En un panorama que mantiene alerta a la comunidad en general, Hernando Tavera, presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP), advirtió sobre la posible ocurrencia de un terremoto en Lima, la capital de Perú, igual a 8 grados o más. Durante su intervención, afirmó que “cada día que pasa se acumula más energía”, reafirmando la necesidad imperiosa de estar preparados ante la llegada de un sismo de gran magnitud.
El reciente temblor registrado en Ayacucho ha servido como un recordatorio del potencial geológico del país. Con una magnitud de 6.0 y un epicentro cerca de Puquio, a una profundidad de 97 kilómetros, su impacto fue leve, según explicó Tavera. Sin embargo, resaltó que si se hubiera producido a una menor profundidad, los efectos podrían haber sido devastadores, dada la tendencia de los temblores superficiales a causar mucho más daño en las infraestructuras.
A pesar de ser percibido en lugares tan distantes como Lima y Arequipa, este sismo no dejó daños significativos. “El sacudimiento del suelo ha sido rápido y leve”, indicó Tavera, tras subrayar la importancia de la profundidad en la percepción y los efectos de un remezón.
El fenómeno del silencio sísmico
Un tema que inquieta a los sismólogos es el fenómeno del “silencio sísmico” que afecta áreas críticas del país. Desde el último gran terremoto registrado en 1746, la región de Lima no ha experimentado un evento sísmico de gran magnitud. Tavera explicó que, aunque se han identificado zonas de acoplamiento sísmico en la costa central y sur del Perú, es imposible predecir cuándo el acumulado de energía liberará un sismo mayor.
“En caso de sismos grandes, como el del 1746, que podría haber tenido una magnitud del orden de 9.0, la acumulación de energía es un fenómeno constante”, mencionó Tavera. Alrespecto, enfatizó que preparar a la población es crucial, ya que “los sismos son cíclicos” y la prevención es la herramienta más efectiva contra sus consecuencias devastadoras.
Un aspecto crítico que destacó Tavera es la falta de participación en los simulacros de sismo organizados en el país. Apenas un 30% a 35% de la población participa activamente, revelando una falta de responsabilidad cívica que podría tener consecuencias severas. “Hay una falta de responsabilidad por parte de la población… no hay una preparación real”, enfatizó.
Según Tavera, la capacitación en simulacros es esencial y comentó que la población debe realizar evaluaciones regulares de la estructura de sus viviendas para minimizar los riesgos derivados de un terremoto. “Los sismos van a ocurrir, eso no podemos evitarlo… lo que está en nuestras manos es reducir nuestro nivel de exposición”, agregó.
El rol de las instituciones en la preparación frente a desastres es otro tema sobre la mesa. Tavera instó a una mejor coordinación entre entidades gubernamentales y la ciudadanía para fomentar una cultura de prevención sísmica. El presidente del IGP también advirtió sobre el incremento en construcciones informales, lo cual eleva el riesgo ante un evento sísmico fuerte.
¿Cuándo llega el terremoto?
Finalmente, Tavera dejó claro que aunque la ciencia permite identificar las áreas propensas a sismos, es imposible predecir la fecha exacta de un terremoto. Con las redes sociales contribuyendo a la desinformación mediante rumores sobre supuestas fechas para un terremoto, Tavera reafirmó que “los eventos sísmicos no se pueden predecir”.
Al cerrar, el mensaje a la población fue contundente: vivir en un país sísmico implica aceptar que los temblores son inevitables, y la preparación es fundamental. “Lo que está en nuestras manos con lo que hemos visto… es entender que realmente si estamos en una región similar tenemos que estar preparados”, concluyó.
¿Qué debe tener una mochila de emergencia?
Un aspecto esencial al prepararse para un desastre natural, como un sismo, es contar con una mochila de emergencia bien equipada que permita a las personas afrontar las primeras 24 horas tras el evento. De acuerdo con el Indeci, esta debe incluir aquellos elementos básicos necesarios para supervivencia y seguridad.
En cuanto al contenido preciso de dicha mochila, se especifica que debe tener un botiquín de primeros auxilios que contenga elementos como vendas, gasas, alcohol, agua oxigenada, curitas, analgésicos y cualquier medicamento personal que algún miembro familiar necesite. El Indeci también sugiere incorporar alimentos no perecibles como comida enlatada, barras energéticas y galletas, y al menos un litro de agua por persona.
Además, los artículos de higiene son una parte crítica, incluyendo gel antibacterial, papel higiénico y toallas húmedas. La vestimenta adecuada también debe ser considerada, por lo que se recomienda tener ropa de abrigo y mantas. Otros elementos que no deben faltar son una linterna y una radio a pilas para asegurar comunicación e iluminación continuas durante la emergencia, junto con efectivo preferiblemente en monedas.
Existen otros componentes opcionales pero útiles que el INDECI menciona, como una cuchilla multipropósito, un silbato, un encendedor, pilas de repuesto, bolsas de plástico y mascarillas. Asimismo, es importante llevar documentos importantes, como copias del carné de seguro o una agenda de emergencias.
Cada familia debe ajustar el contenido de su mochila a sus propias necesidades. Por ejemplo, si hay bebés, adultos mayores o personas con condiciones especiales, es vital añadir los artículos pertinentes para ellos. Paralelamente, se aconseja tener una caja de reserva con suministros extras para los días posteriores a la emergencia y mantener una rutina de revisión periódica de la mochila para cambiar aquellos productos vencidos.
Finalmente, el INDECI sugiere realizar simulacros de evacuación de forma regular para que todos los miembros del hogar se familiaricen con los procedimientos de emergencia y las ubicaciones de los puntos de encuentro, garantizando así una respuesta rápida y efectiva ante una situación real.