Investigadores identificaron superalimentos con propiedades extraordinarias para la salud, capaces de generar colágeno y mitigar los signos del envejecimiento. Las semillas de chía emergen como protagonista fundamental en este contexto, según estudios recientes. Son baratas y fáciles de sumar a la dieta diaria, por lo que no hay excusas para no implementar su consumo.
El colágeno es una proteína vital, ya que constituye la mayor parte de los elementos estructurales del cuerpo humano, indispensable para la piel, huesos, articulaciones, músculos, cabello y uñas. En la piel, es la proteína estructural primordial de la dermis, la capa gruesa situada entre la epidermis y la hipodermis. Sin embargo, con el paso de los años, su producción disminuye, lo que debilita y reduce la flexibilidad de las células dérmicas, algo que contribuye al envejecimiento. Por esta razón, una dieta rica en componentes que estimulen su producción se considera esencial para evitar un “envejecimiento prematuro”.
La Universidad Autónoma de Puebla resaltó los impresionantes beneficios de las semillas de chía. Este superalimento posee el doble de contenido en comparación con otras semillas, cinco veces más calcio que la leche entera, el doble de potasio que un plátano, tres veces más hierro que las espinacas y tres veces más antioxidantes que los arándanos. La institución educativa también destaca su aporte de boro, crucial para la absorción de calcio en los huesos, y otros minerales como cobre, manganeso, niacina y zinc.

Las semillas de chía son, además, una fuente rica de ácidos grasos esenciales Omega 3. Cien gramos contienen proteínas, grasas y carbohidratos, por eso, expertos sugieren su inclusión en toda dieta, incluso para quienes buscan la pérdida de peso.
Para complementar su aporte, existen otros alimentos que incentivan la producción de colágeno. Entre ellos, se encuentran los ricos en vitamina C, como frutas cítricas, frutillas, pimientos rojos y brócoli. Especialistas recomiendan incorporar verduras y frutas, específicamente tomate, frutos rojos, espinaca, brócoli, pimientos, melón y sandía por su alto contenido de vitamina C, crucial para la síntesis de colágeno. Los huevos de gallina y los caldos elaborados con legumbres, carnes, pescado o huesos también aportan nutrientes valiosos.
Además de la vitamina C, minerales como el zinc (presente en carne, pollo, pescado, nueces y semillas) y el cobre (en mariscos, nueces y legumbres) son esenciales para la formación de colágeno. Alimentos con colágeno, como el caldo de huesos, pueden proporcionar nutrientes importantes, aunque su depósito directo en los tejidos no está del todo claro. Las fuentes de proteínas completas, como carne magra, pescado, huevos y lácteos, son ricas en aminoácidos esenciales, componentes básicos de las proteínas. Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos y nueces, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, contribuyen a la salud de la piel y tejidos conectivos. Frutas y verduras coloridas, ricas en antioxidantes, protegen el colágeno del daño por radicales libres.

Más allá de la dieta, un enfoque integral incluye la actividad física, como caminatas diarias y yoga. Expertos también recomiendan controles clínicos periódicos, evitar el consumo excesivo de alcohol y prevenir accidentes. Factores como la genética, la exposición al sol y el cuidado general de la salud también influyen en la producción de colágeno. Para cualquier información o duda, es fundamental acudir a un especialista en nutrición para mejorar el bienestar personal.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA
