En un momento donde las actrices buscan romper estereotipos, Belén Cuesta ha logrado consolidarse como una de las figuras más versátiles de la industria española. Su naturalidad para pasar del drama a la comedia y de la comedia a la acción la han hecho dueña de un abultado CV que abarca desde papeles icónicos en series de culto hasta interpretaciones conmovedoras en cine y teatro. Desde su inolvidable rol en Paquita Salas hasta su desgarradora actuación en La trinchera infinita, pasando por su sorpresiva revelación en La Casa de Papel han demostrado que no hay registro ni público que se le resista.
Su nuevo protagónico en Legado, la serie de Netflix en la que comparte cartel con José Coronado, no se queda atrás. En ella, la actriz andaluza interpreta a Yolanda Seligman, una mujer ambiciosa y decidida que busca modernizar el legado familiar enfrentándose a las visiones tradicionales de su padre.
De Málaga al estrellato
Belén Cuesta Llamas nació el 24 de enero de 1984 en Sevilla pero se crió en un pueblito llamado Fuengirola en Málaga. “Mis padres vivieron en Sevilla, se conocieron ahí, pero cuando se quedaron embarazados de mí ya vivían en Málaga. Lo que pasa es que mi abuela aún vivía en Sevilla y mi madre quiso dar a luz cerca de su madre. Pero nunca viví en Sevilla. Del hospital fui directo a Fuengirola”, reveló la actriz en una entrevista con Jot Down.
Su infancia transcurrió en la casa de su abuela frente del mar, una infancia que Belén recuerda como “estar descalzos todo el día en la playa” y en la que ya se vislumbraba su fuerte vocación por el arte y la actuación. “En el colegio tenía un profesor de literatura maravilloso, y un día montó un grupito de teatro e hicimos una representación muy absurda en la que absolutamente ningún compañero hacía caso a lo que estaba pasando en el escenario. Lo recuerdo como algo mágico”, contó quien por ese entonces tenía apenas diez años y era fanática de películas como Los Goonies y E. T., el extraterrestre. “Yo quería que me pasara eso. Quería poder hacer eso. Me fascinaba ese universo de las aventuras, de la pandilla”, recordó aunque en primera instancia estudió Derecho como su papá y su hermano.
Luego de graduarse en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga, Cuesta hizo las valijas y se mudó a Madrid en busca de oportunidades. Mientras que de día trabajaba como cajera o camarera, de noche ganaba experiencia en el teatro under madrileño. “Trabajé de cajera, de camarera, dando clases de teatro a niños… También he sido coach de niños en alguna peli. Llegas a Madrid y todo es carísimo comparado con Málaga”, aseguró quien poco a poco fue ganando sus primeras incursiones en cine y TV.
El éxito le llegó a los 32. Fue precisamente en uno de esos bares en los que trabajaba que esta andaluza se hizo amiga de otro mozo llamado Javier Ambrossi, curiosamente uno de los integrantes de Los Javis (dupla autoral que comparte con su pareja, Javier Calvo). Ellos tenían un proyecto en mente y la eligieron como su protagonista. La llamada, película en la que encarnó a la monja Milagros, fue un hito en su carrera.
Algo que se repitió en TV cuando la dupla de guionistas la eligió para interpretar a Magüi Moreno en Paquita Salas. Si bien Cuesta ya había participado en títulos como Bandolera, El tiempo entre costuras y Vis a Vis, esta comedia donde interpretaba a una secretaria la convirtió en una figura altamente popular.
Su personaje más polémico
A pesar de todo, Hasta que la boda nos separe y Sentimental (la adaptación cinematográfica de Los vecinos de arriba, donde comparte cartel con Griselda Siciliani) reafirmaron su destreza como comediante. Sin embargo, Cuesta nunca estuvo dispuesta a encasillarse. Así fue como en 2019 la intérprete comenzó a dirigir su carrera hacia otros terrenos, donde pudo demostrar con creces su habilidad tanto para el drama como para la acción. La trinchera infinita -donde interpretó a Rosa, la esposa de un hombre que vive escondido durante más de 30 años tras la Guerra Civil Española- fue un punto de inflexión en su carrera. De hecho, le valió el Goya a Mejor actriz protagonista.
La Casa de Papel fue otro crédito importante en su currículum. Es que la serie de Netflix marcó su debut en el género de acción. Si bien en las primeras temporadas se la vio como al pasar entre los rehenes, en la cuarta temporada el misterio fue develado. Ella era Manila, la ahijada transexual de Moscú, y formaba parte de la banda de El Profesor.
“Era fan de la serie. Un día Álex Pina (el creador) y las directoras de casting, Eva Leira y Yolanda Serrano me llamaron, me contaron todo y dije que sí. Es un proyecto muy importante pero, sobre todo, porque como actriz no había hecho este género. No había hecho acción. Entonces, de repente, como actriz tener la suerte de rodar algo así y cambiar de registro fue muy interesante. A mí me apetece probar cosas diferentes”, confesó en diálogo con El Comercio Perú quien enfrentó varios desafíos a la hora de encarnar a esta atracadora. Por ejemplo, aprender a usar un arma.
Sin embargo, este personaje generó una fuerte polémica en la audiencia que cuestionaba que ese papel no haya sido protagonizado por una transexual. “Soy una mujer cisgénero (así se llama cuando la identidad de género coincide con el sexo biológico) y estoy interpretando a una mujer transgénero, pero en definitiva soy una mujer. Una actriz cisgénero puede hacer de mujer transgénero o una mujer transgénero puede hacer de una mujer cisgénero”, se defendió en una nota con El Español.
Interpretar a la actriz y vedette Bárbara Rey en la serie Cristo Rey y a la reina Fabiola de Bélgica en la serie Cristóbal Balenciaga significaron otro gran reto en su carrera. “Para mí fue un privilegio como actriz haber vivido esta producción, ya que no se hacen cosas de esta magnitud todos los días. Ha sido divertido. También nos hemos tomado la licencia de hacer una interpretación del personaje de la reina un poco libre. Tratamos un plano muy privado de ella y no hay mucha información sobre la Fabiola de aquella época”, le reveló a Vanity Fair sobre este personaje que lleva a la fama al diseñador de Guetaria al pedirle que le confeccione su vestido de novia.
Ser madre a los 40
A pesar de su creciente popularidad, Belén Cuesta se ha encargado de mantener su vida privada lejos de los flashes. Será por eso que se sabe poco y nada sobre su relación con el actor Tamar Novas, conocido por sus trabajos en películas como Mar Adentro y en series como Fariña, El desorden que dejas y Los abrazos rotos. Los actores se conocieron durante el rodaje de Bandolera, en 2012, y estuvieron durante casi una década juntos. De hecho, llegaron a convivir en Madrid.
Según trascendió en medios españoles, la relación llegó a su fin en 2021 aunque ninguno de los dos hizo declaraciones al respecto. La ruptura se hizo evidente cuando dos años después la andaluza anunció su embarazo. Y si bien durante la dulce espera compartió algunas imágenes en sus redes sociales mostrando su felicidad por esta nueva etapa, lo cierto es que nunca reveló si estaba en pareja nuevamente o iba a ser madre soltera. En marzo de este año, las especulaciones se pusieron en marcha cuando Cuesta asistió a la Feria ARCO de Madrid acompañada por un misterioso hombre, a quien todos señalaron como el posible padre de su hija.
El nombre de la pequeña, que nació el 20 de diciembre de 2023, tampoco fue revelado. Solo a principios de 2024, la española aprovechó su cumpleaños número 40 para compartir una foto junto a su beba y en una entrevista con Vanity Fair describió la maternidad como “una experiencia de constante aprendizaje”. Además, contó su decisión de tomarse una pausa de los sets para enfocarse de lleno en la crianza de la “bambina”. “Me tomaré un tiempo para descansar, aunque también me lo he tomado durante el embarazo. Sólo he hecho algunas cosas de promoción sobre algunos proyectos pero ha sido todo muy relajado. Me siento afortunada de haber tenido la posibilidad de pasar la última parte del embarazo tranquila y disfrutándolo. Con el bebé me apetece estar tranquila porque asusta: es el primero. Ya iremos viendo”, dijo por ese entonces esta madre primeriza.
Su vuelta a los sets
La realidad es que la actriz volvió a los sets antes de lo esperado. Fue la trama de la serie Legado la que la sedujo por completo. Es que ponerse en la piel de Yolanda Seligman, la hija mayor del periodista y empresario Federico Seligman (interpretado por José Coronado) fue todo un reto. “Legado es un drama, pero es también un thriller político y familiar en el que se cuela un poco la comedia”, contó Cuesta sobre lo que la convenció a aceptar este proyecto.
En esta historia creada por Carlos Montero, Pablo Alén y Breixo Corral, Coronado interpreta a un magnate de los medios de comunicación que debe retirarse durante dos años de sus empresas para recuperarse de una enfermedad. Sin embargo, a su vuelta, descubrirá que sus hijos están llevando los negocios por un rumbo que pone en peligro su legado. “Yolanda se toma la vida de otra manera, es la más ‘disfrutona’ de los hermanos, la que tiene menos anhelo del tipo de poder que se mueve en su familia. Pero no por ello es la que sufre menos (…). Ese desplome que está habiendo en el clan a ella se le junta con la crisis de los 40, de entender quien es y de saber qué quiere, que puede dar lugar a situaciones más cómicas y disparatadas”, anticipó en una entrevista con El Periódico.
A pesar de sus años de experiencia en la industria, a Belén la siguen poniendo nerviosa los castings. “Hacer pruebas siempre te pone muy vulnerable. A veces las haces con el director o con un compañero que ya está en el reparto e intento tomármelo como un rato de trabajo, como una suerte de poder trabajar con ellos más allá de que luego salga el proyecto o no. Que te den un personaje depende de tantas cosas… Siempre salgo de los castings dándole vueltas y pensando si lo he hecho bien, si no tendría que haber hecho otra cosa”, confesó quien últimamente prioriza los personajes con profundidad emocional y discursos que interpelen a la sociedad.
La realidad es que Cuesta no sólo es una de las grandes voces de su generación sino también una gran referente en diversas causas sociales. Su compromiso con el feminismo, la diversidad y la necesidad de un cambio en la industria audiovisual se ha podido ver reflejado en sus discursos públicos. Y también en sus acciones, esas que tanto delante como detrás de la pantalla no buscan encajar en los moldes preexistentes, sino romperlos.