Banco de España rebaja previsión de déficit público al 2,5% del PIB en 2025 y empeora el IPC también al 2,5%

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El Banco de España ha rebajado tres décimas su previsión de déficit público para 2025, hasta el 2,5% del PIB, como consecuencia de la evolución favorable de los ingresos públicos por el mayor dinamismo de la actividad económica, y pese a un crecimiento de los gastos también algo mayor de lo esperado.

De este modo, el déficit público se situaría en 2025 por debajo del objetivo del Gobierno del 2,8% del PIB. Esta mejora, explica la institución, se traslada igualmente a los años 2026 y 2027, en los que en ambos casos se espera un saldo deficitario de las cuentas públicas del 2,3% del PIB, frente al déficit del 2,6% proyectado para ambos ejercicios en sus proyecciones de junio.

Así lo refleja su nuevo informe de proyecciones de la economía española para el periodo 2025-2027 difundido este martes, en el que la institución afirma que desde junio «apenas se han anunciado nuevas medidas relevantes en materia fiscal». «Únicamente habría que destacar la aprobación, a finales de julio, de la ampliación en tres semanas de los permisos por nacimiento y cuidado del menor, con un impacto presupuestario limitado», señala.

El director general de adjunto de Economía del Banco de España, Galo Nuño, ha indicado que la mejora en la previsión del déficit público también se debe a una mejora en los ingresos públicos por la mayor recaudación de algunos impuestos, sobre todo los impuestos directos.

Esta previsión del organismo que gobierna José Luis Escrivá incluye una estimación de los gastos relacionados con la DANA de octubre de 2024 de dos décimas del PIB en 2025 y de una décima adicional en 2026, con lo que el gasto asociado a esta catástrofe ascendería a seis décimas del PIB en el acumulado del periodo 2024-2026.

El Banco de España explica que, en ausencia de nuevos Presupuestos Generales del Estado y de medidas concretas ligadas al Plan Fiscal y Estructural de Medio Plazo, sus proyecciones continúan basándose en un escenario inercial, que no incorpora el cumplimiento de los compromisos de gasto de dicho plan fiscal.

Así, como resultado de los supuestos habituales y teniendo en cuenta la información disponible para el año en curso, estima que el gasto neto computable crecería entre un 4,4% y un 5,1% en 2025. Dicho rango se sitúa por encima del 3,7% de crecimiento máximo comprometido para 2025 en el plan fiscal.

En los años siguientes, el gasto neto computable crecería en torno al 4%, también por encima de los límites del plan fiscal (3,5% y 3,2% en 2026 y 2027, respectivamente).

En este contexto, el Banco de España estima que la ratio de deuda pública se reducirá «marginalmente», desde el 101,8% del PIB en 2024 al 100,7% a finales de este año, al 100,4% en 2026 y al 100% en 2027.

Esta previsión de la deuda pública en sus nuevas proyecciones mejora la estimada en su anterior informe de junio, donde calculaba que la ratio de deuda pública sobre el PIB sería del 101,4% tanto en 2025 como en 2026 y del 101,3% en 2027.

EMPEORA UNA DÉCIMA LA PREVISIÓN DE INFLACIÓN DE ESTE AÑO, AL 2,5%

Asimismo, las proyecciones actuales del Banco de España implican una revisión al alza de la tasa de inflación general en 2025 de una décima, hasta el 2,5%, mientras que mantiene sin grandes cambios la tasa prevista para 2026, al 1,7%, y baja una décima la de 2027, hasta el 2,4%.

La revisión al alza del IPC para este año se debe, según la institución, a que se han incorporado al escenario central los mayores precios de la energía observados recientemente, lo que añade dos décimas a la tasa de inflación promedio de 2025.

Por otro, la evolución de los precios de los servicios, que ha sido ligeramente inferior a la prevista en las proyecciones de junio, resta una décima al IPC promedio de este año debido, explica Nuño, a la no cancelación total de los descuentos para el transporte. Por lo tanto, la consideración conjunta de los nuevos datos suma una décima a la previsión de inflación de 2025.

En lo que respecta a la inflación de los servicios, el Banco de España señala que «la sorpresa a la baja» obedece a dos factores. En primer lugar, la desaceleración registrada en mayo resultó más intensa de lo anticipado y en segundo lugar, la supresión de los descuentos aplicados al transporte público en el mes de julio se llevó a cabo de manera parcial, y no total, como se contemplaba en el ejercicio de proyecciones de junio.

De cara a los próximos meses, el Banco de España prevé que la inflación subyacente se desacelere levemente hasta alcanzar tasas algo superiores al 2% a finales de año, antes de repuntar moderadamente a comienzos de 2026 debido a la eliminación prevista de los descuentos al transporte público aún vigentes.

Así, la inflación subyacente se situaría, en el promedio de 2025, en el 2,4%, «una reducción modesta con respecto al 2,8% registrado en 2024», señala.

Por el contrario, en el bienio 2026-2027 se espera una desaceleración más acusada, hasta el entorno del 2%, en un contexto de ralentización de la actividad, menores presiones salariales y moderación de los flujos turísticos.

En cuanto a los precios de los alimentos, el ritmo de avance se reduciría desde el 3,6% en 2024 al 2,7% en 2025 y se estabilizaría en torno al 2% en 2026 y 2027, en línea con el comportamiento mostrado por los precios de producción de los alimentos y con el que los mercados de futuros proyectan para los precios de las materias primas alimenticias.

El repunte de la inflación esperado en 2027 se debe, fundamentalmente, a la introducción prevista de un nuevo régimen de comercio de derechos de emisión en la UE. Sin incorporar el impacto de dicho régimen, el Banco de España indica que la inflación esperada en 2027 se situaría en el 1,7%, si bien precisa que este impacto «sólo puede estimarse con un elevado grado de incertidumbre».

LA VIVIENDA, PATRIMONIO O CUELLO DE BOTELLA

Desde el Banco de España destacan que el encarecimiento de la vivienda –con un incremento del 2,9% en el segundo trimestre– está siendo el «motor» que explica el incremento promedio de la riqueza de las familias, pero indica que esta realidad es «heterogénea».

Así, para los colectivos más jóvenes o personas extranjeras, junto a las familias no propietarias, el encarecimiento de la vivienda está siendo un «drama social». Además, el director general de adjunto de Economía del Banco de España ha indicado que el encarecimiento también puede generar un «cuello de botella» para el crecimiento de la economía española.

«El crecimiento del precio de la vivienda ocasiona problemas de movilidad e integración de inmigrantes», ha expuesto Nuño, que ha recordado que esto puede dañar el crecimiento de la población, al impactar negativamente en la emancipación de jóvenes y creación de nuevos hogares, y, consecuentemente, en la economía.

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