Ana Pedraza recuerda lo que eran las noches movidas hace 15 años, cuando se registró el último baby boom en el país. Pedraza es jefa de obstetricia de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina, desde 1990. En 2010, eran días en los que, ese era el mayor aeropuerto de bebés del país, con unos 7500 arribos al año. Era la mayor maternidad privada argentina. Eso significaba que, en el mes de septiembre, en plena temporada alta de nacimientos, llegaran a hacerse unos 40 partos y cesáreas por día. “No era lo más frecuente, el promedio rondaba los 35 nacimientos, por eso, cuando superábamos los 40 partos y cesáreas era toda una revolución. Y si todo marchaba bien, había festejos y felicitaciones para todo el equipo. Eso era alto tránsito de bebés. La maternidad ocupaba cuatro pisos, desde el 9 al 12. Incluso se llegaron a hacer cesáreas en los quirófanos centrales por la alta demanda”, cuenta.
Ahora el panorama es muy distinto. El pico es de 20 nacimientos. “Es un fenómeno mundial y se ve también acá. Este año vamos a terminar con unos 4000 nacimientos. La maternidad ocupa dos pisos, y otros pisos fueron destinados a otro tipo de internaciones. Sin embargo, aún con la caída seguimos siendo una de las mayores maternidades del país”, explica Pedraza. De la mano de la abrupta caída de la natalidad, en el país hoy nacen 40% menos de bebés que hace diez años, según los datos de las Estadísticas Vitales que publica el Ministerio de Salud de la Nación.
Y en la ciudad de Buenos Aires, la caída fue aún mayor, cercana al 50%, según las estadísticas de los nacimientos en hospitales públicos porteños. Mientras que en 2010 se registraron 31.670 nacimientos en las 12 maternidades públicas, en 2022 (el último dato disponible), fueron apenas 14.193 nacimientos. Al día de hoy, la caída sería aún mayor. De hecho, hay varias maternidades en las que se registraron entre 300 y 500 partos al año, cifra que hace incierta su continuidad.
Ocurre que esta caída está provocando un debate interno sobre los servicios de obstetricia en el sector público. Varios hospitales porteños, fueron perdiendo camas y o se está evaluando achicar los sectores destinados a la maternidad, para reconvertirlos en espacios de otras especialidades que tienen más demanda, como ser aquellas destinadas a la atención de adultos mayores, según informaron distintos médicos vinculados con el sector. Consultados sobre estos cambios, desde el área de Salud del gobierno porteño, a cargo de Fernán Quirós, no dieron mayores precisiones.
Ocurre que el consenso médico dice que un servicio de obstetricia debería tener un volumen mínimo de 1.000 nacimientos al año, para considerarse viable y sustentable, tanto desde el punto de vista del personal que demanda como de la experiencia que debe aportar a los médicos residentes que se están formando en esa especialidad, explica el doctor Leonardo Mezzavotta, presidente de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires (Sogiba), que por estos días tiene su 42° Congreso Internacional en el Hotel Marriot. Justamente, la caída de la natalidad es uno de los temas que ocuparon este año el centro del debate de obstetras y ginecólogos.
Para formar a los nuevos obstetras, desde Sogiba se diseñó un modelo de simulación de parto, explica Mezzavotta, porque los nacimientos no son tan frecuentes y no aportan el volumen mínimo necesario para entrenar a los nuevos especialistas, detalla.
Cierres
La caída de la natalidad afectó tanto al sector público como al privado. En los últimos años, fueron varias las clínicas que decidieron cerrar sus sectores de maternidad, tal como ocurrió con el Instituto Argentino del Diagnóstico y Tratamiento (IADT), que en septiembre de 2022 anunció el cierre definitivo de su maternidad. “Lamentamos comunicar el cierre definitivo de los servicios de Obstetricia, Maternidad y Neonatología. El volumen de la actividad obstétrica y neonatal en nuestro sanatorio ha experimentado un declive pronunciado en los últimos años que nos lleva a la imposibilidad de continuar ofreciendo los servicios de esas áreas. El IADT ha expandido sus capacidades de alta complejidad clínicas y quirúrgicas”, detalló en un comunicado.
No fue la única institución que se readecuó. El sanatorio Trinidad Mitre traslado y concentró el servicio de maternidad en la Trinidad Palermo, aunque con nuevas instalaciones que permiten la atención de un mayor volumen de nacimientos, se explicó desde Galeno.
También cerró el Instituto Médico de Obstetricia (IMO), aunque por problemas de índole económica. Algunos especialistas explican que al bajar el volumen de nacimientos, la internación obstétrica dejó de ser sustentable para la economía de las clínicas y sanatorios. Y los que más se resintieron fueron las instituciones que trabajan por obras sociales. Fueron muchas las clínicas del conurbano bonaerense que cerraron sus áreas de maternidad. En la Suizo explican que ellos siguen recibiendo uno de los mayores volúmenes de nacimientos y que no redujeron su servicio, aunque sí destinan menos pisos a las internaciones. Pero que no redujeron los equipos profesionales, aunque no reemplazan aquellos que se jubilan o se retiran.
“La caída de la natalidad está trayendo un replanteo de toda la actividad y eso quedó en claro en nuestro congreso anual”, explica el presidente de Sogiba. “Tuvimos una presentación que hizo una estimación a futuro de las implicancias de esta realidad y decidimos formar un equipo para estudiar y definir consensos a futuro, porque se cree que en los próximos años la baja se va a profundizar. Sin embargo, hay varios factores a tener en cuenta. Y por lo pronto, deberíamos replantearnos la cantidad de nuevos nacimientos como indicador de productividad del servicio de obstetricia y ginecología”, dice Mezzavotta, que es jefe del servicio de Obstetricia del Hospital Argerich y de la Maternidad del Sanatorio Los Arcos.
Salud reproductiva y anticoncepción
“En los últimos años, junto con la caída de la natalidad, nuestro trabajo creció y se complejizó. Debemos tener en cuenta que hoy, los nacimientos son solo una parte de la tarea que realizamos. Por un lado, hay mucha más demanda de los servicios de salud reproductiva y anticoncepción”, explica. “Hoy, de cada tres embarazos que se producen, dos continúan y uno se interrumpe, mediante Interrupción Legal del Embarazo (ILE). La relación es dos a uno”, explica Mezzavotta. Todo esto implica parte de las atenciones que se realizan en los servicios de obstetricia y ginecología. Además, entre los embarazos que se deciden continuar, entre el 10% y el 20%, se interrumpe por razones espontáneas.
“En el sector privado, el 75% de los embarazos se producen en mujeres mayores de 30 años y el 9%, en mayores de 40 años”, dice. Esta postergación de la edad a la que las mujeres se convierten en madres implica una mayor complejidad en la atención y seguimiento del embarazo, incluyendo la reproducción asistida. Además, se le suma el hecho de que hay más tecnología y estudios genéticos y de seguimiento. “Bajó el número de nacimientos, pero se incrementó la cantidad de atenciones durante el embarazo y previo”, explica. “Hay una mayor diversidad en la forma de nacer, hoy las mujeres y las parejas solicitan determinadas formas en el parto y todo ello debe ser atendido, hay todo un menú de posibilidades. Incluso, muchas veces, se arma un plan de parto. Nacer no es lo mismo que hace una década”, dice el especialista. También se incrementó la solicitud de métodos de concepción definitiva, como la ligadura tubaria, después del segundo embarazo, en el sector privado y después del tercer embarazo, en mujeres sub30 en el sector público.
“El mayor número de nacimientos se produjo entre 2014 y 2015. Donde en la Clínica y Maternidad Suizo Argentina (Cymsa) nacieron alrededor de 7500 niños por año, siendo la maternidad privada con más nacimientos del país”, explica Pedraza. “Desde allí empezó un paulatino descenso de la natalidad, por ejemplo 2018 hubo 6533 nacimientos. Si tomamos los nacimientos de Los Arcos, fueron 10.105. Siguieron descendiendo los nacimientos todos los años y ya en 2024 hubo 6503 nacimientos entre ambas clínicas”, explica.
Otro de los cambios que llegaron en los últimos años es que desapareció la temporada alta. “Ens septiembre teníamos los nacimientos de los bebes gestados en las vacaciones de enero. Pero, se planifican muy bien los embarazos, y tampoco la gente se toma vacaciones en la misma fecha, con lo cual, en los últimos diez años no tuvimos más picos en septiembre”, dice Pedraza.
Enrique Camerlinckx es director general del Sanatorio Mater Dei, que por estos días acaba de inaugurar la remodelación y la ampliación de su maternidad, a contramano de lo que viene ocurriendo en la mayoría de instituciones de salud. Son 24 habitaciones individuales, dos suites, tres salas de preparto, dos salas de partos completas y dos quirófanos para uso exclusivo de obstetricia, todo el primer piso de su edificio en la calle San Martín de Tours. Una inversión de US$2,1 millones, posible gracias al compromiso generoso de su red de benefactores. Camerlinckx explica que la caída en Mater Dei fue menor a la del promedio. “Cada mes hacemos un promedio de 170 partos. Lo que pasa acá no se condice con lo que sucede en Capital: nosotros solo caímos un 10% en los últimos 10 años. Estamos absorbiendo, por decirlo de alguna manera, nacimientos que se hacían en clínicas que cerraron sus maternidades. Por eso decidimos hacer esta inversión tan importante”, dice. “Lo que está ocurriendo en muchas instituciones es que la obstetricia, la neonatología dejaron de ser rentables en comparación a otros servicios. Paralelamente a la caída de la natalidad se está dando un envejecimiento poblacional y eso demanda de ciertos servicios que se están volviendo centrales para muchas instituciones”, explica.