
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha atendido este año a más de 130 víctimas de discriminación y ha formado a 500 migrantes en el proyecto ‘Alza la Voz contra el Racismo y la Xenofobia’.
Así lo ha puesto de manifiesto la ONG en el marco del aniversario del asesinato de Lucrecia Pérez, que tuvo lugar el 13 de noviembre de 1992 y fue el primer crimen racista reconocido en España.
En este sentido, CEAR ha señalado que el proyecto, que arrancó este año en Valencia, Sevilla y Madrid, en diez meses de funcionamiento ha atendido a más de 130 personas que han sufrido situaciones de racismo o xenofobia en distintos ámbitos, especialmente en el acceso al padrón, la vivienda, la sanidad, el empleo o los servicios bancarios.
Además, complementariamente, más de 500 personas migrantes han sido infromadas y formadas sobre el acceso a derechos y sobre igualdad de trato y no discriminación.
Asimismo, la ONG ha alertado de que «las personas migrantes siguen enfrentando graves obstáculos para empadronarse, lo que les impide acceder a derechos básicos». También ha denunciado que algunas entidades financieras se niegan a abrir cuentas bancarias a personas en situación de vulnerabilidad, a pesar de que es un derecho reconocido.
Igualmente, ha apuntado que son «numerosos» los casos en los que la organización ha acompañado a personas que han sido «excluidas» del sistema sanitario por no disponer de empadronamiento o tener otra documentación distinta al DNI.
«Estuve más de un año esperando el empadronamiento. Estaba trabajando, pero en la casa donde vivía alquilaba no me querían empadronar. Finalmente, gracias a la mediación que realizó CEAR en Valencia conseguí que el ayuntamiento me empadronara», cuenta Jennifer Restrepo, una de las personas beneficiarias del proyecto.
Otra usuaria, Lorena Valdes, relata que sufrió discriminación en su centro de salud: «Llevaba tres años con el mismo médico, pero al cambiar de centro de salud, la nueva doctora enseguida notó mi acento, y al darse cuenta de que soy latina, no quiso ver las pruebas ni revisar mi baja médica. Me dijo que tenía que irme a trabajar ya, que era para que lo que veníamos, no para quedarnos sentados. Fue duro porque esta médica me envió a trabajar con un estado de salud lamentable. Lo que hizo fue marginar todos los derechos que tengo como persona», explica.
Tras acudir a CEAR Madrid, Valdes recibió orientación sobre cómo presentar una reclamación y fue acompañada en su siguiente cita médica «porque tenía miedo de volver a revisión».
En esta misma línea, CEAR ha señalado que, en Sevilla, Claudina Suárez y sus dos hijas vivieron una situación de racismo en su vivienda de alquiler. «Yo estoy sola y tengo dos hijas. Desde el día que llegamos a nuestra nueva vivienda, la gente a la que le alquilamos comenzó a pedirme que pagara de más. Luego ya no nos dejaban ni usar la lavadora y empezaron las amenazas y todos los insultos racistas. Y hasta los dirigían a mis hijas, diciéndonos que harían para deportarnos. La situación era terrible», asegura la usuaria.
El servicio que ofrece CEAR permite informar, asesorar, acompañar y realizar seguimiento en el proceso de denuncia y/o de recuperación a las potenciales víctimas de discriminación, a través de una intervención integral, tanto individual como grupal, al tiempo que impulsa acciones formativas dirigidas a la población migrante en materia de prevención del racismo y/o delitos de odio.
Finalmente, CEAR ha advertido del «avance de las políticas contrarias a derechos que fomentan discursos xenófobos y de odio provocan actitudes racistas, cuestionando derechos fundamentales, y hace que cada vez más existan incidentes discriminatorios por motivos raciales y/o étnicos». Por ello, ha invitado a migrantes a «alzar la voz» como «paso fundamental» para «acabar con la impunidad y evitar que crímenes como los de Lucrecia Pérez se repitan».
