El café, el cacao y el azúcar de Comercio Justo generan casi la mitad de impacto ambiental que sus equivalentes de producción convencional. Por ejemplo, un kilo de azúcar-panela de Comercio Justo cultivada en Paraguay genera 0,33 kilogramos (kg) equivalentes de CO2 frente a los 0,70 kg de media que genera este mismo producto en la industria convencional.
Ésta es una de las conclusiones del ‘Análisis de la huella de carbono en el café, azúcar y cacao de Comercio Justo y en producción convencional’ ha sido elaborada por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo con financiación del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, y recoge las conclusiones de investigaciones realizadas por la Universidad del País Vasco para medicusmundi Álava, y Aederco, Globalfactor y Geoingeniería, para Oxfam Intermón.
De este modo, las técnicas ecológicas que desarrollan las cooperativas productoras es una de las claves esenciales que explica la reducción de entre un 45 % y un 91 % de emisiones contaminantes frente a sus equivalentes de producción convencional. El transporte influye en el cálculo total pero no es un factor decisivo.
Esta diferencia, según la investigación, «se debe a que en la fase de cultivo, la producción de Comercio Justo genera menos impacto gracias a las prácticas ecológicas como el uso de compost natural y de biofertilizantes no químicos o el cultivo y recolección realizados manualmente».
Sobre el cacao, la publicación recoge dos casos diferentes; por un lado, la producción de cacao puro y, por otro, la elaboración de una tableta de chocolate. En el primer caso, el cacao de Comercio Justo cultivado en Santo Tomé y Príncipe, en un proceso con un marcado carácter natural, manual y regenerativo, genera 8 veces menos emisiones que la media del impacto en la industria convencional.
En el segundo caso, se ha analizado la elaboración de sendas tabletas de chocolate negro, una de ellas con cacao de Comercio Justo cultivado en Perú y otra en convencional con cacao de Costa de Marfil (ambas con la misma proporción de materia prima). El cálculo revela que las emisiones de CO2 total son un 57% menor en el caso del chocolate de Comercio Justo, incluso teniendo en cuenta que la distancia recorrida es mayor.
La publicación incluye los análisis de la huella de carbono de la producción de café de Comercio Justo en cooperativas de Guatemala y Uganda. En ellas se concluye que 1 kg del llamado «oro verde» reduce hasta 11 veces las emisiones de CO2 frente a la media de este producto en el modelo convencional.
Al igual que en los otros productos, la clave de la menor huella de carbono se debe al menor impacto en la fase de cultivo, con técnicas naturales, combustibles y abonos ecológicos y prácticas que evitan la erosión del suelo. «Con este informe queremos recordar que nuestras decisiones de consumo tienen un impacto en el medio ambiente», ha explicado Laura Rubio, directora de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.
El informe se da a conocer coincidiendo con el décimo aniversario de la declaración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Naciones Unidas. En este sentido, Rubio ha destacado que «es fundamental apostar por modelos de producción y consumo sostenibles, tal y como se recoge en el ODS número 12 y Comercio Justo es una herramienta que facilita a la ciudadanía su compromiso ante el cambio climático y otros retos globales».
Además del cuidado medioambiental, ha destacado que el Comercio Justo genera «un importante impacto social y de desarrollo ya que asegura el respeto a los derechos humanos y laborales –salarios y condiciones dignas, igualdad de género, promoción del trabajo de la mujer, no explotación laboral infantil, negociación colectiva–, así como prácticas justas como el pago de precios estables y que cubren los costes de producción sostenible o la estabilidad en las relaciones comerciales».