SANTIAGO, Chile.- En la recta final hacia las elecciones presidenciales del domingo 16 de noviembre, Chile se prepara para un momento decisivo: el debate televisivo de la Asociación Nacional de Televisión (Anatel), que este lunes a las 21 horas (hora local) reunirá por última vez a los ocho aspirantes al Palacio de la Moneda. El encuentro, trasmitido por todos los canales de televisión abierta, será la oportunidad definitiva para que los candidatos intenten conquistar un electorado incierto y mayoritariamente desinteresado.
Más de 15,7 millones de chilenos están convocados a votar en unos comicios que definirán al sucesor del izquierdista Gabriel Boric, quien concluirá su mandato el 11 de marzo próximo. Además del presidente, los ciudadanos renovarán la totalidad de la Cámara de Diputados y la mitad del Senado. Será la primera elección presidencial con inscripción automática y voto obligatorio desde el retorno a la democracia en 1990, un cambio que añade un alto grado de imprevisibilidad al resultado.

En la boleta figurarán ocho aspirantes, aunque solo cuatro concentran las mayores posibilidades: la oficialista Jeannette Jara, por la izquierda, y tres candidatos del amplio espectro de la derecha.
Al no haberse realizado primarias opositoras, sus fuerzas se medirán directamente en las urnas. La derecha tradicional compite con Evelyn Matthei, una dirigente liberal con casi cuatro décadas de carrera pública, que enfrenta el desafío de distinguirse de las corrientes más radicales que emergieron en los últimos años. Una de ellas es la liderada por José Antonio Kast, exmilitante de la Unión Demócrata Independiente (UDI) y actual referente del Partido Republicano; la otra, encabezada por Johannes Kaiser, diputado del Partido Nacional Libertario, cuyo discurso va incluso más allá del de Kast en materia de libertades individuales, migración y seguridad. Consultado en televisión sobre si apoyaría un nuevo golpe de Estado como el de 1973, Kaiser respondió sin titubeos: “sin duda, absolutamente”.
Sondeos y clima de desconfianza
Los sondeos conocidos antes de la prohibición legal de publicar encuestas, vigente desde el 1° de noviembre, muestran un escenario polarizado. La candidata oficialista Jeannette Jara, del Partido Comunista, encabeza las preferencias con un promedio del 28,5% de respaldo. En segundo lugar se ubica José Antonio Kast, del Partido Republicano, con 19,9%. Más atrás, aunque con posibilidad de crecimiento, aparecen el libertario Johannes Kaiser (15,6%) y la centroderechista Evelyn Matthei (14,1%).
El debate televisivo, moderado por un equipo de cinco reconocidos periodistas —Iván Núñez (TVN), Juan Manuel Astorga (Mega), Daniel Matamala (Chilevisión), Soledad Onetto (Canal 13) y Julia Vial (TV+)—, podría resultar determinante para definir qué candidato de la derecha pasará a segunda vuelta y quién logra capitalizar el voto indeciso. “El foro de Anatel ha sido clave en elecciones anteriores para consolidar o revertir tendencias”, reconocen analistas locales.
La campaña se desarrolla en un clima de apatía y desconfianza hacia la política. Según el sondeo del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales (ICSO-UDP), el 55% de los chilenos afirma que “da lo mismo quién gobierne, igual tengo que salir a trabajar”. Para la académica Kathya Araujo, el voto obligatorio “está tapando el desapego estructural con la política”, mientras que las preocupaciones ciudadanas se concentran casi exclusivamente en la inseguridad y la delincuencia.
En ese contexto, las derechas suman cerca del 50% de la intención de voto. Kast, que compite por tercera vez, ha moderado su discurso público y se presenta como garante del orden y la estabilidad, aunque sigue identificado con posiciones ultraconservadoras en temas sociales. Kaiser, en cambio, ha hecho campaña reivindicando abiertamente la dictadura de Augusto Pinochet y defendiendo un discurso abiertamente antiinmigrante. Matthei, con casi cuatro décadas de trayectoria, intenta diferenciarse sin romper puentes con sus rivales de bloque.
El oficialismo, en cambio, enfrenta una contienda cuesta arriba. Pese a la unidad lograda en torno a Jara —quien derrotó con un 60% de los votos a la moderada Carolina Tohá en las primarias—, su pertenencia al Partido Comunista genera resistencias en amplios sectores del electorado. Analistas como Ernesto Ottone sostienen que “no se puede ser comunista y demócrata”, mientras que otros, como la politóloga Cäcilie Schildberg, creen que Jara “encarna lo que queda de la idea de justicia social”, aunque carga con el desgaste del gobierno de Boric.
En una elección que enfrenta a polos ideológicos tan marcados —una candidata comunista y un líder de extrema derecha—, cada gesto cuenta. El politólogo Cristóbal Rovira explica que los sistemas presidenciales con segunda vuelta “tienden a favorecer el voto por el mal menor y a castigar a los oficialismos si no han gobernado bien”. Esa tendencia, sumada al desgaste del Gobierno y la preocupación por la seguridad, podría inclinar la balanza hacia la oposición.
Agencia ANSA y diario El Pais
