Cómo el cerebro humano aprende nuevos movimientos y consigue usarlos en la vida diaria

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Aprender a alternar entre destrezas como manejar autos con diferentes cajas o estilos de nado presenta desafíos por la automatización de hábitos motores (Imagen Ilustrativa Infobae)

En la vida cotidiana, el cuerpo humano ejecuta una amplia variedad de movimientos que, gracias a la repetición, se automatizan y se transforman en hábitos motores. Estas habilidades permiten realizar desde actividades básicas como caminar, escribir o manejar, hasta tareas especializadas como tocar un instrumento, practicar un deporte o aprender técnicas de rehabilitación después de una lesión.

Cambiar de una habilidad motora intuitiva a un patrón recién aprendido suele ser mucho más complejo de lo que comúnmente se supone. Un estudio reciente de Johns Hopkins University, publicado en JNeurosci y difundido por la Society for Neuroscience, revela que las personas tienden a cometer errores al alternar entre movimientos familiares y nuevos porque persisten con el patrón anterior, en lugar de adaptarse al cambio.

Este hallazgo aporta información clave sobre los desafíos del aprendizaje y la combinación de destrezas físicas en ámbitos que van desde la práctica deportiva hasta la recuperación motora.

Ejemplos y desafíos tangibles

Aunque los obstáculos iniciales son notables, la práctica continua generó un menor margen de error (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las dificultades para transitar entre habilidades motrices no ocurren solo en el laboratorio. Muchas personas que aprenden a manejar un auto con caja automática experimentan contratiempos al pasar a uno con caja manual, y viceversa, debido a la costumbre adquirida respecto al uso del pie izquierdo para el embrague o dejarlo inmóvil, según corresponda.

Algo similar ocurre cuando se intenta practicar un estilo de nado diferente al habitual: los movimientos característicos del crol pueden interferir con la técnica de espalda y provocar errores. En la danza, quienes se esfuerzan por memorizar una nueva coreografía observan que su cuerpo responde primero con los pasos antiguos, dificultando la incorporación de los cambios.

Durante la rehabilitación tras una lesión o cirugía, adaptar la marcha o los movimientos del brazo requiere semanas de formación y una notable perseverancia. El desafío consiste en no regresar automáticamente al gesto previo, aunque ya no sea funcional ni adecuado.

El experimento y sus resultados

La investigación muestra que los errores al cambiar de habilidad motora no se deben a mala ejecución, sino a la inclinación a repetir el patrón anterior (Freepik)

El equipo liderado por Kahori Kita analizó a treinta y cinco voluntarios —23 hombres y 12 mujeres— que alternaron una habilidad motora ya dominada con otra recién adquirida, ambas asociadas a diferentes mapeos visuomotores.

Los resultados mostraron un aumento de errores justo después de cambiar de una destreza a otra. Según la Society for Neuroscience, estos fallos no surgían por una ejecución deficiente del nuevo movimiento, sino por la inclinación a mantener el patrón anterior, incluso cuando dejaba de ser adecuado.

Kahori Kita explicó que los errores aparecían tanto al pasar de lo intuitivo a lo nuevo, como en sentido inverso: “Las personas cometieron errores similares al cambiar de la habilidad intuitiva a la nueva, como al cambiar de la nueva habilidad a la intuitiva”, puntualizó la investigadora.

Los hallazgos abren nuevas preguntas sobre cómo la memoria almacena y recupera patrones motores, clave para perfeccionar la coordinación y la destreza física (Imagen ilustrativa Infobae)

Para profundizar en el fenómeno, el estudio incorporó un segundo grupo que aprendió dos habilidades motoras completamente nuevas. En estos casos, la dificultad para alternar entre ambas fue aún mayor en las primeras etapas, lo que indica que la poca familiaridad con ambos patrones incrementa la complejidad del cambio.

Práctica, superación y nuevas preguntas científicas

La Society for Neuroscience detalló que, aunque los obstáculos iniciales son notables, la práctica continua durante varios días ayudó a los participantes a alternar habilidades con menor margen de error. La perseverancia en el entrenamiento permitió reducir los fallos al cambiar patrones de movimiento, lo que tiene un impacto directo en la manera en que se consolida la memoria motora y se avanza en el aprendizaje físico.

El estudio concluye que la principal dificultad al alternar habilidades reside en la tendencia a repetir el patrón anterior, más que en la incapacidad para recordar o ejecutar el nuevo. La Society for Neuroscience plantea que estos resultados abren nuevas interrogantes sobre la forma en que la memoria almacena y recupera patrones motores, lo que podría facilitar que en el futuro se logre dominar movimientos complejos con mayor destreza y eficiencia.

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