En el ojo del huracán tras su detención en la madrugada del pasado lunes después de protagonizar un altercado en una conocida hamburguesería de la capital, en el que con actitud agresiva y chulesca presuntamente habría agredido a varios agentes de la Policía cuando intentaron que abandonase el local tras ser alertado por los empleados del mismo, Cayetano Rivera ha reaparecido este miércoles ante las cámaras.
Lo ha hecho acompañado por su hijo Cayetano (7) -fruto de su relación con Eva González-, en el que se está refugiando en estos complicados momentos, y en el aeropuerto de Sevilla, poniendo tierra de por medio para escapar de la polémica y disfrutar con el pequeño de unos días de descanso alejado del foco mediático.
Muy serio, y visiblemente nervioso por la presencia de la prensa en el arranque de sus vacaciones con su pequeño, el diestro no ha dado ni siquiera opción a los reporteros a preguntarle por su detención: «No, no, esto no, ¿eh? Ya está por favor» ha exclamado enfadado, accediendo al aeropuerto a grandes zancadas sin quitarse las gafas de sol.
A pesar de su silencio, sí ha llamado la atención la camiseta elegida por Cayetano en su reaparición, con la palabra PAZ escrita a gran tamaño en la espalda. Una declaración de intenciones tras el nuevo comunicado que ha compartido en redes sociales mostrándose totalmente abatido por lo sucedido: «Aunque las heridas físicas duelen, no es eso lo que más me duele. El verdadero dolor nace de la impotencia y la frustración de sentirme tratado como un delincuente o incluso un «terrorista» por una discusión previa, en la que en ningún momento amenacé ni agredí a nadie. Mucho menos a la policía, institución que siempre he respetado y admirado por su labor y valentía, y a la que seguiré reconociendo como tal» ha expresado desolado, negando una vez más la supuesta agresión a unos agentes que figura en el atestado policial de su detención.
«Quiero pensar que lo ocurrido fue un hecho aislado. Sin embargo, también tengo el derecho -y, desde mi sentir, el deber- de defenderme de lo que considero una profunda injusticia (…) mi credibilidad vale tanto como la de cualquier persona que ha intentado, con discreción y educación, construir un camino propio. No pretendo ser ejemplo de nada, porque no me considero quién para ello, pero al menos merezco ser escuchado con el mismo respeto que ofrezco» ha expresado.