El informe Tendencias globales de talento del año pasado realizado por Mercer, una de las más grandes consultoras en recursos humanos, presente en 40 países, en el que participaron más de 12.000 personas de todo el mundo dejó un dato inquietante: más del 80% de los empleados corren el riesgo de sufrir agotamiento en los próximos 12 meses.
Entre otras causas, los especialistas lo atribuyen a la carga de trabajo excesiva (37%), el agotamiento (40%) y la tensión financiera (43%). Un reporte de reciente aparición realizado por MarshMcLennan, multinacional de servicios profesionales, indicó que la preocupación es “grave, excede el marco laboral y es creciente”.
Emily Ballesteros es consultora en capacitación de empresas especializada en el balance entre vida personal y laboral. “Durante dos años trabajé a tiempo completo en un puesto de formación y desarrollo corporativo –relata–, asistí a clases nocturnas a tiempo completo para obtener mi título de máster en Psicología Industrial-Organizacional y viajé dos o tres horas al día.
Qué es el mito de la media naranja y por qué puede ser peligroso, según la psicología
Empecé a sentir desesperanza y agotamiento hasta el punto de desear enfermarme para poder tener un par de días libres. En ese momento, comencé a investigar para descubrir qué estaba experimentando porque sentía que era algo más que estar ocupado. Resultó que el agotamiento que estaba experimentando era burnout”.
En los últimos años, se ha especializado en la temática y acaba de lanzar un libro que se llama La cura para el burnout, con una gama de herramientas para mejorar los hábitos y combatir el agotamiento extremo. “Tras investigar –añade–, me di cuenta de que esta experiencia estaba afectando negativamente a muchos profesionales, pero que en gran medida no se hablaba de ello ni se abordaba.
–El burnout es un concepto relativamente nuevo. ¿Cree que en el pasado se lo sufría, pero que aún no estaba catalogado?
–Absolutamente. Hoy en día hay niños agotados. El burnout es un agotamiento prolongado y existe la posibilidad de que se produzca en todas partes. Estudiantes de secundaria que toman demasiadas clases avanzadas, trabajadores que ignoraron su agotamiento porque hablar de ello no era bienvenido, padres que se quedan en casa, estudiantes de medicina, cuidadores a tiempo completo…A menudo pensamos en el burnout en el contexto de una oficina moderna, pero el agotamiento se puede encontrar en cualquier lugar y momento.
–¿Crees que afecta a cada uno de forma diferente o todos compartimos algunos síntomas?
–Muchas de nuestras sensaciones son universales y compartidas: aumento de la ansiedad, incapacidad para descansar, dificultad para dormir, aislamiento social, peor estado de ánimo, menor motivación.
Cuando la gastroenteritis me pareció una “pausa”, supe que algo iba terriblemente mal. Durante dos años, mi vida se había sentido como un juego enfermizo de responsabilidades. Me trataba como un instrumento para el rendimiento hasta que el agotamiento finalmente me atacó. Siendo una persona normalmente feliz y optimista, fue alarmante verme reducida a una sombra, desconectada de mi vida, aislada socialmente y resentida cuando me pedían algo.
–El modo en que lo enfrentamos, ¿también tiene tintes propios y generales?
–La forma en que lo afrontamos tiende a ser más personalizada: compramos online con más frecuencia, pedimos comida más de lo habitual, nos escapamos a un hobby, no respondemos a los mensajes y llamadas, ignoramos las tareas del hogar, vemos un programa de televisión que nos reconforta.
–Una de las dificultades es que cuesta darse cuenta de que uno está extremadamente agotado. ¿A qué síntomas hay que darle importancia?
–Creo que es más fácil reconocer que estás lidiando con el estrés que el hecho de experimentarlo. Puede que no nos demos cuenta de que estamos menos motivados, pero sí notaremos que pasamos más tiempo con el teléfono o que dejamos que se nos amontonen los platos.
Si te cuesta reconocer el agotamiento, prestá atención a cómo te comportás cuando te estás agotando para que puedas detectarlo a través de tus acciones.
–¿Hay personalidades que tienden a caer en el burnout?
–¡Seguro que sí! Aquellas con grandes logros y que buscan complacer a los demás tienden a experimentar agotamiento con mayor frecuencia. Esperan mucho de sí mismas, les cuesta descansar y, en general, priorizan el logro sobre otros elementos de su vida. Este afán por obtener cosas a menudo hace que sacrifiquen su calidad de vida en nombre del logro.
Las personas que buscan complacer a los demás priorizan la satisfacción de las necesidades de los otros por encima de las propias; prefieren estar incómodos antes que molestar a alguien más. Como resultado, quienes buscan complacer a otros a menudo sacrifican su propia experiencia por el bien de terceros y se sienten agotadas.
4 efectos que produce la palta en el cuerpo y quiénes no deberían consumirla
–Tu libro habla de la cura del burnout. Parece una tarea muy difícil en un mundo que nos exige mucho todo el tiempo…
–La mayoría de nosotros estaremos toda la vida bailando alrededor del burnout. Justo cuando encontramos un equilibrio, conseguimos un ascenso, nos mudamos de ciudad, tenemos un hijo, decidimos empezar una nueva carrera, etc.
No se trata de curarlo una vez y luego no volver a enfrentarlo nunca más, se trata de entender cómo es el burnout para cada uno y luego tener herramientas para aliviarlo en la forma que se presente esta vez.
–Es una figura activa en las redes sociales. Precisamente demandan tiempo y presencia, incluso cuando no tenemos mucho que decir. Eso genera ansiedad. Parece que si no estamos, no existimos. ¿Cómo se puede gestionar la relación con las pantallas de una manera que no nos acerque a la idea del burnout?
–Todavía estoy tratando de entenderlo. Intento tener muy claro por qué estoy a punto de publicar algo. Nunca hago scroll sin pensar, siempre me pregunto: “¿Qué voy a hacer ahora con mi teléfono?”. Volver a los mensajes directos, publicar mi contenido, responder los comentarios, ver lo que están haciendo algunas personas que me importan, desconectarme.
Lo que me causó mucho agotamiento en línea fue la imprevisibilidad y la sensación de infinitud. No sabía qué iba a ver, cómo me iba a sentir o cuánto tiempo iba a pasar en línea porque no hay un final natural cuando se hace scroll. Tuve que eliminar toda la incertidumbre que pude y, básicamente, convertirme en un padre estricto conmigo misma en lo que respecta al tiempo frente a la pantalla.
–¿Por dónde es posible comenzar a trabajar la salida de una situación de agotamiento?
–Creo que en primer lugar deberías darte cuenta de por qué esta situación te está agotando para no repetir el patrón. Teniendo claro el hecho que te agota, considerá qué podés hacer para que tu situación actual sea lo más llevadera posible. Si cambiar las causas principales de tu agotamiento no es una opción, hacé lo posible porque tu situación actual sea lo más cómoda que puedas.
–Aunque nuestra intención sea salir del burnout, en ocasiones hay que quedarse un tiempo para poder dar el salto. ¿Cómo es posible sortear el agotamiento?
–Necesitás ser bueno en cinco aspectos: límites, gestión del tiempo, gestión del estrés, mentalidad y cuidado personal. En conjunto, estas habilidades pueden aliviar la mayoría de los casos de agotamiento. Muchas personas, con solo leer esta lista, pueden reconocer las áreas en las que probablemente podrían mejorar. Si sabés que sos una persona complaciente que tiene dificultades con los límites, andá directamente a ese punto; si sabés que tenés dificultades con el cuidado personal y la gestión del estrés porque siempre has sido una máquina de rendir, atacá ese costado de tu personalidad.
–Si se quiere evitar caer en el síndrome de burnout, ¿podrías compartir tres cualidades que se deberían ejercitar?
–La primera sería autoconciencia. No sabrás que estás empezando a quemarte si no eres consciente de ti mismo. La segunda es el autorrespeto, entendido desde la compasión. Puede que notes que estás quemado, pero si no te respetás ni te compadecés, seguirás adelante sin hacer ningún cambio. La última clave sería la creatividad. Tenés que estar dispuesto a ser creativo con tus soluciones al síndrome de burnout y a probar y equivocarte con cosas nuevas.
¿Nunca tienes tiempo para comer? Tené barritas de proteínas en tu escritorio. ¿Te hacen las mismas 10 preguntas una y otra vez? Guardá una plantilla con esas preguntas y respuestas para poder enviarla en lugar de tener que reescribir lo mismo cada vez. Identificá tus puntos de tensión y luego buscá soluciones creativas.