BRUSELAS.- Bulgaria se convertirá el 1° de enero en el 21° país de la eurozona, tras recibir este martes la autorización formal de los ministros de Finanzas de la UE. “¡Lo logramos!”, celebró en la red social X el primer ministro búlgaro, Rossen Zeliazkov.
“Agradecemos a todos los que han hecho posible este momento histórico. El gobierno sigue comprometido con una transición suave y eficaz al euro en interés de todos los ciudadanos», agregó el dirigente.
En tanto, el comisario europeo de Economía, Valdis Dombrovskis, señaló que “unirse a la zona del euro es más que apenas substituir una moneda. Se trata de construir un futuro más próspero para los búlgaros”.
De acuerdo con Dombrovskis, el euro “traerá nuevas oportunidades, empleos y crecimiento” al país.
A su vez, la ministra de Economía de Dinamarca, Stephanie Lose -cuyo país detenta la presidencia rotativa semestral de la UE- destacó la “preparación intensiva” que condujo a esta decisión.
La adhesión “marca la culminación de un proceso exhaustivo hacia la adhesión de Bulgaria, que incluye un análisis riguroso y una preparación intensiva», expresó.
Se trata de otro logro del gobierno búlgaro, luego de que los países de la Unión Europea acordaran en diciembre pasado la adhesión plena de Bulgaria y Rumania al denominado espacio Schengen, el área de libre circulación de personas, después de trece años de espera.
La Comisión Europea -el brazo ejecutivo de la UE- había anunciado en junio que Bulgaria había cumplido con las estrictas condiciones para adoptar el euro, y el Banco Central Europeo (BCE) también dio una opinión positiva.
El paso de Bulgaria –el país más pobre de la UE- de su actual moneda, la leva, al euro se producirá 19 años después de que el país, de 6,4 millones de habitantes, se unió a la UE.
El camino de Bulgaria para unirse a la eurozona ha tenido un trasfondo político tormentoso, con siete elecciones en tres años, la última de ellas realizada en octubre de 2024.
El euro es una moneda compartida y un sistema monetario lanzado en 1999 cuando 11 países miembros de la UE fijaron irrevocablemente sus monedas al euro y luego intercambiaron los billetes y monedas nacionales en 2002.
Buena conducta
La UE estableció el Banco Central Europeo (BCE) para manejar la política monetaria y establecer puntos de referencia de tasas de interés para los países integrantes, similar al papel de la Reserva Federal de Estados Unidos. Los Estados de la UE que quieran unirse a la moneda única deben demostrar que tienen sus finanzas bajo control.
Los países deben cumplir con cuatro criterios: baja inflación, mantener los déficits y la deuda bajo control, bajas tasas de interés a largo plazo y un tipo de cambio estable entre su moneda y el euro. Los países deben pasar por una “sala de espera” de dos años en la que su moneda no fluctúe excesivamente frente al euro. El proceso está destinado a demostrar que sus economías están convergiendo de manera sostenible con la de la eurozona.
Una vez que la Comisión Europea determina que se han cumplido los requisitos, los gobiernos integrantes de la UE deciden mediante lo que se llama una votación por mayoría cualificada. La aprobación necesita un mínimo del 55% de los Estados miembro que representen al menos el 65% de la población de la UE.
Después de unirse, los países enfrentan reglas que limitan la deuda y los déficits. Esas reglas están destinadas a evitar que los países incurran en grandes déficits que podrían socavar el euro.
Hasta ahora no han adoptado el euro la República Checa, Hungría, Polonia, Rumania, Suecia y Dinamarca. Bulgaria hará parte de ese grupo hasta el 31 de diciembre de este año, y luego se sumará a la eurozona.
Bulgaria se vio sacudida por protestas antes y después de los anuncios de la comisión, y sondeos mostraron que casi la mitad de los encuestados se oponen a adoptar el euro. El 28 de junio, miles de manifestantes se reunieron en una plaza en el centro de Sofía, la capital de Bulgaria, para protestar contra la inminente adopción del euro y exigir un referéndum sobre la nueva moneda.
Un enorme cartel con la leyenda “La batalla por el lev búlgaro es la última batalla por Bulgaria”, colgaba de una tarima.
Los suecos rechazaron mayoritariamente en un referéndum en 2003 la adhesión al euro. En tanto, la adhesión de Dinamarca a la UE incluye una cláusula (opt-out) por la que el país opta por no adoptar la moneda.
Agencias AFP y AP