Con la cercanía de las festividades decembrinas, las recetas con especias tradicionales como el jengibre, la nuez moscada y la canela se convierten en favoritas para acompañar reuniones familiares, posadas y celebraciones de fin de año. En este contexto, el cheesecake de galleta de jengibre se ha posicionado como uno de los postres más buscados debido a su combinación de textura cremosa y aromas típicos de la temporada navideña.
Este pastel, inspirado en los populares “gingerbread cookies”, destaca por una base crujiente elaborada con galletas de jengibre y una mezcla suave de queso crema sazonada con especias que evocan el espíritu invernal.
Además, se trata de una receta accesible que puede prepararse sin horno, lo que la convierte en una alternativa práctica para quienes buscan innovar en sus mesas sin invertir demasiado tiempo o equipo especializado.
Ingredientes
Para la base:
- 2 tazas de galletas de jengibre trituradas
- 1/3 de taza de mantequilla derretida
Para el relleno:
- 500 g de queso crema a temperatura ambiente
- 1 taza de crema para batir
- 1 taza de azúcar (o 3/4 para una versión menos dulce)
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 1/2 cucharadita de jengibre en polvo
- 1/4 cucharadita de nuez moscada
- 2 sobres de grenetina (14 g) hidratada en 1/4 de taza de agua fría
- 1/4 de taza de leche caliente
Para decorar:
- Galletas de jengibre
- Crema batida
- Canela o nuez moscada (opcional)
Preparación paso a paso
La receta comienza con la base. Las galletas trituradas se mezclan con la mantequilla derretida hasta obtener una consistencia arenosa que se pueda compactar. Esta mezcla se coloca en el fondo de un molde desmontable, presionando con una cuchara o con el fondo de un vaso para lograr una capa uniforme. El molde se refrigera durante al menos 20 minutos para que endurezca.
El siguiente paso consiste en preparar el relleno. En un tazón grande, se bate el queso crema hasta obtener una textura suave y libre de grumos. Posteriormente, se agrega la crema para batir y después el azúcar, sin dejar de mezclar. Una vez integrada la mezcla, se añaden la vainilla y las especias: canela, jengibre y nuez moscada, responsables del característico aroma navideño.
La grenetina previamente hidratada debe disolverse en leche caliente antes de agregarla al relleno. Esta técnica asegura que no queden grumos y que la textura final del cheesecake sea firme pero cremosa. La mezcla se incorpora poco a poco al tazón principal, revolviendo constantemente.
Una vez lista, se vierte sobre la base ya refrigerada y se alisa la superficie. El molde debe mantenerse en refrigeración durante un mínimo de cuatro horas, aunque se recomienda dejarlo toda la noche para obtener mejores resultados.
Finalmente, el cheesecake puede decorarse con galletas de jengibre enteras o trituradas, crema batida o un toque de canela espolvoreada. El resultado es un postre con una estética festiva, aroma cálido y un sabor equilibrado entre lo especiado y lo dulce, ideal para cualquier celebración decembrina.
