En vísperas de la cumbre de líderes de los Brics, celebrada en Río de Janeiro, Brasil, se hizo oficial el ingreso de Colombia al Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), la institución financiera creada por el bloque en 2014 para ofrecer una alternativa a organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
El anuncio fue hecho por la presidenta del banco, Dilma Rousseff, durante una rueda de prensa en la ciudad brasileña.
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Colombia, junto con Uzbekistán, se convirtió en miembro pleno tras recibir el aval definitivo del consejo de gobernadores del NDB, el último paso en el proceso de incorporación. “Nuestra relación está basada en la igualdad de sus miembros, que ningún país domine y todas las voces sean escuchadas. No hay poder de veto”, aseguró Rousseff al oficializar la decisión.
Con esta nueva ampliación, el banco suma ya once miembros: Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos, Bangladés, Egipto, Argelia, Colombia y Uzbekistán.
La adhesión de Colombia no fue una sorpresa. La solicitud de ingreso había sido presentada por el presidente Gustavo Petro durante su visita a China el 16 de mayo, en un encuentro bilateral con Rousseff en Shanghái, sede del banco. Allí participó en una reunión ministerial entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y autoridades chinas.
El paso final, sin embargo, se concretó el sábado 5 de julio justo cuando Petro canceló su participación en la cumbre, en medio de crecientes tensiones diplomáticas con Estados Unidos. El gesto de ausentarse de la cita presencial refuerza la lectura de un reacomodo estratégico en la política exterior colombiana, en un momento en el que el país busca fortalecer su papel en escenarios multilaterales no occidentales.
Creado hace una década, el NDB nació con el objetivo de financiar proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en economías emergentes. A diferencia de sus pares tradicionales, el banco de los Brics insiste en una visión “sin condicionalidades políticas” para acceder a créditos.
“No podemos condicionar nuestros préstamos por cuestiones políticas”, señaló Rousseff durante su intervención, reafirmando que el espíritu de la entidad es brindar apoyo financiero sin imponer reformas estructurales ni intervenir en los asuntos internos de sus socios.
La expresidenta brasileña recalcó que el NDB es “un banco del Sur Global para el Sur Global”, con principios que giran en torno a la equidad, la solidaridad y el respeto por la soberanía de cada país. Esto implica, por ejemplo, que ninguna nación tenga poder de veto, a diferencia de lo que ocurre en el Banco Mundial o el FMI, donde Estados Unidos y Europa tienen mayor peso en las decisiones.
El ingreso de Colombia representa una oportunidad de acceder a nuevas fuentes de financiación para obras de infraestructura, transición energética y desarrollo rural, entre otros sectores. Para un país con retos fiscales, pero ambiciones en materia de inversión pública, el acceso a este tipo de recursos podría aliviar presiones presupuestales.
Además, la membresía puede fortalecer los lazos económicos con potencias emergentes como China, India y Rusia, sin dejar de lado los compromisos actuales con organismos occidentales. La apuesta de Petro por acercarse a los Brics responde a su visión de un orden global más multipolar, donde Colombia tenga mayor margen de maniobra geopolítica.
Más países en evaluación
Rousseff también confirmó que otras candidaturas están en análisis, aunque evitó dar nombres. El proceso de expansión sigue abierto, en un contexto donde cada vez más países del Sur Global buscan alianzas fuera del eje tradicional de Washington y Bruselas.
Mientras tanto, Colombia ya hace parte del grupo. El país accede ahora a una mesa en la que las decisiones se toman sin jerarquías preestablecidas y donde, según sus promotores, lo que cuenta no es el tamaño de la economía, sino la voluntad de cooperar en condiciones de igualdad.