La Policía Nacional de Colombia, en coordinación con Interpol, Migración Colombia y las autoridades suecas, capturó en la ciudad de Santa Marta a Sendi Kawar Aziz, un ciudadano sueco requerido internacionalmente por su presunta participación en una organización criminal dedicada a la extorsión violenta y actos terroristas.
Kawar Aziz era requerido mediante notificación roja de Interpol por intento de extorsión, colaboración en incendios de gran magnitud y participación en actos que representaban un grave peligro público.
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Según medios suecos, la banda criminal liderada por Jonas Sture Falk —conocido como el “Pablo Escobar sueco” y apodado “Billy, el niño”— intentó extorsionar al empresario Joachim Kuylenstierna, CEO de una empresa sueca, exigiendo bienes valorados en cien millones de coronas suecas (aproximadamente 9,5 millones de dólares).
Las investigaciones revelan que la organización usaba la violencia y la intimidación para presionar a sus víctimas, incluyendo amenazas de muerte contra el empresario, sus familiares y socios, además de incendios intencionales y actos terroristas en zonas públicas de Estocolmo.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, destacó en sus redes sociales que esta captura refleja el compromiso de Colombia en la lucha contra el crimen transnacional y aseguró que continuarán trabajando para proteger a los ciudadanos y aliados internacionales.
Actualmente, Sendi Kawar Aziz se encuentra bajo custodia de la Fiscalía General de la Nación en Colombia, que aguarda la llegada de la documentación oficial de Suecia para iniciar el proceso de extradición, trámite que permitirá juzgarlo por los delitos que se le imputan.
Un “narcotraficante invisible”: la extradición del “Pablo Escobar sueco”
Jonas Sture Falk, líder de la red de la que Kawar hacía parte, se caracterizaba por mantener un perfil discreto y evitar el contacto directo con cargamentos ilícitos, especializándose en financiar envíos masivos de cocaína mediante veleros.
Esta estrategia lo convirtió en lo que la prensa europea llamó un “narcotraficante invisible”.
Su alianza con el Clan del Golfo, particularmente con el cabecilla conocido como “Gonzalito”, le abrió las puertas al mercado colombiano y lo conectó con actores clave de la cadena de suministro.
Su organización criminal tenía como destino España, Francia, Holanda, Bélgica e Italia. La incautación de más de 1.600 kilos de cocaína en Huelva, España, evidenció la magnitud de sus operaciones.
Aunque la captura de Falk en 2022 en Ibiza, España, no era el objetivo inicial de las autoridades —que en ese momento buscaban a uno de sus socios colombianos—, su detención permitió destapar una red compleja que conectaba a las élites criminales europeas con estructuras narcotraficantes de Colombia.
La banda criminal amenazaba de muerte y causaban incendios
El diario español La Vanguardia reveló que Falk había prestado cuatro millones de euros al empresario Kuylenstierna, para luego exigirle el doble bajo amenazas de muerte.
Ante la negativa de la víctima, su casa fue incendiada por orden directa del sueco, un hecho que conmocionó a la opinión pública.
El perfil de Falk siempre estuvo marcado por su intención de pasar desapercibido.
Sin embargo, sus vínculos con organizaciones internacionales como la Mocro Maffia, la Ndrangheta y el Clan del Golfo lo convirtieron en uno de los principales actores del narcotráfico europeo.
Su estructura dependía de personajes como Kawar Aziz, encargados de ejercer presión en terreno y garantizar el cumplimiento de las extorsiones.
Su arresto en Colombia se suma a la captura, en marzo de 2024, de Julio Andrés Murillo Figueroa, alias H1, un narcotraficante colombiano detenido en una mansión de Rionegro, Antioquia, valorada en más de 6.000 millones de pesos.
La operación contra H1 confirmó la conexión directa con Falk, quien durante años financió el transporte de cocaína desde Sudamérica hacia Europa.
La detención de Kawar en Santa Marta, unida a la caída de Murillo y la extradición de Falk a Suecia, evidencia la dimensión internacional de estas redes, donde la violencia y la extorsión son tan relevantes como el tráfico de drogas.