La posibilidad de que hasta un 35% de las compras financiadas mediante los préstamos SAFE se destinen a industrias situadas fuera de Europa, con prioridad para aliados estratégicos como Canadá, Reino Unido y Corea del Sur, marca un cambio significativo en la estrategia de defensa europea. Así lo consignó la Comisión Europea, según lo difundido por la fuente, al formalizar la integración de Canadá al mecanismo SAFE, abriendo nuevas oportunidades de cooperación industrial y de suministro militar. Este acuerdo representa el acceso de Ottawa, como país no miembro de la Unión Europea, al principal instrumento financiero de la UE enfocado en la modernización y la adquisición conjunta de capacidades militares.
Según reportó la fuente, la firma se produjo tras la finalización del plazo para que los Estados miembros de la UE presentaran sus propios planes nacionales de acceso a los fondos SAFE, concluyendo las negociaciones relativas a la entrada de terceros países. El fondo SAFE, con un presupuesto total de 150.000 millones de euros, busca optimizar el gasto en defensa mediante la colaboración multinacional para la compra de materiales y la promoción de la innovación en el sector militar. El objetivo es hacer frente tanto a necesidades inmediatas como a retos de mediano y largo plazo, uniendo fuerzas ante el clima de inseguridad internacional.
Durante una declaración conjunta tras el acuerdo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro canadiense, Mark Carney, destacaron la importancia de consolidar cadenas de suministro de defensa robustas entre Canadá y la Unión Europea. Ambos líderes subrayaron que este paso responde a la urgencia de profundizar la colaboración en seguridad y a la voluntad compartida de cumplir objetivos y compromisos internacionales. Según señaló el medio, esta colaboración pretende fortalecer tanto la seguridad colectiva como la capacidad de respuesta frente a amenazas globales.
La iniciativa SAFE favorece no solo la modernización de las fuerzas armadas europeas, sino también la creación de oportunidades industriales y laborales entre los países asociados. El acuerdo prevé que la asociación estratégica entre la Unión Europea y Canadá beneficie a las cadenas industriales, amplíe las opciones de abastecimiento y mejore la integración tecnológica en los sistemas de defensa. El medio informó además que, al ampliar la participación a socios externos, el mecanismo aspira a consolidar una red de aliados que compartan intereses en materia de seguridad y fomenten la interoperabilidad militar.
Otra línea prioritaria del fondo SAFE consiste en contribuir a la modernización de la industria de defensa en Ucrania. De acuerdo con la fuente, 15 de los 19 miembros de la UE que han solicitado participar en el programa han incluido propuestas orientadas al desarrollo industrial ucraniano. Este apoyo refleja la postura de la Unión Europea ante los desafíos planteados por el contexto internacional en materia de defensa y geopolítica. España, según los datos difundidos, recibiría una asignación provisional cercana a los 1.000 millones de euros, lo que la sitúa entre los países con mayor acceso a estos recursos.
El proceso para implementar la financiación contempla que la Comisión Europea evaluará los proyectos y propuestas nacionales entre diciembre y enero. Una vez finalizada esta revisión, el despliegue inicial de los fondos SAFE se proyecta para los primeros meses de 2026, facilitando el inicio de los proyectos seleccionados por el mecanismo. Según detalló la fuente, esta agenda busca garantizar que los recursos movilizados se traduzcan en una mejora tangible de las capacidades militares y tecnológicas en el conjunto de los Estados miembros y los aliados estratégicos.
La Comisión Europea ha presentado el fondo SAFE como una medida para reforzar la integración de recursos entre países y fomentar inversiones conjuntas que respondan a la cambiante realidad en materia de defensa. Tanto la UE como Canadá, según expresaron sus representantes y mencionó el medio, consideran prioritario el desarrollo de capacidades tecnológicas, la generación de sinergias industriales y la ampliación de la cooperación transfronteriza. En opinión de Von der Leyen y Carney, el acuerdo representa un avance en las relaciones bilaterales y un esfuerzo por consolidar la seguridad y la autonomía estratégica ante el actual escenario internacional.
De acuerdo con el medio, la incorporación de Canadá al fondo SAFE ofrece ventajas estratégicas y económicas para todas las partes involucradas, permitiendo a Ottawa acceder a un mecanismo considerado esencial por la política de defensa europea y abriendo posibilidades de inversión y modernización para el sector industrial canadiense y europeo. El acuerdo llega en un momento percibido como de especial relevancia para la seguridad global, en el que la coordinación entre aliados resulta un elemento central en las decisiones de defensa y en la articulación de respuestas ante crisis internacionales.
