Ciencias del comportamiento: de qué se trata la carrera que cada vez más universidades suman

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Dicen que una persona puede tomar hasta 30.000 decisiones en un solo día. Entender cómo se comportan los humanos es esencial en el mundo actual. Y por eso son cada vez más las universidades argentinas que se abocan a su estudio y a impartir esta disciplina.

En el país, ya ofrecen la carrera de Ciencias del Comportamiento la Universidad Di Tella, la Universidad de San Andrés, la Universidad Católica Argentina y la Universidad de Palermo. Ahora también la suma el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), que comenzará a dictarla en marzo 2026.

Con una duración estimada de cuatro años, la propuesta busca formar profesionales capaces de comprender, anticipar y transformar los comportamientos humanos a través de un enfoque interdisciplinario.

La definieron como “una respuesta estratégica a la creciente necesidad de comprender, modelar y transformar la conducta humana en un mundo interconectado, tecnológicamente mediado y socialmente diverso”. Propone una formación interdisciplinaria que integra herramientas de las neurociencias, la psicología, la economía del comportamiento y la ciencia de datos.

La propuesta busca formar profesionales capaces de comprender, anticipar y transformar los comportamientos humanos a través de un enfoque interdisciplinario

“La idea es poder acompañar a nuestros estudiantes a mirar el mundo de la manera que es necesario”, sintetizó Valeria Abusamra, que será la directora, al presentarla.

La doctora en Lingüística e investigadora del CONICET, referente en psicolingüística y neurociencias del lenguaje, definió que las ciencias del comportamiento se dedican a entender y a intervenir en esas fuerzas invisibles que moldean nuestras conductas. “Y cuando lo descubrís, ya no podés volver a mirar el mundo de la misma manera”, dijo.

Destacó la convergencia de perspectivas. “Es muy bueno poder tener una formación tan integral, heterogénea y amplia que te permita incluso hasta saber hacia dónde crecer. Es una carrera que te ofrece cada una de estas perspectivas que convergen en un estudio común del comportamiento. No es ciencia, es un conjunto de disciplinas con sus propias metodologías, con sus propios enfoques que aportan al conocimiento del comportamiento humano”, ahondó, en diálogo con LA NACION.

Entre los diferenciales también destacan el trabajo conjunto en los laboratorios y las oportunidades concretas de articulación directa con proyectos de investigación

Prometen desarrollar competencias tanto analíticas como aplicadas, desde una base sólida en el método científico. Retratan a los egresados como un “perfil híbrido y estratégico que combina ciencia y pensamiento sistémico para intervenir en escenarios donde las respuestas tradicionales ya no resultan suficientes”.

Consideran que la carrera habilitará trayectos profesionales diversos en ámbitos empresariales como consultor, especialista en comportamiento del consumidor o analista de mercado, como también en investigación, intervención, diseño de políticas públicas, desarrollo tecnológico y educación. Las inscripciones ya están abiertas.

Demanda creciente

El decano Juan Vidaguren describió que la carrera responde a una demanda creciente de propuestas académicas flexibles, innovadoras y orientadas a la complejidad del mundo actual. “Será una carrera hecha a partir de cómo funciona el cerebro”, dijo.

Entre los diferenciales también destacan el trabajo conjunto en los laboratorios y las oportunidades concretas de articulación directa con proyectos de investigación que ya se están desarrollando en el ITBA. La universidad cuenta con un centro de Investigaciones en Biociencia, y laboratorios de sueño y memoria, robótica, inteligencia artificial, y laboratorios de alumnos, espacios donde hacen trabajos prácticos, pero también se integran con investigadores.

“Nuestra búsqueda es generar que los laboratorios también sean distintos, que sean espacios horizontales donde puede estar Jorge Medina que tiene 600 papers y al lado de un estudiante que tiene 20 años. Esa sinergia yo la vivo todos los días, es espectacular. Jorge se entera de un montón de cosas, y se le ocurren ideas, e investigaciones gracias a las ideas de personas que están conviviendo en un mundo distinto en su propio mundo, pero con 20 años. Y, por otro lado, los estudiantes aprenden y entienden cómo funciona el mundo de la investigación de primera mano con quien es el más citado de la Argentina”, describió Fabricio Ballarini, director del Departamento de Ciencias de la Vida del ITBA e investigador del CONICET.

El biólogo detalló que en el Centro de Investigaciones en Biociencia conviven líneas de investigación en neurociencia, células, bioimpresión, modelos animales, farmacología, biología molecular, inteligencia artificial, el estudio en humanos y salud. Y cada vez surgen temáticas nuevas como, por ejemplo, el estudio de las emociones.

“Armamos un laboratorio muy horizontal en todo sentido, abierto, donde se chocan todas las disciplinas. A veces hay alguien haciendo un equipo de electrónica y atrás otra persona trabajando con células. También esa mezcla hace que surjan ideas distintas. La búsqueda de esos espacios de laboratorio interdisciplinarios, no solamente entre disciplinas distintas, sino entre temáticas distintas, generan proyectos que son alucinantes”, consideró.

La universidad cuenta con un centro de Investigaciones en Biociencia, y laboratorios de sueño y memoria, robótica, inteligencia artificial

Y explicó la importancia de contar con docentes investigadores: “Los docentes que hacen investigación y dan clases cuentan las cosas de distinta manera, están muy actualizados, tienen ideas súper creativas y contagian a los alumnos a tener esas ideas. La forma de tener investigadores y profesores que hagan investigación es tener laboratorios que estén a la altura de eso. Por eso constituimos varios laboratorios de investigación en los últimos cinco años y la idea es cada vez sumar más grupos de investigación que hagan este juego: que entiendan que las universidades no son lugares donde solamente se enseña, sino donde se produce conocimiento y que los cambios de paradigma que se dieron en la historia de la humanidad vienen por investigaciones”.

“En mi caso, nosotros descubrimos cómo formamos memoria, cómo se conectan las neuronas. Y aprendimos que una proteína hace que los recuerdos duren más. Y descubrimos que esa proteína se genera cuando vos te sorprendés. Eso lo hicimos en ratas, lo llevamos a escuelas, lo probamos, y a partir de eso le dimos herramientas a las escuelas donde no solamente el docente aprende que con una sorpresa se aprende más, sino empieza a entender por qué se acuerda del 11 de septiembre de hace 20 años”, ejemplificó.

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