Cambios en las mediciones del Indec: las distorsiones que advierten los especialistas

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CÓRDOBA.- En los primeros meses de 2026, el Indec estrenaría las nuevas mediciones de inflación, pobreza e informalidad laboral. Desde hace tiempo que desde distintas consultoras plantean la necesidad de cambios de metodologías por entender que con las actuales ponderaciones se genera una subestimación, por ejemplo, de la pobreza.

Hace unas semanas, cuando se difundieron las tasas de pobreza e indigencia del primer semestre que dieron 31,6% y 6,9% de la población, respectivamente, desde el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina se indicó que la “buena noticia” debe interpretarse en el contexto de estabilización macroeconómica caracterizado por la desaceleración de la inflación, pero advirtió la necesidad de “diferenciar entre el fenómeno de la pobreza y el de su medición”.

“En contextos de alta volatilidad, tanto por fuertes incrementos en los precios como ante la desaceleración inflacionaria, la medición de la pobreza por ingresos no logra captar adecuadamente esos cambios; mucho más si durante el proceso, tuvieron lugar alteraciones en la estructura de precios y en los instrumentos de medición de los ingresos. Un análisis más cuidadoso de la serie estadística oficial sugiere que, aunque la caída de la pobreza es real, su magnitud se encuentra sobrerrepresentada por la medición”, señaló la institución.

Juan Ignacio Bonfiglio, investigador del Observatorio -que aclaró que no cuestiona la transparencia del Indec-, explicó: “Las condiciones del mercado de trabajo no mejoraron, los ingresos tampoco lo hicieron de manera sustantiva y el crecimiento económico no justifica un descenso tan fuerte de la pobreza. Lo que vemos es que las familias trabajan más y les alcanza menos”. En esa línea sostuvo que lo que está en discusión es “la utilización de las cifras. Se habla de una mejora espectacular, pero esa estadística no se refleja en la vida cotidiana”.

La sobrerrepresentación, según el Observatorio, se explica porque la medición utiliza umbrales de indigencia y de pobreza basados en canastas básicas que responden a una estructura de consumo desactualizada, la de la Encuesta Nacional de Gastos de Hogares (ENGHo) 2004-2005, ya que no se ajustó a los datos de 2017-2018. “Los procesos de devaluación, liberación de precios y aumento en las tarifas de servicios, aumentaron esta distorsión, afectando la capacidad de la medición para reflejar con fidelidad la efectiva capacidad de consumo de los hogares”, precisaron.

Agregaron se registró una “mayor captación neta de ingresos laborales y no laborales” por parte de la Encuesta Permanente de Hogares, “eventualmente derivada tanto de cambios en el instrumento de medición de los ingresos como de un mejor registro de estos en un escenario de menor inflación”. Sostienen que ese avance metodológico, “que debe ser valorado positivamente, condiciona, no obstante, la comparabilidad con series de ingresos, indigencia y pobreza previas”.

Por su lado, la consultora Equilibra, en un trabajo de Lorenzo Sigaut Gravina, Sebastián Lastiri, Gonzalo Carrera y Micaela Bassi, estimó que la pobreza real trepa a 43,3%, casi nueve puntos más que la de Indec. Detallaron que la diferencia surge por la actualización de la canasta básica en función de la aceleración inflacionaria y el impacto de la devaluación.

La propuesta de los economistas es una actualización de las canastas y una corrección por subdeclaración de ingresos. Coincidieron con el Observatorio en que para la Canasta Básica Total (CBT) el Indec sigue usando ponderadores de consumo de la ENGHo 2004/05, que no reflejan los cambios en precios relativos ni en los hábitos de consumo actuales.

En el caso de los ingresos, dicen que la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) tiende a registrar menos ingresos de los realmente percibidos, por lo que Equilibra aplicó un ajuste estructural y móvil para acercarse más a la realidad. Esta doble distorsión lleva a que la pobreza oficial esté subestimada.

También Leonardo Tornarolli del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata, analizó que la medición de pobreza del primer semestre es un promedio y no refleja necesariamente la situación actual.

Planteó que la significativa disminución tiene, en parte, “incorporado un sesgo a la baja que en su momento fue en la otra dirección. La suba de comienzos de 2024 en la tasa de pobreza, si uno mira los datos, parece raro que haya sido tan grande y que haya llegado a 54%“. A su criterio ese factor se vincula con el debate que se abrió después que Indec difundió el último dato, ”a comienzos del año pasado se sobreestimó la tasa, y ahora se sobreestima la baja. Es un tema estadístico».

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