La paralización del gobierno en Estados Unidos ha desatado un caos sin precedentes en el transporte aéreo, resultando en casi 900 vuelos cancelados y 2000 retrasados este sábado. La situación crítica se debe a la marcada ausencia de controladores aéreos, agravada mientras el cierre federal cumple un récord de 39 días, según informó Telemundo. La Administración Federal de Aviación (FAA) se vio forzada a reducir el tráfico en al menos 40 aeropuertos del país, afectando directamente a miles de viajeros en todo el territorio estadounidense.
El aeropuerto de Nueva York afectado por el cierre de gobierno
Entre los aeropuertos más golpeados figura LaGuardia en Nueva York, que llegó a suspender por varias horas los despegues debido a la escasez de personal. Se suman cierres completos en instalaciones clave como el aeropuerto de Boston. Las demoras no se limitan a operaciones aéreas; empleados de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) también han contribuido a retrasos adicionales en las filas de seguridad de aeropuertos importantes como Orlando y Newark. La situación genera incertidumbre y frustración para los pasajeros.
La raíz del problema en el sector aéreo radica en la ya existente escasez de controladores de tráfico, una situación arrastrada por años. El actual cierre de gobierno ha exacerbado esta deficiencia. Al suspenderse los salarios y aplicarse despidos temporales por falta de presupuesto, muchos trabajadores federales optaron por no presentarse. Esta decisión, impulsada por necesidad económica, ha dejado a las torres de control con personal insuficiente, obligando a las autoridades a tomar medidas drásticas como reducciones y cancelaciones.
El cierre de gobierno, el más largo en la historia estadounidense, se originó por la imposibilidad de alcanzar un acuerdo presupuestario federal. El Congreso está estancado en un desacuerdo profundo: demócratas exigen que los fondos incluyan financiamiento de Medicaid y otros programas de cuidados de salud. El liderazgo republicano ha rechazado negociar este tema en el presupuesto actual, proponiendo posponer su revisión hasta lograr un presupuesto temporal. Este impasse político tiene consecuencias directas y severas en la operatividad de servicios esenciales como el control aéreo y la seguridad aeroportuaria.
Se prevé caos en los días previos al Día de Acción de Gracias
La repercusión de esta crisis se proyecta más allá del presente inmediato. Las interrupciones ocurren apenas semanas antes del Día de Acción de Gracias, una de las festividades anuales más importantes de Estados Unidos.

Funcionarios de transporte han advertido que, incluso si el Congreso resolviera el actual impasse y el gobierno reabriera en los próximos días, el impacto de los retrasos, cancelaciones y la escasez de personal seguirá afectando a quienes planean volar para reunirse con sus seres queridos durante esta celebración.
Ante este complejo escenario, los especialistas aconsejan a los pasajeros mantenerse en comunicación constante con sus aerolíneas para gestionar posibles reembolsos o reubicaciones en vuelos alternativos, buscando mitigar las dificultades que enfrentarán en las próximas semanas. Esta situación subraya la fragilidad de la infraestructura ante los persistentes conflictos políticos.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.
