Hay hitos artísticos que quedan en la historia. El festival de Woodstock, es uno de ellos, y logró dejar su marca indeleble en los miles de personas que concurrieron a la convocatoria. Billy Joel es una de las casi 400 mil personas que acudieron a la granja en Bethel, Nueva York, en agosto de 1969, para disfrutar el festival de música de tres días, pero en su caso, el recuerdo de aquellos días no fue del todo feliz.
“La verdad es que no lo disfruté”, le confesó esta semana el cantante de 76 años a People. Y explicó: “Quería ver a Jimi Hendrix, a The Who, y me los perdí. Solo los vi el primer día. Y todo el lugar estaba lleno de barro, llovía y estaba todo desordenado. No había dónde ir al baño y todos estaban drogados. En aquel entonces, yo no consumía drogas ni nada”.
El primer día de Woodstock contó principalmente con músicos folk, como Joan Baez y Arlo Guthrie, y recién en la segunda jornada se presentaron grupos de rock como The Who, Creedence Clearwater, Grateful Dead. Para ver el histórico show de Hendrix, Joel habría tenido que esperar todo el fin de semana, ya que el intérprete de “Purple Haze” fue el encargado de cerrar el festival, el lunes por la mañana. En realidad, ese no era el horario que estaba previsto, pero la lluvia y los mismos artistas hicieron que todo se postergara.
Pero no todos fueron malos recuerdos. El músico admitió que hubo un “aspecto comunitario” que él apreció. “Lo entendí”, indicó sobre el hecho de haberse dado cuenta que estaba ocurriendo algo “admirable” gracias a la cofradía que se había logrado entre los artistas y el público.
“Eso mismo me pasaba con todo lo que se generaba en torno a los Beatles. Amaba a los Beatles, pero al crecer me di cuenta de que no se trataba solo de los Beatles. Se trataba de nosotros. Tenía mucho en común con mis compañeros de la generación del baby boom que escuchaban a los Beatles. ‘Esto es genial. Todos estamos en sintonía. Todos estamos creciendo y escuchando esto’. Realmente aprecio eso de mi propia generación”, indicó.
En la época de Woodstock, el músico cantaba para el grupo de rock The Hassles y lanzó su álbum debut en solitario, Cold Spring Harbor, recién dos años después. Su carrera despegó con el lanzamiento de Piano Man en 1973, y desde ese momento forma parte del universo de los músicos más importantes.
Recientemente, Joel se vio obligado a cancelar todas las actuaciones que estaban programadas en mayo, luego de que le diagnosticaran una enfermedad cerebral. En la reciente entrevista, el cantante explicó que ese mismo “aspecto comunitario” que lo maravilló décadas atrás es justamente lo que lo ayuda a mantener el amor por su profesión.
“Cuando todos disfrutan de verdad de lo que hacés, cantan, te acompañan y te animan, se crea un clima similar a aquel de Woodstock”, indicó. “Estoy muy agradecido por el apoyo que hemos recibido de la gente que viene a vernos. Es asombroso. Y muchas cosas ni siquiera lo entiendo, pero no lo cuestiono. Es una bendición en mi vida”, agregó.
Joel no fue el único que concurrió a aquel festival como parte del público, antes de convertirse en una estrella de la música. El líder de Aerosmith, Steven Tyler, también estuvo allí, pero su experiencia fue muy distinta.
“Recuerdo que era un lugar genial para emborracharse”, señaló. “La gente andaba con pistolas de agua llenas de ácido, rociándotelas en la cara. Te emborrachabas en cuestión de minutos… Había 450 mil personas flotando en el aire, corriendo desnudas, riendo y gritando”, rememoró.