Luego de sorprender a Tini Stoessel en el concierto del domingo pasado durante el festival Futttura en Tecnópolis, el líder de la banda Coldplay, Chris Martin fue a cenar anoche a un reconocido restaurante vegetariano de Villa Crespo.
Anoche, el compositor de “Sky full of stars” apareció en Chuí. Según pudo saber LA NACION de fuentes del restaurante, había una reserva para las 20, pero nadie en el salón sabía que él sería parte del grupo. La sorpresa llegó cerca de las 21.20, cuando Martin cruzó la puerta y se acomodó en una mesa de doce, en uno de los sectores más reservados.

La mesa del cantante de “Fix you” probó una selección amplia del menú vegetariano. Pasaron focaccia al horno de leña, queso llanero, palta quemada con kimchi y leche de tigre. Siguieron una papa Anna coronada con stracciatella y ajo negro, la polenta grillada y dos pizzas: una Margarita y otra de hongos. Todo se sirvió al centro, para compartir.

El clima fue distendido, íntimo y agradecido con el equipo. Hubo un gesto que quedó en la memoria del personal: en un momento, Martin hizo una reverencia frente al horno de leña, como saludo al pizzero. La cena duró poco más de una hora, entre charlas bajas y platos compartidos.

Antes de irse, el staff le regaló una gorra y una remera del lugar. Él sonrió, se puso la remera en el acto y dejó una frase, en español, que cerró la visita con sencillez: “Me encanta venir a Chuí cuando estoy en Buenos Aires. La verdad que comí muy bien”.
El baldío que se transformó en un boom gastronómico

Hasta hace pocos años, donde hoy funciona Chuí había apenas un baldío pegado a las vías. La construcción del viaducto que elevó el tren liberó un corredor entero y el borde Villa Crespo–Chacarita mutó en polo gastronómico: lo que eran lotes vacíos se volvieron cocinas, barras y patios. Así nació Chuí.

El proyecto unió a cuatro socios que casi no se conocían entre sí y apostaron a trabajar juntos: los gastronómicos Hernán Buccino y Martín Salomone (también detrás de Soria y Festival, en Palermo), el arquitecto Ivo Lepes —hermano de Narda Lepes— y Nicolás Kasakoff, cineasta y director en Landia. La idea fue clara desde el arranque: una cocina abierta y 100% vegetariana, con platos simples y de producto, que viajan por ingredientes de distintos extremos del país y encuentran en el horno de leña su corazón.

El impacto fue inmediato. A más de cuatro años de la apertura, Chuí sostiene un caudal de cerca de 500 comensales por día y se consolidó como una de las experiencias del momento. La sala vibra con el ritmo de los fuegos y un servicio que empuja a compartir: panes y focaccias, vegetales trabajados con técnicas precisas, pastas, arroces y, por supuesto, las pizzas que parten del mismo horno ante el que esa noche Chris Martin se inclinó en señal de respeto.
