Un corazón en un cuerpo ajeno. Un amor que trasciende la muerte. Una historia de segundas oportunidades. Corazón delator no solo es un drama romántico. Corazón delator es una invitación a reflexionar sobre el duelo, la redención y las conexiones humanas. “Se cuenta una historia de amor donde hay un choque de dos mundos muy diferentes, personas que hubiese sido muy difícil que se encontraran si no hubiera sido por estas circunstancias tan hostiles y en las que también hay un conflicto de intereses. Y eso es sumamente romántico. Creer que el amor puede brotar en la adversidad es superlindo”, confiesa Benjamín Vicuña, quien en la trama interpreta a Juan Manuel, un empresario ambicioso cuya vida da un giro radical tras recibir un trasplante de corazón.
Su donante es Pedro (Facundo Espinosa), un hombre humilde y líder de su barrio que muere inesperadamente en un accidente de tránsito. Interesado por saber de dónde proviene su nuevo órgano, este ingeniero conoce a Valeria (Julieta Díaz), la viuda, y se enamora de ella sin revelar que en su pecho late el corazón de su marido. Ese es el primer secreto con el que tendrá que lidiar el personaje de Vicuña. ¿El segundo? Juan Manuel es el dueño de la constructora que curiosamente planea quedarse con el barrio El Progreso para desarrollar un proyecto inmobiliario.
“El marido de Valeria era el que llevaba adelante la lucha para no perder el barrio que el intendente de la zona estaba tratando de vender. Ella no solo queda a cargo de su hijo, sino también de esta lucha, y en el medio conoce a Manuel, una persona que ella cree amigo del barrio, que empieza a ayudarlos y por la que empieza a sentir una atracción medio extraña. No comprende bien lo que le está pasando porque está en pleno duelo”, relata por su parte Julieta Díaz, cuyo personaje entrará en crisis cuando descubra la verdad.
Tanto el corazón como el barrio son los grandes protagonistas de esta trama -escrita y dirigida por Marcos Carnevale- que ya está disponible en el catálogo de Netflix. Rodada hace exactamente un año, una de las locaciones principales fue el Parque Central “Las Colonias”, ubicado en Lanús. “Filmamos en las casas de los vecinos, un barrio de laburantes. Fue una gran experiencia”, coinciden los actores que encabezan un elenco compuesto por Peto Menahem, Gloria Carrá, Julia Calvo, Bicho Gómez y Yayo Guridi.
-Julieta, ¿cómo fue componer a esta mujer tan empoderada y luchadora?
Julieta Díaz: –Fue un lindo desafío poder recorrer su camino de la mano de Marcos Carnevale, con el que vengo haciendo muchas películas y con el que tengo mucha experiencia como actriz. Él es muy generoso y nos escucha mucho en el proceso porque es un trabajo en conjunto. En este desafío de encarnar a Valeria, me costó encontrar la manera para que esté tan entera con tan poco tiempo de la muerte de su marido, porque son dos o tres meses que pasan hasta que aparece esta persona que le llama la atención. Además de que sigue haciéndose cargo sola de su hijo, de su trabajo y de la lucha en el barrio. Me costó encontrar esa fortaleza dentro de una situación tan tremenda, así que lo fuimos trabajando para que no esté siempre enojada o angustiada.
-Benjamín, en tu caso podría decirse que interpretás a dos personajes en uno porque Juan Manuel cambia radicalmente después del trasplante…
Benjamín Vicuña: –Exacto. Juan Manuel es un tipo que tiene la posibilidad de renacer con este trasplante, tiene la oportunidad de tener una vida nueva que, ya sea por fantasía, magia, ciencia o poesía, empieza a ver con otros ojos, a sentir con otro corazón. Empieza a vivir con empatía, con sentido común, con criterio. Por primera vez puede sentir el amor porque era un tipo bastante egoísta e individualista. Un empresario ambicioso que, tras enfrentarse a la muerte, vive un antes y un después. Se replantea sus valores, su moral y se enamora entendiendo que está heredando los sentimientos y los recuerdos de su donante. Esa es la intriga y el conflicto que también tiene esta película. Así como el conflicto de Valeria es hasta dónde ella puede duelar y volver a vivir el amor, Juan Manuel necesita conocer la identidad de su donante y se encuentra con esta mujer con la que le empiezan a pasar cosas.
-Además del amor, la película pone el foco en la donación de órganos, en cómo se puede dar vida después de la muerte. ¿Se siente más responsabilidad cuando se cuentan estas historias con compromiso social?
Vicuña: –Hay más responsabilidad y también es lindo para nosotros como actores que tenga un sentido lo que hacemos. La película destaca el gesto generoso de donar un órgano que no sólo es dar vida sino también poder perpetuar la muerte. Hacer que su marido siga habitando en este cuerpo. Es lindo creer que podemos trasmutar el dolor o la ausencia y que el amor no desaparece, que en el recuerdo y en la fe perdura.
-Eso es algo de lo que vos sabés mucho. ¿Este tipo de proyectos te toca una fibra más íntima?
Vicuña:- Sí, yo creo que a todos en realidad. Creo que hoy es un lujo filmar en Argentina y poder hacer una película así que vaya a la fibra emocional y que pueda generar un debate sobre la donación de órganos, que pueda tener una mirada optimista de este encuentro de dos mundos; de reconciliación, de ponerse en el lugar del otro, de tratar al otro con respeto, con empatía, con amor. Claramente es una película que me interpela y me identifica. Sobre todo, en esto de cómo las cosas se transforman, cómo el amor debe seguir, cómo debe transformarse en algo y perdurar. ¡Es que no se puede acabar! En el caso de la película, Pedro no desaparece. A través de este órgano habita en otra persona.
-La película también habla de las segundas oportunidades. ¿Sintieron alguna vez esa sensación de estar perdidos y que una persona, un proyecto o un personaje los salve en cierta forma?
Díaz:-Sí, claro. Antes de hacer esta película yo estaba pasando por una situación personal muy difícil y a mi trabajar me ayuda mucho. Hacer esta película con Marcos, que es un amigo; con Benja, que nos hicimos muy cercanos y nos acompañamos mucho, y contar una historia desde el corazón fue una salvación para mí.
Vicuña: –Creo que todos tenemos el derecho a buscar la felicidad. Tenemos el derecho a las segundas, terceras oportunidades; tenemos derecho a buscar hasta conseguirlo. Y también a reinventarnos hasta conseguir nuestra verdadera identidad, porque yo creo que es un proceso. Creo que nos vamos a morir buscando quien realmente somos. Esta película expone, en el caso de mi personaje, un claro antes y después, aunque yo creo que todos estamos en ese plan. Todos tenemos esa posibilidad de volver a empezar o tomar caminos nuevos todo el tiempo.
-Es un lindo mensaje, sobre todo, cuando la vida te da golpes inesperados…
Vicuña: –Quizá suene medio cursi pero es interesante lo que nos pasa después de una noticia que te sacude. Por momentos viene la inercia en nuestras vidas, te ponés impermeable a tu entorno pero, de repente, parás dos segundos y empezás a ver las cosas desde otro lugar, que es lo que le pasa a este personaje. Te empezás a fijar en el otro, en el dolor, en la miseria; le das lugar a la empatía, a escuchar.
-Esta es la primera vez que comparten un proyecto en pantalla, ¿Cómo fue trabajar juntos?
Vicuña: –Hace unos años tuvimos un casi casi en una película, pero no se dio, así que fue un lindo reencuentro. Más allá de que Juli logró una leona hermosa, una luchadora, un personaje súper complejo, en el set también fue una súper líder. Ella se conoce mucho con Marcos, yo fui el último en sumarme a este triángulo y la verdad que me sentí muy cómodo. Fue una experiencia hermosa.
Díaz: –¡Ay qué amoroso! Benja es un gran compañero. La verdad es que uno termina siendo casi una familia por dos o tres meses.
-En la historia, Valeria y Juan Manuel tienen una conexión inexplicable hasta que descubren el por qué. ¿Alguna vez experimentaron una conexión extraña en sus vidas?
Díaz: –Sí, yo lo he sentido muchas veces. El otro día escuchaba a una persona que decía que también puede haber “amistad a primera vista”, esas personas que de repente las sentís muy a fin a vos, que pareciera que fuera tu amigo desde siempre. A mí me ha pasado mucho. Encima nosotros como actores necesitamos un poco eso, porque tenemos que tener una cotidianidad con el que va a ser tu pareja, tu amigo, tu hermano, tu papá, tu mamá. A veces se busca y a veces aparece. En mi caso, además yo creo en la reencarnación. Creo que uno puede encontrarse con gente de otras vidas, entonces miro la vida de otra manera.
Vicuña: –Es interesante porque, más allá de todo eso, hay una cosa como de calma, una sensación de paz, de confort y de confianza que es muy curiosa cuando conectás así con alguien. Así como existe esta corriente de creer que esa persona viene de otras vidas, también a veces hay ganas de futuro, o sientes que por primera vez te pasa. En lo desconocido también puede haber algo que te inquieta y te llama la atención.
-Julieta, ¿es verdad que ibas a hacer la serie de Yiya Murano y te bajaste?
Díaz: –Sí, al final no pude.
-¿Se pueden saber los motivos?
Díaz: –Fue por razones personales. No hubo ningún problema con nadie del proyecto; al contrario. Realmente fue muy difícil para mí bajarme porque era un proyecto alucinante y hermoso, pero estoy en un momento personal muy complejo y preferí dar un paso al costado. Era mucha responsabilidad.
-Benjamín, sé que no te gusta hablar de estos temas, pero te tengo que preguntar…
Vicuña: –Yo voy a ser Yiya (risas).
Díaz: –Con la pregunta que te va a hacer ahora vas a ser Yiya (risas). Tomate un tecito…
Vicuña: –Voy a enyiyar (risas)
-Espero no envenenarte con la pregunta pero quiero saber cómo estás viviendo este momento tan álgido que te toca de manera indirecta por el romance de tu ex con Mauro Icardi. Se dijo que estabas enojado por la alta exposición de tus hijos y que ibas a viajar a Milán a buscarlos..
Vicuña: –No, a ver… Trato de entender desde la empatía, trato de ponerme en el lugar del otro, trato de… No sé mucho que decir. Trato justamente que esos temas no invadan mi lado profesional que tanto amo, defiendo y me gusta, porque es algo que efectivamente no tiene que ver conmigo.