Carmen Yazalde, a los 75: su gran historia de amor y por qué reniega del título “botinera”

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Se ríe cuando le dicen que conserva la misma sonrisa de su juventud, época dorada en la que ya coqueteaba con las tablas, en su Portugal natal, con apenas 18 años. “Empecé muy jovencita en mi país. Hice teatro y luego cine. Y lo de la sonrisa… Me río contenta cuando me lo dicen porque el milagro es fruto de mi genética. Soy alérgica, así que no me hice nada, mi cara es lo que es. Cero toxina y nada de rellenos. Y eso a los 75 años, en estos tiempos, es algo realmente original”, comenta con gracia.

Nació como María do Carmo Ressurreição de Deus en una familia con muchos hermanos, algunas necesidades y una gran estrella que la fue sorprendiendo. Primero, porque fue descubierta por uno de los empresarios más importantes de su ciudad, quien la incentivó a entrar en la actuación. Y después, por la historia conocida: el romance explosivo con Héctor Casimiro “Chirola” Yazalde, el chico de Villa Fiorito, ídolo de Independiente que luego fue comprado por el Sporting de Lisboa. El mismo que ganó la Bota de Oro como máximo goleador de todas las ligas de Europa; su compañero en una vida de película.

–Te han señalado como “la primera botinera” y tu reacción no fue muy feliz…

–Es que me parece espantosamente de mal gusto ese término. Igual, si tuviéramos que usar el término, la primera fue Marta González, actriz fabulosa si las hay, casada con Chiche Sosa. Mi problema, que no es un problema sino una apreciación es: ¿por qué no les dicen “raqueteras” a las mujeres de los tenistas? Es más, en mi época las modelos importantes salían con músicos de rock híper famosos y yo jamás escuché que les dijeran “musiqueras”. Entiendo que todo cambia, que algunas cosas venden y que las mujeres de los futbolistas en los últimos tiempos se transformaron en personajes jugosos por sus actitudes. Pero no me gusta que les digan así.

Carmen vivió un romance explosivo con Héctor Casimiro “Chirola” Yazalde, padre de su hijo

–¿Estás al tanto o seguís los escándalos actuales con esa temática?

–¡Pero cómo no estar al tanto, si no queda otra! No voy a mencionar por su nombre a las chicas involucradas porque no me gusta entrar en eso. Yo veo Antena 3, soy muy de las noticias del mundo. Pero a veces ya no das más de ver el helicóptero caído, las tragedias naturales y demás, entonces paso por los canales de acá y bueno…No hay otro tema. Yo no juzgo a las mujeres. Jamás. Pero la vez pasada vi unas escenas, con chicos en el medio. Me dan ganas de ir a hablar, dar un consejo. Pavadas que me pasan por la cabeza, desde ya, uno no se va a meter. Pero duele ver todo eso con la cantidad de desastres reales que padece el mundo. Yo nunca pensé llegar a los 75 y seguir siendo testigo de las guerras.

–¿En qué te refugiás? Por lo que se ve, amigas sobran. Y casi todas son exmodelos. ¿Se llevan tan bien?

–Es un grupo de chicas fabulosas. Por supuesto hay subgrupos, porque están las que se destacan mucho en las redes, las que tienen marido, las que no. Teresa Calandra es la que hace más eventos y me invita amorosamente y siempre voy muy feliz. Con Mora Furtado abro más mi corazón, le cuento cosas más íntimas porque es muy empática y generosa. Somos muchas, cada una con su estilo y cualidades. A lo mejor me quedo un poquito afuera de las que son más tecnológicas porque, sinceramente, soy un desastre. Podría vestirme, mostrar, hablar, conectar con el público desde ahí. Pero me doy cuenta de que no tengo ganas de aprender. Mi carácter no es para eso.

Junto a Mora Furtado, exmodelo y una de sus grandes amigas del ambiente

–Preferís otras cosas…

–Sí, ayer salí con mi gran amigo y artista plástico Joaquín Molina, estuvimos horas hablando de arte, comiendo rico. Me encanta Buenos Aires, salir a caminar, ir a buscar a mi nieta al jardín.

Una postal de sus años dorados en el modelaje

–Tenés un solo hijo, ¿no? Era chico cuando falleció tu marido…

–Sí, mi hijo Gonzalo, un gran kinesiólogo y empresario. Yo ya estaba separada de Chirola cuando falleció, a los 51 años. Y él apenas tenía 21, fue muy duro.

–La historia de amor con Chirola ocupó muchas portadas. ¿Es verdad que iba a verte al teatro casi diariamente?

–Sí, iba a ver la misma obra, que se llamaba Lisboa es siempre mujer. Se sentaba en la primera fila. Él era seductor, antes de verse conmigo ya había salido con muchas mujeres, pero me conquistó. Para fines del 72 me preguntó si quería ir a la Argentina a conocer a su familia. Llegué y justo se casaba Teté Coustarot. Me quedé tres meses y volví a Francia. Hasta que regresé para casarme con él.

Con Chirola Yazalde protagonizaron cientos de portadas

–Viajaron por el mundo, conocieron celebridades: una vida de película. ¿Qué conservás de esos tiempos, además de los recuerdos?

–Más que conservar quedó en mí esa necesidad de moverme, de viajar sin parar. Y es lo que ahora me inspira y le da sentido a mi vida. Tengo tantos amigos y familia en todas partes que no paro. Además, un ahijado adorado que me invita a su casa en Marrakech, Saint Tropez, París. Yo llego, toco timbre y listo. Él y sus padres son tan generosos y adorables que me emociono. Y puedo hacer todo esto porque aún tengo salud, y estoy sola.

–¿No hay intenciones de un amor?

–No. Absolutamente no. Me encanta la soledad, la libertad. Desde 2003 que no tengo novio ni amante ni ninguna persona del sexo opuesto. No me interesa estar acompañada desde ese lugar.

–¿Cuál es tu lugar en el mundo?

–Me gustan todas las ciudades históricas, bellas, glamorosas, las que le encantan a todo el mundo. Tengo una especial debilidad por San Francisco, en Córdoba. Voy siempre porque tengo amigos y hasta hago desfiles. Es un lugar chiquito, impecable, en el que no encontrás un pucho tirado en la vereda. Hay barandas para la gente mayor y espacios para los cochecitos de bebés. Todo cromado, higiénico. Yo admiro eso. Además la calidad de la gente: hay una energía y sentido de la comunidad que ojalá fuera así acá. Me instalaría ahí, pero ya estoy grande.

–¿Te asusta cumplir años?

–No me importa para nada la edad, solo quiero estar sana. Ayer fui a buscar a mi nieta Margarita al jardín y la levanté a upa, con los brazos fuertes. Pensé: “Esto es una bendición”. Entonces doy gracias a Dios porque eso es lo único que importa.

Carmen en la Embajada de Portugal, junto al exembajadorJosé Ludovice

–¿Cómo te cuidás?

–Sin exigencias locas. Buenas cremas, caminar y comer sano. Ese es otro tema que me hace feliz, la cocina.

Sus secretos para estar bien: buenas cremas, caminar y comer sano

–¡Contanos tus hits!

–Guisos portugueses, comida de cuchara. Hago la mejor calderada de pescados con papines chiquitos, un caldo de verduras y pimentón. A veces veo buenos langostinos y me los compro para mí sola. Me como medio kilo con una ligera salsita de crema y mix de pimientas. Creo que todo eso es más sano que andar obsesionándose con plancharse la frente.

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