ajustar cuentas con su pasado y cumplir la condena del destierro por la osadía de la transgresión. Sobre esos lineamientos seguimos su camino de venganza, escalonado con infinitos entrenamientos, acrobacias, muertes por doquier, y alguna que otra revelación sobre lo dejado atrás junto al misterio de su familia.

Bailarina, del universo de John Wick (BF Paris).

Lo que sucede con Bailarina es que, más allá de la destreza de Ana de Armas en la peleas, cierta agilidad del relato y el despliegue de un universo que ya conocíamos, no hay nada destacable en la puesta de Wiseman, sus escenas se aferran a las coreografías digitales, a los empalmes del ritmo por montaje y a cerrar el círculo de aprendizaje y venganza iniciado por la heroína. No aporta nada original a la saga, no consigue expandir la concepción de la acción más allá de lo ya visto, y su narrativa es por demás convencional, sin el ingenio y la distinción que había conseguido John Wick en algunas de sus mejores escenas, ajustadas por la perfecta interpretación de Reeves. Bailarina es una excursión entretenida, pero sin llegar a ser inolvidable.

Deja un comentario

Next Post

El español que lleva más de dos meses viajando en coche hasta Japón llega a su destino final: “Los objetivos son un arma de doble filo, ¿ahora qué?”

Después de más 70 días viajando sobre su Fiat Marea de 900 euros, el español Fabio Belnome (@volatadipeluca) ha conseguido alcanzar la meta que se propuso al inicio de la travesía: llegar a Japón. “Ha sido muy emocionante, aunque me siento un poco vacío”, relata este aventurero tras llevar a […]
El español que lleva más de dos meses viajando en coche hasta Japón llega a su destino final: “Los objetivos son un arma de doble filo, ¿ahora qué?”

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!