20 de mayo de 2020. Mientras la Argentina cumplía los dos meses de aislamiento por el Covid, una joven de 25 años, Dalma Santillán, se realizaba el autoexamen mamario, como todos los meses, en la ciudad de Rosario.
Pese a que era muy joven y no tenía ningún tipo de antecedentes, esa tarde se palpó un nódulo, aunque en ese momento lo tomó con calma y hasta le restó importancia. Le parecía casi imposible tener un cáncer a esa edad.
Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue la manera en la que estaba bajando de peso. Eso la preocupó y la puso en estado de alerta.
“No podía conseguir turno”
Como hacía muy poco tiempo que se había separado de su pareja, había decidido regresar a Calchaquí (Santa Fe), su pueblo natal.
“No podía conseguir turno en el hospital zonal porque no contaba con el último recibo de sueldo y tampoco me daban la baja de la obra social porque todavía seguía casada, y en los hospitales públicos no me atendían porque la prioridad eran los casos de Covid”, recuerda Dalma ante un panorama que la desafiaba a encontrar una solución.
Fue durante el mes de octubre que en Calchaqui se realizó una campaña sobre la Lucha contra el Cáncer de Mama. Dalma logró conseguir un turno con una médica quien luego de revisarla, la mandó a hacerse estudios de laboratorio y una ecografía mamaria. A los tres días ya estaban los resultados, pero debía complementarlos con una mamografía. Sin embargo, todos los turnos ya estaban dados y como no era mayor de 40, ni antecedentes familiares, no fue prioridad.
Finalmente, a fines de ese mes viajó a la ciudad de Vera donde le realizaron la mamografía. Tuvo que esperar tres meses el resultado y otros seis para que la derivaran a un mastólogo en Santa fe Capital.
Sin perder tiempo, el doctor le pidió repetir los estudios de manera urgente y luego le realizó una punción, cuyo resultado debió esperar 15 largos días.
“Tenés un carcinoma y te recomiendo sacar las mamas”
El 7 de septiembre de 2021 Dalma fue al hospital para conocer los resultados.
-Pasá a la sala. ¿Querés entrar acompañada? – le preguntó la doctora.
-Sí, quiero que entre mi mamá –le contestó.
-Tenés un carcinoma y lo que te recomendamos es sacar las mamas y luego hacer una reconstrucción.
-¿Voy a tener una vida normal?
-Sí, pero tenés que cuidarte y te recomiendo que hagas terapia.
“En ese momento lo tomé con calma, creo que ya me venía preparando para escuchar eso, pero todo se me vino abajo cuando la vi llorar a mi mamá llena de miedo”, confiesa.
“Estuve cinco días en cama sin poder comer ni levantarme”
A los pocos días a Dalma le realizaron un estudio genético en el que no se observó amplificación y al no encontrarse mutación solo le quitaron el nódulo y le conservaron las mamas.
En febrero de 2022 tuvo su mi primera sesión de quimioterapia. “Cuando salí y volvía a casa empezaron los primeros síntomas: vómitos y dolor de cabeza. Estuve cinco días en cama sin poder comer ni levantarme y al sexto día ya estaba trabajando y haciendo vida normal”.
Luego de la tercera quimio a Dalma se le cayó el pelo. Esa mañana, cuenta, se levantó y no pudo mirarse al espejo. Se lavó la cara, mientras observaba como el pelo se desprendía solo. Entonces, habló con su mejor amigo, Santiago, quien la rapó con una maquinita. El video que grabaron de ese momento “se viralizó por todos lados, fue muy emocionante”.
Un amor en medio del caos
Las secciones de rayos llegaron en septiembre de 2022 luego de terminar las quimios. Para ese momento, Dalma se sentía muy débil y en algún momento pensó en abandonar el tratamiento. “Había dejado de trabajar, no salía, no quería ver a nadie, creo que empecé a tomar conciencia de que estaba enferma. Saqué fuerzas gracias a mi familia, amigos y mi fe en Dios.”
En esos días sensibles Dalma comenzó, después de mucho tiempo, a sentir un cosquilleo en la panza. El amor había golpeado las puertas de su corazón.
A Facundo lo conoció personalmente a finales de 2022, aunque hacía meses que venían conversando por Facebook. Él vivía en la Ciudad de Esperanza y ella viajó para verse cara a cara. “Él es panadero y músico de folclore, canta y toca la guitarra y yo bailo. Su carisma y su alegría hacen mis días más felices”.
A los pocos meses ella se mudó a esa ciudad santafesina donde están viviendo juntos. “Creo que Dios lo puso en mi camino en el momento correcto. Sin él no hubiese podido afrontar la enfermedad, pero transitarla a su lado fue lo mejor que me pasó. En mi vida significa todo: es mi compañero, mi pilar, quien me sostiene, el amor de mi vida quien llegó para sanar”.
La relación con Facundo la ayudó a Dalma a sobrellevar la última parte del tratamiento. Ella se apoyó mucho en ese amor, pero lo más importante fue haber puesto su cuerpo y su entrega en cada sesión de quimio y de rayos. Los médicos, las enfermeras y demás profesionales de la salud hicieron que todo ese esfuerzo no haya sido en vano.
En la actualidad, está haciendo el tratamiento hormonal con Tamoxifeno (le quedan dos años) y sigue con los controles cada seis meses.
Dalma se encuentra estudiando el profesorado de Nivel Primario y es parte del grupo “Ave fénix” del LALCEC de Esperanza, compuesto por mujeres que transitaron o transitan el cáncer con una psicóloga que las acompaña en la terapia de grupo.
– ¿Qué te enseñó la enfermedad?
– Lo que pude aprender de la enfermedad es que, a pesar de las adversidades, siempre encontrás en el camino personas dispuestas a ayudarte para que no estés sola. Hay que confiar y tener fe y la importancia de hacerse los controles, ¡pueden salvar vidas!
– ¿Con qué soñás?
– Sueño con ser mamá, recibirme y poder ejercer como docente.
– Un mensaje para las personas que acaban de recibir un diagnóstico similar.
– Que se permitan expresar de la manera que se les presente, que vivan la vida y disfruten cada minuto de ella. Que se dejen acompañar y que no bajen los brazos.