La nueva longevidad dispara un montón de consecuencias cuyo abordaje la humanidad debe atender sin demoras en planos como la salud, la economía y la justicia, entre otros. Si para 1990 apenas el 9% de la población del mundo superaba los 60 años, se estima que para el 2050 el porcentaje estará por encima del 20%. La firma Euromonitor reporta que se venden en el mundo más pañales para adultos que para niños porque ya para 2018, por primera vez, el número de adultos mayores superaba al de niños de menos de 5 años.
Sin embargo, los derechos de las personas mayores son a menudo ignorados ante la ausencia de un marco jurídico integral que permita combatir los estereotipos instalados y la discriminación por edad que no valora suficientemente la intergeneracionalidad. Los trabajadores migrantes, las personas con discapacidad, los refugiados, los niños, las mujeres son todos ellos colectivos cuya vulnerabilidad distintas convenciones buscaron preservar.
En buena hora, luego de casi dos décadas de debate, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha resuelto por consenso iniciar la redacción de la Convención Internacional de Derechos de las Personas Mayores, una decisión considerada “histórica”. El grupo intergubernamental de trabajo, organizado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, promoverá el compromiso y el apoyo de los países con este instrumento jurídico que busca asegurar el acceso a la justicia y reparación de los derechos vulnerados de los mayores. La primera reunión tendrá lugar antes de fines del corriente año.
El beneficio para toda la sociedad llegará de la mano de una mayor claridad y orientación a los Estados sobre cómo promover y proteger mejor estos derechos. La convención cuya redacción se iniciará obligará a cambiar leyes a fin de garantizar el cumplimiento de los derechos que se enuncien, combatiendo el edadismo y las discriminaciones. Los especialistas destacan los enormes vacíos legales en la materia que dejan a los adultos mayores privados de protección, muchas veces excluidos de la participación social y política, y víctimas de malos tratos.
Se invita también a organizaciones, organismos, instituciones, a la sociedad civil, a las personas de edad y a quienes las representan a contribuir activamente con la elaboración del documento. Su voz será importante para trabajar en que los derechos no tengan caducidad al llegar a la vejez. Ello incluye los derechos a la salud, a una vida libre de violencia, a entornos accesibles, al trabajo, la cultura y la vivienda.
Los 761 millones de mayores de 65 años en 2021 en el mundo serán 1600 millones en 2050. Para 2030, los mayores superarán el número de jóvenes y duplicarán la cantidad de niños menores de 5 años. Lamentablemente, la elaboración de una convención es un proceso complejo que puede llevar años hasta su adopción y ratificación por un número suficiente de países. Celebramos que el primer paso ya haya sido dado.