Hasta el séptimo chukker de la final del Abierto de Tortugas, la actuación de Camilo Castagnola era normal. Normal para un polista común, no para él. Nada del otro mundo. Un desempeño correcto, en el que el 1 buscaba la bocha por toda la cancha y trataba de armar juego y de combinar con su hermano Bartolomé y su primo ‘Poroto’ Cambiaso. Pero sin ejecutar acciones a la velocidad de la luz. Una labor escasa de definiciones lujosas, en maniobras imposibles que en ocasiones hacen dudar de si ‘Jeta’ es verdaderamente de este mundo.
A la sombra de un fantástico ‘Barto’ y de un esforzado y solidario Poroto, y guiado por su tío Adolfo Cambiaso, Camilo irrumpió con fuerza en esos momentos del partido. Y empezó a influir en el resultado como no lo había hecho hasta ese instante. “Hice algunos goles, es verdad, pero no tantos como habría querido. No quedé contento con mi actuación”, se sinceró una vez bajada la efervescencia del triunfo de La Natividad-La Dolfina sobre Ellerstina-Indios Chapaleufú por 12 a 11. Era un pasaje en el cual el equipo contrario dominaba el juego y al suyo le costaba aprovechar sus oportunidades.

Entonces el número 1 del cuarteto de Cañuelas exhibió otra característica suya: aparecer cuando las papas queman, cuando son necesarios goles para resolver problemas de funcionamiento, cuando hay que superar marcas pegajosas y desarrollos adversos. El delantero de 22 años se metió en el partido y lo dio vuelta. La Natividad-La Dolfina encarriló una victoria apretada, ajustada, pero merecida.
Castagnola analizó el juego pocos minutos después de bajar del caballo, con la misma frialdad con la que se desenvuelve con el taco a la velocidad del viento. “El partido fue muy parejo. ¿La verdad? Muy duro y áspero. Sabíamos que iba a ser así. Ellerstina-Indios Chapaleufú es un equipazo, viene mostrándolo a lo largo de toda la temporada. Todos los jugadores están en un muy buen nivel y tienen un orden impresionante. Al principio sacamos una ventaja [4-1 al término del segundo período], después se equilibró bastante el juego y ninguno se despegó en el marcador hasta el séptimo chukker. Entonces recuperamos un poco la efectividad y sacamos la diferencia”, relató.

Este complejo duelo tuvo un antecedente muy parecido en una semifinal del Abierto de Hurlingham en las canchas de la Asociación, en Pilar (13-12, el mismo triunfador). “Resultó muy similar, y por suerte también nos lo llevamos”, se alegró Camilo. Al cabo de los dos cruces con los hermanos Pieres y los primos Heguy, da la impresión de Ellerstina-Indios Chapaleufú es el cuarteto que más puede complicar al único invicto de la Triple Corona. “En cuanto a los resultados, sí, es el rival más difícil con el que nos enfrentamos hasta ahora, el que más nos complicó, pero todos los equipos son complicados”, analizó. Y afirmó que lo ideal es desarollar buen polo, claro, pero advirtió que no siempre se puede hacerlo: “Está buenísimo jugar bien, lindo, hacer muchos goles… Pero sabemos perfectamente que acá lo importante es, antes que nada, ganar. Y si después se juega bien, mejor. A veces no sale o el rival no lo permite”.
Por más dream team que sea La Natividad-La Dolfina, el menor de los dos hermanos de 10 goles de handicap no siente tensión por ganar. “No me presiona nada. Y tampoco el hecho de que por haber ganado Hurlingham y Tortugas debamos ganar también Palermo para quedarnos con la Triple Corona. Al contrario: me incentiva”, enfatizó. Tiene sentido, porque con semejantes figuras no se espera otra cosas de la fusión de los dos clubes. “Cuando se armó este equipo nos planteamos que el gran objetivo era ganar el Abierto de Palermo. Ya nos quedamos con los dos primeros y ahora vamos por Palermo con toda la ilusión del mundo”, se esperanzó. “La gente cree que es fácil ganar un torneo de este nivel; esta vez quedó claro que no es sencillo. Y haber levantado las dos copas me pone muy contento. A este tipo de partidos hay que ganarlo. Lo logramos y ahora nos toca disfrutar un poco”, añadió.

Esta conquista coloca al cuarteto de Cañuelas en una condición anímica inmejorable para el Argentino Abierto, que se iniciará este sábado (los Cambiaso y los Castagnola tendrán fecha libre y debutarán el sábado 8, frente a La Zeta-Kazak en la cancha 2). “En general, me parece que a Palermo llegamos bien. Yo, particularmente, tengo que mejorar un poco, pero como equipo estamos muy bien. Los cuatro tenemos muy buena onda, la pasamos bien juntos y, además, tenemos un equipazo. Así que hay que meterle para adelante, nomás”, evaluó. Y agregó: “Empieza el mes más lindo del año. Hoy hay que disfrutar esto que conseguimos, que es difícil, y mañana nos pondremos a pensar en Palermo. Hay muy buenos equipos y todos quieren ganar”.
Un factor que lo hace gozar es compartir el equipo con su hermano, su primo y su tío. “Jugar con Adolfito, Poroto y Barto como compañeros es muy lindo. Con Barto jugué toda mi vida, y hacerlo en este nivel de polo es único. Ahora se sumaron Poro y Adolfito, y es lo mismo. Vivimos uno al lado de otro y nos vemos todo el día. Papá [’Lolo’], desde fuera, y Adolfito, desde dentro, van marcándonos las cosas con su experiencia”, afirmó.
Jeta Castagnola se abraza a la Copa Emilio de Anchorena y al éxito. Es la cara del gol de La Natividad-La Dolfina, el dream team que va por todo en 2025.

